El Ciudadano
El licenciado en comercio exterior Andrés Soza Bernard, de 34 años, comenzó a ser investigado por tenencia y comercio de estupefacientes en agosto de 2016 cuando personal de la Brigada de Homicidios allanó la casa de su madre. Buscaban esclarecer el asesinato reciente de Fabricio Zulatto, un joven de 21 cuyo cadáver habían encontrado tapado con escombros en un búnker de drogas de zona noroeste días después de su desaparición. Ese crimen lo tenía como principal sospechoso y cuando la Policía entró al domicilio encontró dinero y drogas, lo que dio inicio a una causa federal que terminó este martes con una condena a seis años de prisión. Pero en total el licenciado deberá purgar 17 años de cárcel, ya que la pena se unificó con otra pena por homicidio, que no había terminado de purgar: el femicidio de su novia adolescente una década atrás. Todavía enfrenta un pedido de perpetua por la muerte de Zulatto.
Femicidio y drogas
Soza Bernard fue apresado en un allanamiento que realizó el personal de la Policía federal el 17 de agosto de 2016, donde secuestró tres trozos compactados de marihuana más un envoltorio; elementos de corte (recortes de bolsas y ocho paquetes de precintos); siete celulares; una notebook; papeles varios con anotaciones, nombres y números telefónicos; un blister; chips y algo más de 100.000 pesos. Con esos elementos, sumados a distintos testimonios, algunos con identidad reservada que indicaban que Soza Bernard se dedicaba a la venta de estupefacientes, el fiscal Mario Gambacorta consideró que debía agravarse la imputación de tenencia simple al delito de tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
Este martes, el Tribunal Federal Oral 3 de Rosario condenó a seis años de prisión a Soza Bernard por tenencia de estupefacientes con fines de comercialización. El fiscal general de juicio Federico Reynares Solari llevó adelante la acusación y había solicitado una pena similar a la aplicada. En la resolución, los jueces Osvaldo Facciano, Eugenio Martínez y José Escobar Cello unificaron la sentencia con otra anterior a 13 años de cárcel por matar en agosto de 2008 de un tiro en la nuca a su novia adolescente Gabriela Núñez, en Sucre y San Juan. Ambas condenas quedaron unificadas en una única pena a 17 años de cárcel. El tribunal además le revocó la libertad condicional que el acusado había obtenido por el femicidio y lo declararon reincidente.
Gabriela Núñez tenía 16 años cuando terminó su relación con Soza Bernard, entonces de 21. La Justicia lo halló culpable y lo condenó en 2010 a 13 años de cárcel por el crimen. Si esa causa se juzgaría hoy sería considerado un femicidio, pero el proceso tuvo lugar antes de la reforma del Código Penal que introdujo ese agravante que tiene como pena la prisión perpetua. Sin embargo, esa máxima pena es la que enfrenta hoy el acusado por el homicidio de Zulatto, cuyo juicio oral y público en la Justicia provincial está previsto para los meses próximos, según indicaron voceros judiciales.
El crimen de Zulatto
Zulatto era un jugador de futsal de Newell’s. Su familia lo vio por última vez el 9 de agosto de 2016 cuando el muchacho de 21 años le dijo a su mamá que iba a comprar un cargador de celular y después a almorzar con amigos y salió en su auto Volkswagen Gol Trend. Más tarde, la novia de Zulatto recibió mensajes donde, el joven le advertía que estaba fuera del país. Luego perdieron el rastro, hasta días después que encontraron su cadáver con tres disparos en la cabeza y tapado con escombros en un pozo en Génova al 2100, dentro de una precaria vivienda donde funcionaba un búnker de drogas. El crimen lo investigó la fiscal de Homicidios Georgina Pairola, quien en la audiencia preliminar de diciembre pasado pidió que la causa sea elevada a juicio oral y público.
Además de Soza Bernard la fiscal sentará en el banquillo a Omar Darío “Pilo” Motier, un cartonero un año menor, detenido en el búnker donde hallaron el cadáver. Ambos enfrentan pedido de perpetua como coautores de “homicidio doblemente calificado por precio o promesa remuneratoria en concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el uso de arma de fuego”.
La teoría fiscal es que existió un plan común entre ambos. Que Soza Bernard le pagó a Motier la suma de 20 mil pesos para que cometa el crimen. Basó su acusación en llamados y mensajes entre ambos.
Cuando Zulatto desapareció, sus amigos buscaron su auto y lo encontraron estacionado en Suipacha al 700, sin la patente delantera y con la de atrás adulterada. Por ello buscaron cámaras en la zona y vieron en uno de los videos bajar por el lado del acompañante a un joven al que reconocieron como Soza Bernard porque les vendía droga en la zona del Patio de la Madera y agregaron que Fabricio solía llevarlo hasta el búnker de Génova al 2100, donde lo encontraron muerto. Según los pesquisa, ahí vivía Pilo Motier.
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