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Lágrimas de orgullo

El dolor por el título perdido no pudo empañar una gran campaña y los hinchas así lo hicieron saber en el final

Aplausos a más no poder. En los últimos minutos del encuentro los hinchas se rompieron las manos para despedir al equipo.(Foto: Leonardo Vincenti)
Aplausos a más no poder. En los últimos minutos del encuentro los hinchas se rompieron las manos para despedir al equipo.(Foto: Leonardo Vincenti)

Por: José Ángel Odisio

Las lágrimas del final, inevitables por cierto, no alcanzaron para empañar una campaña exitosa. Los aplausos hasta romperse las manos de los hinchas apenas concluyó el partido fueron un premio merecido hacia un grupo que desde la indiferencia de muchos, consiguió pelear hasta el final por el título, un sueño que hace seis meses parecía imposible de creer y ayer estuvo a un paso de concretarse.

Lógicamente la cercanía del éxito, el hecho de tener al alcance de la mano una nueva estrella y dejarla escapar por tan poco, termina siendo un golpe duro de asimilar. Pero no hay dudas que a medida que pasen los días el pueblo leproso, y especialmente los jugadores y el cuerpo técnico, se darán cuenta de lo mucho que lograron.

Hace unos meses nadie daba un mango por este equipo, que se construyó con más ingenio que plata. Hoy la realidad indica que Newell’s clasificó a una Copa Libertadores donde por ejemplo no estarán ninguno de los “grandes” y que además casi aseguró su pasaporte a la próxima Sudamericana. Y ni hablar de la tranquilidad que genera no pensar por algunos años en la tabla del descenso.

Nada es casualidad. Para llegar tan alto hubo aciertos y muchos. Desde la dirigencia, que armó un plantel con escasos recursos y respaldó a un técnico muy cuestionado. Desde un cuerpo técnico serio, que siempre buscó sumar a pesar de las duras críticas que en algún momento debió soportar. Y sin dudas desde un  quipo que creyó en sí mismo y terminó sorprendiendo a todos con un andar ganador que lamentablemente perdió fuerzas en los metros finales, cuando la meta dejaba de ser un sueño y parecía convertirse en realidad.

Esto era todo o nada, y la verdad es que nos quedamos sin nada”. Las palabras de un referente como Lucas Bernardi reflejan con crudeza la sensación que embargó al vestuario tras la dura derrota. Una amargura que se vio potenciada por el triunfo de Boca ante Banfield, que le dejó a Newell’s la chance de salir campeón. Como sucedió antes de Arsenal la Lepra tuvo el destino en sus manos y se le escurrió.

Las lágrimas de los jugadores y hasta del propio Sensini, que decidió terminar la conferencia de prensa antes de lo previsto porque sus palabras estuvieron cerca de perder con la emoción, fueron un reflejo del dolor que causó la derrota. Pero el aplauso final de los hinchas debe ser tomado como un premio de aquellos que no se atesoran en una estadística, pero que deben guardar bien adentro, como un himno al corazón. “Dale Ñuls, dale Ñuls… vos sos mi única pasión, no puede compararse… las cosas que hice por vos, no las hice por nadie… te sigo siempre de pendejo, no me importa nada, en las buenas y en las malas, yo te aliento hasta el final”.

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