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Ladrón cortés y educado cayó preso tras un asalto

Entró en una casa, se presentó ante las víctimas e informó que estaba allí sólo para robarlas.

“Hola, mi nombre es Alejandro y les vengo a robar. Quédense tranquilas que no soy ni violador, ni abusador. Esto es un robo”, dijo con amabilidad un muchacho de 23 años que en la madrugada de ayer ingresó por los techos a una vivienda de zona sur adonde dormía una mujer junto a su hija y dos sobrinas. Siempre con buen trato, el joven encerró primero a tres de las cuatro víctimas en el baño. “Bueno, ahora respirás hondo y te calmás y me decís qué te querés llevar”, le propuso al ladrón la chica que había quedado acompañándolo en el otro ambiente. El muchacho revolvió toda la casa, pero fue apresado 20 minutos después en la cocina del lugar, luego de que una de las víctimas alertara a la Policía desde su celular.

“¡Tenía una pinta de bueno! Se portó bien, fue amable y hasta nos aconsejó que la próxima vez cerremos la puerta con llave”, dijo Sandra, una mamá de 39 años que alquila una humilde casita ubicada en la parte trasera de un taller mecánico, en la esquina de Dean Funes y Buenos Aires.

Pero fue Brenda, su sobrina de 18 años y la única que estaba despierta al momento del robo, alrededor de la una de ayer, quien tranquilizó primero a toda la familia y luego negoció con el ladrón.

“Bajó de la terraza con una soga y nos quería atar. Yo le expliqué que mi primita es epiléptica y que si la asustaba se podía morir. Así que le ofrecí que nos encierre en el baño que tiene traba, pero que de ninguna manera nos iba a atar”, relató Brenda con una enorme sonrisa bajo la gorra blanca que dejó caer el ladrón.

El pibe aceptó y encerró a la mujer, a las dos nenas de 9 y 12 años y a Tailer, un galgo cruzado con Ovejero, en el baño de la casa, mientras que Brenda se quedó afuera y lo tranquilizó: “Bueno, ahora respirás hondo y te calmás y me decís qué te querés llevar”, le dijo la adolescente al muchacho, que lo primero que le pidió fue un bolso. Luego, recorrió los dos humildes ambientes de la vivienda y juntó algo de ropa, un ventilador y un celular que puso arriba de la cama, tarea que interrumpía a cada rato para acercarse al baño y preguntar si estaban bien y si necesitaban agua.

En un descuido del intruso, que intentaba desconectar los tornillos del monitor de una PC, Brenda observó el celular de su tía al lado de un colchón tirado en el piso, y lo empujó al baño para que Sandra avisara al Comando Radioeléctrico lo que estaba ocurriendo, plan que lograron cumplir con éxito, gracias a la llegada inmediata de un móvil policial y a los datos precisos que brindó la mujer.

“Tápese, no vine a verla a usted”

Luego, también la adolescente fue encerrada en el baño y más tarde, tras revolver por completo el lugar, el muchacho hizo salir de nuevo a la dueña de casa.

“Como estaba en ropa interior me alcanzó una sábana para que me tapara, porque aclaró que no había venido a verme a mí”, recordó Sandra. “Después me pidió oro, me pidió plata, pero yo le expliqué que trabajo en una empresa de limpieza, que gano 1.700 por mes y que pago alquiler”, relató la mujer, que sólo tenía 30 pesos en su haber.

Sandra le entregó las llaves de la casa para que saliera y volvió al baño, desde donde escuchó la llegada de la Policía, que saltó un tapial y dio la voz de alto.

El muchacho intentó huir pero fue apresado en la cocina, junto a la réplica plástica del revólver que utilizó durante el robo.

El joven, que había utilizado un nombre de fantasía para presentarse ante las víctimas, también brindó una identidad falsa a los policías, aunque finalmente fue reconocido en la seccional 16ª como Leandro Ramón G., de 23 años, sobre quien pesan algunos antecedentes por robo. El último de los hechos que se le achacan data de diciembre pasado, cuando cayó en jurisdicción de la comisaría 1ª por una tentativa de hurto, dijeron voceros del caso. El joven fue imputado de “robo calificado y privación ilegítima de la libertad” y será indagado mañana por el juzgado de Instrucción de la 9ª Nominación, que durante la feria quedó a cargo de la jueza Alejandra Rodenas.

Mascotas

Hasta la madrugada de ayer Sandra dormía tranquila y dejaba la puerta que da al patio abierta para que corra aire. “Nunca cierro pese a que me levanto todos los días a las cuatro de la mañana para ir a trabajar. Pero ahora tengo miedo y voy a poner un picaporte”, dijo la mujer que vive con su hija de 12 años, tres perros y un loro. En ese sentido, aclaró que la mascota más guardiana es Coki, una lora que se la pasa gritando, pero que no reaccionó ante la llegada del ladrón porque nadie prendió la luz. Y que Tailer, su perro más leal, fue encerrado con ella en el baño pero no ladró ni una vez: “Porque si no me pegan o me gritan no reacciona, y el ladrón nos trató con mucho respeto”, aclaró.

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