Edición Impresa

Margaret Mead: antropología pensada como desmitificación

Por Carlos Solero.- Su investigación la orientó a desmontar los prejuicios de la cultura occidental sobre territorios bajo dominio colonial.


pag17_dentro

Los aportes que Margaret Mead realizó a la teoría social a partir de sus estudios antropológicos son sustanciales. Su perspectiva de investigación influida por Ruth Benedict la orientó a desmontar mitos y prejuicios arraigados en la cultura occidental respecto de las poblaciones de regiones como las islas polinesias y otros territorios bajo dominio colonial.

Margaret Mead nació en la ciudad estadounidense de Filadelfia, estado de Pensylvania, el 16 de de diciembre de 1901. Su padre era profesor universitario y su madre un activista social reconocida por la defensa de los derechos femeninos.

Margaret finalizó sus estudios en 1923 en el Barnard College, doctorándose en 1929 en la Universidad de Columbia.

En el año 1925 se publicaron sus investigaciones de trabajo de campo en la Polinesia, el libro Adolescencia y cultura en Samoa.

En el prólogo a la edición de 1939, de Adolescencia y cultura en Samoa, Mead aclara que se compilan en ese volumen tres ensayos: Adolescencia y cultura en Samoa, Educación y cultura en Nueva Guinea y Sexo y temperamento.

Dice allí la autora: “Me parece razonable reunir estos libros en un solo volumen, ya que están constituidos por una serie de estudios realizados desde 1925 hasta 1933, acerca de algunos pueblos primitivos de los Mares del Sur, y además expresan un punto de vista único aunque progresivo, y son resultado de un común método de enfoque. En los tres libros he considerado las estructuras de estas sociedades primitivas –tan diferentes de nuestra cultura y entre sí– desde la ventajosa posición de un grupo de edad determinada, cuyos miembros estudié en detalle, con el propósito de ver toda la cultura a través de su mentalidad. En Samoa me especialicé en la joven adolescente; pero el estudio del grupo de edad preadolescente, que utilicé en dicha isla como mero eslabón inicial, me pareció tan importante para la comprensión del desarrollo del carácter en función de la cultura, que en mi excursión siguiente al pueblo de Manus, de las islas Almirante, en Nueva Guinea, retrocedí al estudio de la edad preescolar dedicándome a la investigación del grupo preadolescente como próximo punto de atención. Finalmente, en mi tercera excursión me detuve particularmente en los niños muy pequeños y en el estudio especial de las formas maduras de carácter mostradas por los hombres y mujeres adultos”.

Continúa Mead: “Cuando cotejo la conducta de una niña de Samoa con una de Manus, hago comparaciones solamente dentro de mi propio conjunto de observaciones que deben ser aceptadas o rechazadas en función de la consistencia íntima del cuadro que presentan. Este método, por el que un observador encara por sí solo un problema tal como el de la formación del carácter dentro de la cultura, fue útil en tanto el campo era inexplorado y los problemas tan desconocidos que sólo podían ser tratados a grandes rasgos, cuya amplitud, digámoslo de paso, torna mucho más asequible y eficaz el material para el lector medio y el estudioso de ciencias afines”.

Corresponde señalar que en los sucesivos trabajos de campo, Mead operó en equipo con otros y otras investigadores de la antropología, taquígrafos mecanógrafos y hasta camarógrafos para filmar a los pobladores nativos. Su inquietud al escribir Adolescencia y cultura en Samoa era responder a las siguientes preguntas: ¿Qué es la naturaleza humana? ¿Hasta qué punto es flexible? ¿Qué es lo que podemos aprender sobre sus límites y su potencialidad estudiando sociedades tan diferentes y más simples que las occidentales?

Las conclusiones de Margaret Mead generaron múltiples polémicas, ya que pusieron en cuestión ciertas afirmaciones acerca de la personalidad adolescente de la cultura occidental como el complejo de Edipo y el de Electra enunciados por Sigmund Freud.

En efecto, al no existir en las sociedades consideradas primitivas por el etnocentrismo occidental y represión sexual para los/las jóvenes y estereotipos acerca del éxito económico y la competencia, el desarrollo de las personalidades y caracteres es muy diferente y se orienta a la cooperación y el apoyo mutuo en las comunidades.

A partir de 1926, Mead se incorporó al equipo del Museo Americano de Historia Natural, ubicado en New York, ámbito donde fue directora de etnología entre 1946 y 1969. También ejerció la docencia siendo profesora adjunta desde 1954 en la Universidad de Columbia. Dedicó sus estudios continuando la línea de su referente Ruth Benedict a problemáticas como la educación infantil y los conflictos entre personalidad y cultura.

Margaret Mead estuvo unida un tramo de su vida con Gregory Bateson, científico social, lingüista, antropólogo y estudioso de la comunicación y la cibernética.

En su Mensaje de las nuevas generaciones Mead dijo entre otras cosas: “Hasta hace muy poco tiempo, los mayores podían decir: ¿Sabes una cosa? Yo he sido joven y tú nunca has sido viejo. Pero ahora los jóvenes pueden responder: Tú nunca has sido joven en el mundo en el que yo lo soy, y jamás podrás serlo”.

Esta mujer libre y erudita legó a la especie humana importantes trabajos que aún despiertan polémicas. Falleció en la ciudad de New York el 15 de noviembre de 1978.

Comentarios