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Madre (no) hay una sola

Un grupo de voluntarias de la Maternidad Martin ayuda a mujeres y a sus bebés en neonatología a mejorar la calidad de sus días. También preparan regalitos para el Día de la Madre y piden colaboración.

Mujeres cuyo trabajo se enmarca en la solidaridad, bien pueden verse en el rol de madres que contienen a sus hijos. El grupo de voluntarias de la Maternidad Martin hace mucho más que dar una mano a madres y sus bebés: fomentan el valor de la familia, el cuidado de ambos y brindan un espacio con el mayor esfuerzo y dedicación para que se sientan como en su propia casa. Por estos días están en plena recepción de donaciones para poder agasajar a las madres y a sus bebés en el Día de la Madre, el próximo 17 de octubre.

“En marzo de 2008 se abrió una convocatoria a mujeres que recibimos un curso de capacitación, y desde mayo de ese año quedó fundado el voluntariado de la maternidad”, comentó Marta Calierno, jefa del Servicio de Voluntarias. La iniciativa tenía como fin capacitar a mujeres interesadas en asistir a las madres que habían tenido a sus hijos en la maternidad y muchas de ellas debían asistir al efector de salud para cuidar a sus hijitos internados en neonatología.

El trabajo de las voluntarias tiene lugar físico en el comedor del cuarto piso de la maternidad. Allí, cada mediodía y cada tarde, se reúnen entre 15 y 20 madres que tienen a sus hijos internados en neonatología. El espacio cuenta con mesas y sillas donde las mujeres reciben su almuerzo y merienda de parte del municipio, gratuitamente, dos hornos microondas en los cuales calientan el alimento, una heladera y un televisor para amenizar su estadía en el hospital.

A su vez, las madres que lo necesitan también reciben una tarjeta de colectivo con dos viajes para que puedan cuidar de su hijo y volver a casa, en muchos casos, para cuidar al resto de su familia.

“Somos un puente entre las personas que necesitan y las que quieren y pueden ayudar”, sostuvo Calierno.

En la habitación se les brinda contención, tanto material con la entrega de ropa para su bebé y para ellas (en muchos casos, y dentro de las posibilidades de elementos con los que cuenten, algo de ropa para los otros hijos que tenga la mujer), como emocional y social. “Trabajamos por fomentar el valor de la familia, tan descuidada por un sector de la sociedad en sí, sobre todo por las inclemencias económicas”, señaló la mujer.

La doctora Gabriela Puig, asesora del grupo de voluntarias y jefa del Servicio de Neonatología, comentó a este medio que en la capacitación inicial del grupo y de cada mujer que se incorpora al voluntariado “se les indicó la función a llevar con las madres”. “Muchas se acercaron con el afán de tener contacto con el bebé, sin embargo acá tenemos contacto con las madres, las que tienen a sus hijos en neo y las que llegan por un problema de salud que tenga su hijito y por lo tanto permanece internado en la maternidad”, aclaró. También dio a conocer que en el año la maternidad asiste unos 4.500 nacimientos, dando un promedio de 12 por día. “Pero a veces son 20 y otras 24 y hay familias que vienen a contener a la madre que acaba de dar a luz. En el mismo sitio hay mujeres que están solas con su bebé y no tienen ropa para cambiarse, ni siquiera una batita para su hijo, y es allí donde –comunicación mediante con las enfermeras, que tienen contacto directo con la parturienta– entramos en acción”.

Si bien cada realidad es tomada en cuenta por los trabajadores del servicio social, “las que salen a poner el cuerpo son las voluntarias, con una ayuda inmediata”, sostuvo la doctora.

La solidaridad es contagiosa

El trabajo realizado por estas mujeres excede los límites físicos que marcan las cuatro paredes de la sala. “La maternidad toda está centrada en la familia y ése es el objetivo que llevamos adelante con nuestro trabajo. Más allá del cuidado y la atención inmediata a las necesidades de las madres y sus bebés, buscamos enseñarles algunos valores, como así también técnicas de lactancia (u “oro blanco”, como definen a la leche materna) y actividades como pintura, lectura y tejido para que aprovechen al máximo su estadía en la maternidad”, apuntó Norma Sguiglia, otra de las voluntarias, mientras mostraba los trabajos realizados por las madres en sus clases de pintura y dibujo, que tantas adeptas ha ganado en las últimas semanas.

Por otro lado, Sguiglia agregó: “En las clases de tejido se manifestó la solidaridad entre pares. Porque algunas mujeres aprendieron a tejer un gorrito muy chico para sus hijos que nacieron prematuros y les han tejido otros a los compañeritos de sus hijos en neo. Esto nos llena de orgullo y de emoción, porque vemos que nuestra ayuda también deriva en la ayuda entre ellas mismas”.

Sobre la información que les brindan, en las paredes de la salas hay afiches en los que se pueden leer mensajes o bien una lista de recomendaciones a tener en cuenta a la hora de dar de amamantar, o cuidados a tener en cuenta ante la aparición de síntomas derivados de un cambio brusco de temperatura del niño.

A su vez, hay una lista donde cada madre escribe el nombre y edad de sus otros hijos, información tomada por las voluntarias para ayudarlos también, dentro de las posibilidades.

Por otra parte, Antonela Leone, la integrante más joven del voluntariado, comentó que se sumó al grupo al ver la necesidad de las madres jóvenes de contar con la presencia de alguien de su misma edad. “Si bien conocía por comentarios de algunas personas la existencia del voluntariado, me sumé porque muchas madres que llegan a la Martin son muy jóvenes y pude ver que al tener a alguien de tu misma edad se logra una confianza mucho mayor”, dijo la estudiante de psicología.

Por otro lado, se espera contar con la asistencia de alfabetizadoras: “No son pocas las mujeres que son analfabetas, y es una buena oportunidad para despertar su interés por la lectoescritura y que mientras cuiden a su hijo puedan aprender algo tan fundamental”, señalaron las mujeres.

El grupo necesita de todo: desde pañales del tamaño más chico, ropita de bebé talle cero y más chicas aún, hasta ropa de mujer (jeans, pantalones de gimnasia, apósitos femeninos y ropa de abrigo). Quienes puedan acercar su donación pueden hacerlo a la maternidad, o bien comunicándose al 4802188, interno 3521, y preguntar por Elsa, quien acercará el mensaje a las voluntarias.

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