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“Lo mejor del periodismo es nunca negar la verdad”

Por: Laura Hintze.- Edgardo Petrone, de 81 años y una larga trayectoria en el oficio, será declarado “periodista distinguido” por el Concejo.


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En uno de sus primeros días de facultad, quien escribe esta nota escuchó una anécdota que luego se repetiría tanto en los pasillos de la Universidad como en distintas reuniones donde el eje de la discusión era el periodismo. La historia cuenta que el famoso periodista Natalio Botana estaba entrevistando a un periodista y le pidió que escriba una editorial sobre Dios. “¿A favor o en contra de Dios?”, replicó el cronista, obteniendo de manera inmediata el puesto de trabajo. Siempre existieron rumores sobre quién había sido ese periodista tan lúcido, y algunos hasta le adjudicaron la historia a Rodolfo Walsh. Sin embargo, la anécdota rondaba mucho más cerca, en las propias calles de Rosario. El personaje en cuestión, claro está, ya ha fallecido, pero su hijo todavía camina por la ciudad. Tiene 81 años, un poco de pelo largo y canoso, se llama Edgardo Petrone y el Concejo Municipal lo distinguirá por su propia carrera periodística en Rosario.

Cuando Edgardo Petrone se jubiló, quien escribe esta nota, que se sentó con él a tomar un café sufriendo una mezcla de nervios y respeto, estaba trasitando sus primeros años de vida. En esos años aparecían las primeras computadoras y las máquinas de escribir pasaban a segundo plano. Petrone dice que es incomparable la agilidad de teclear en la PC respecto a hacerlo en una máquina de escribir. La periodista le diría que ella heredó las máquinas para jugar a la oficina y escribir algunos mamarrachos, sus primeras crónicas. Entre una punta de la mesa y la otra, entre el relato de uno y las comparaciones del otro, hay varias generaciones de diferencia. Sin embargo, sobre el tema que los encuentra, la esencia poco cambió. El periodismo sigue siendo una locura para el que lo trabaja, que va entre la crítica, la verdad, el día a día, la aventura del nunca se sabe qué va a pasar.

Edgardo Petrone tenía 12 años cuando empezó a mirar al periodismo de otra manera, más allá de la profesión de su papá (el de la anécdota famosa). El padre era el secretario general de la redacción del diario Crítica, en Buenos Aires, y tenía a cargo una publicación quincenal sobre la Segunda Guerra Mundial llamada “Interaliados”. Cada dos semanas, se realizaba una reunión con un diagramador en casa de Edgardo, donde se preparaba todo el material que se tenía que publicar.  “Y un día se me ocurrió hacer un diario. Tenía doce años. Le puse de título El Sol. Hice ocho páginas y las fui armando de acuerdo a cómo se hacía la diagramación del diario. Cómo iba la primera página, la segunda, la tercera. Sabía que en la primera página tenía que ir lo más importante, lo nacional o internacional estando la guerra. Hice un solo ejemplar, copiando las noticias del último diario. También le elegí un lema, no sé cómo pude haberlo elegido, de dónde lo saqué. Era en latín, de Aristóteles: «Amicus Plato, sed magis amica veritas”, que significa “Soy amigo de Platón, pero más de la verdad». ¡Le puse eso!”

A pocos días de ser homenajeado en el Concejo, un Edgardo Petrone canoso, con voz baja y tranquila, vestido de saco y corbata, sostuvo –como el niño que descubría la profesión– que lo mejor del periodismo es “nunca negar la verdad”. “Hay que tratar de ser objetivo y crítico a la vez, y pensar que no todo lo que ves es verdad, que no existen verdades absolutas”.

Escribir una nota sobre él no es fácil. Así como cuenta innumerables y jugosas anécdotas, no se destaca nunca, relata de manera tal que parece –sólo una apariencia– que no se da cuenta que escribió, por años, páginas y páginas de la historia de la ciudad. “Fueron tantas cosas, que ya no me acuerdo. Con el periodismo siempre te encontrás con historias que no esperabas”. Y contó que él estuvo en un incendio en el viejo teatro Olimpo, donde se quemaron todos los vestidos de Eva Perón que Paco Jamandreu había guardado y estaba exponiendo. Contó, también, que él conoció al primer operador del cine Sol de Mayo y con eso se enteró que ahí debutó Libertad Lamarque, a sus 17 años, cuando iba a cantar y era conocida como “la hija del anarquista”. Y recordó, como nota impactante, el asesinato de las tías de Fito Páez. Gran parte de su carrera fue en la sección Policiales del diario La Capital. “Cuando entré, estuve un año y pico como aspirante en la sección Cables, donde trabajamos con los teletipos que llegaban del exterior. Pero yo quería que me confirmen que me quedaba, así que le hablé al jefe de la sección y él me dijo que me prepare una carta de recomendación y que él la firmaba. Cuando se la entregué me dijo «te das una manija bárbara vos». Pero bueno, así entré. En la carta decía que había demostrado un profesionalismo a destacar”, contó entre risas.

Edgardo Petrone es una persona que a los siete años conoció a Natalio Botana y lo recuerda como alguien petiso, que tenía habanos que se hacía hacer especialmente en Cuba. Petrone ahora se sienta en un bar y es uno más, y es que en realidad es uno más, como cualquiera que alguna vez hizo algo por el puro placer de hacer lo que le gusta. Jugó al rugby y tocó el piano durante tres años, hizo la conscripción en la Marina durante 23 meses y 14 días, trabajó en una empresa de seguros en Buenos Aires, trabajó en los diarios Crítica y Democracia y llegó a Rosario siendo corresponsal de Crónica. Es hincha de River, aunque de los dos equipos de Rosario simpatiza con Central. Y recuerda que la primera vez que fue a la cancha fue para ver la histórica delantera llamada “La Máquina”.

Ahora, con 81 años, sigue yendo al club a mirar rugby y extraña la relación con las personas que le daba el periodismo: tanto las laborales como con las personas “de afuera”. Dice que más que para leer leer, aprovecha su jubilación para escuchar música: “La música es todo y toda la música es buena. A mí me gusta la música de cámara pero el abanico es amplio y también digo «mira qué bien que cantan Los Beatles». Estoy deambulando en eso. Con internet y Youtube me han aparecido cosas que nunca podría haber escuchado. Pero de la música que existe, habré escuchado un veinte por ciento”. Edgardo está a punto de ser distinguido por su trayectoria periodística y le pide a los concejales que por favor piensen bien a quién le van a dar la distinción. “Viste que la gente se equivoca. No sé qué voy a hacer. A muchos le han dado esa distinción, me gustaría que sea más simple. Buen periodista, eso lo aceptaría. Pero han juzgado y yo creo que es producto de los años que tengo. Tengo 81 años. Debería ser al más viejo”.

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