El Hincha

Feminista y disidente

Macarena Sánchez: “Estamos luchando contra un sistema, contra el status quo”

La jugadora santafesina, referente de la lucha por la profesionalización del fútbol femenino estuvo presente en Rosario para compartir su experiencia y hablar sobre los obstáculos que deben afrontar las mujeres que quieren jugar a la pelota


“Esto no tiene que quedar acá, tiene que ir más allá, es mucho más que un contrato laboral, estamos luchando contra un sistema. Es ir contra el status quo”, dijo Macarena Sánchez Jeanny. El jueves por la tarde noche junto a Lucila de Ponti, precandidata a diputada provincial, en el Centro de Formación Pichincha del Sindicato de Prensa, la futbolista participó de una charla con mujeres y hombres que se acercaron a escucharla y a debatir. 

Macarena se convirtió desde principios de enero en una referente de muchas futbolistas, y mujeres en general, por su lucha por la profesionalización del fútbol femenino. Lucha que como bien dice ella “no tiene que quedar ahí”.

Al ser desvinculada del club de Buenos Aires, Deportivo UAI Urquiza, la jugadora santafesina decidió iniciar una demanda extrajudicial, que luego hizo pública, para reclamarle al club y a la Asociación del Fútbol Argentino que la reconocieran como trabajadora de fútbol. Su desvinculación con la institución con la que ganó todo, incluso Copa Libertadores, significaba muchas cosas, pero principalmente, que no iba a poder seguir jugando al fútbol. Con el torneo de AFA, donde compite la UAI, a mitad de campeonato, ningún otro club la podía fichar como jugadora porque “el pase está en su poder”. Así, Macarena quedó parada, por lo menos, durante 6 meses.
Se imagina volver a jugar a la pelota, quiere seguir jugando, pero cree que no va a ser fácil: “Para los clubes soy la quilombera, sé que estoy marcada un poquito cómo ‘feminazi’”.

En la charla, la jugadora santafesina contó que su caso no es el único. Que esta situación ya la atravesaron otras futbolistas, pero que “siempre quedó en la nada”. Por eso, y por sus convicciones personales es que decidió dar la pelea. Una lucha que no tiene sólo que ver con un contrato, sino con algo más fuerte: terminar con la desigualdad en el fútbol.

“Que nosotras no tengamos un contrato laboral, pero que trabajemos de jugadoras, es violencia. Yo siempre pensé que por teníamos que tener las mismas condiciones por el mismo trabajo. Las jugadoras no tenemos amparo legal, no tenemos gremio, desde AFA y de los clubes se niegan a que tengamos un vínculo laboral, entonces te dan un viático para encubrir esa relación”, explicó.

En el fútbol pasa lo mismo que en todos los ámbitos de la vida, es su mensaje. “No es que faltan profesionales mujeres sino que faltan oportunidades”, asegura.
Y en esa lucha contra la desigualdad, es que la jugadora pide por un fútbol feminista, disidente y profesional. “Tenemos que crear una nueva identidad del deporte, que vaya de la mano del feminismo, que lucha contra la opresión de las mujeres en todos los espacios, y también en el fútbol, lugar donde esa opresión es aún mayor”, explica.

Y continuó abriendo el debate sobre qué sucede con las disidencias en el fútbol: “Es un tema que en AFA no se habla. Personas trans que no pueden jugar ni de un lado ni del otro, que son excluidos de los dos sexos. Me parece que es hora de replantearse todo. El deporte debería ser no binario”.

Su reclamo tomó una relevancia sin precedentes y eso, entiende Macarena, se debe al feminismo y al Movimiento de Mujeres. Y como toda lucha, tuvo y tiene que atravesar obstáculos que van desde el hackeo en sus redes sociales, hostigamientos y hasta amenazas de muerte. Macarena pidió que se la reconozca como trabajadora, ahora camina por la calle con un botón antipánico.

Profesionalización y federalización

Macarena es santafesina y comenzó a patear la pelota desde muy chiquita. Cuando jugaba en Santa Fe, hace 20 años, no existía aún una liga local de femenino. Estuvo durante tres años entrenando en la Universidad Litoral sin poder jugar porque no era estudiante. Incluso, contó, que las compañeras iban a practicar descalzas y que el entrenador de turno les “tiraba una pelota y jugábamos una hora”. Después tuvo un breve paso por Colón, hasta que el club decidió no continuar con la actividad, y pasó a Logia. En la región no había claras intenciones de apostar a la disciplina. Y ahí apareció la posibilidad de partir rumbo a Buenos Aires, donde “estaba el torneo competitivo”. Y así llegó a la UAI, con la ilusión de competir, pero sabiendo “que no iba a poder vivir de eso”. Por eso la lucha tiene otro sabor, Macarena se la jugó y puso las cartas sobre la mesa, porque como dice: “me parece indispensable que las más chicas tenga la posibilidad que yo no tuve”.

A nivel general, la jugadora entiende que la disciplina está mejor y que eso es mérito de las mujeres “que tomamos la iniciativa, nos metimos un poco a la fuerza y con la resistencia del machismo y el patriarcado”.
Ahora, ya son varias las Ligas que existen en la provincia de Santa Fe, pero la diferencia con Buenos Aires sigue siendo abismal. Y por eso, Macarena insiste en que “la profesionalización tiene que ir de la mano con la federalización”.

Lo personal es político

Claudio “Chiqui” Tapia, presidente de la AFA, anunció que hoy se va a presentar la Liga Profesional de Fútbol Femenino y adelantó que desde la casa madre del fútbol argentino se va a apoyar económicamente a los 16 clubes de Primera División que compiten en el torneo nacional.

En paralelo a esta decisión, durante las primeras fechas de dicho torneo, se hicieron descolgar varias banderas que pedían por eso que ahora Tapia va a anunciar.

Sobre este anuncio, Macarena destacó que “será un primer paso”, pero “la lucha por la profesionalización no tiene que quedar sólo en un contrato. Hay que tener un proyecto serio para profesionalizar el fútbol. Hay que tener escuelitas y se tiene que enseñar en todos los niveles. Crear comisiones de género donde podamos plasmar nuestras inquietudes”.
También destacó la importancia de pensar si se van a seguir repitiendo las mismas prácticas misóginas, machistas, patriarcales o si “nos sumamos a construir una nueva identidad”.

“Solas no podemos. Si en dos meses logramos lo que logramos tenemos que ser conscientes del poder que tenemos como futbolistas y como mujeres. No hay que quedarse en la queja y en el enojo, sino empezar a actuar, reclamar por nuestros derechos. No es lo mismo que reclame una sola a que lo hagan todas juntas, la voz grupal es siempre más fuerte”, alentó.

La lucha de Macarena es por todas y es histórica. De las que se animaron a denunciar la desigualdad, y de las que no lo hacen por miedo a perder su lugar en los clubes. Una lucha que está dando sus frutos.

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