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La tenaz lucha por las islas

El libro “La cuestión del Bicentenario” reúne testimonios y análisis sobre la guerra de Malvinas y las negociaciones que avanzaron y retrocedieron sobre su soberanía y la resistencia de los kelpers.

La temática sobre la soberanía de las islas Malvinas irrumpió en la 36ª edición de la Feria del Libro porteña, a raíz de la presentación de la publicación La cuestión del Bicentenario, a cargo del Observatorio Parlamentario Cuestión Malvinas, que plantea los ejes de “un sentimiento y una causa que nos aúna a todos”, como sintetizó el diputado Alfredo Atanasof, quien encabezaba la reunión.

“Ésta es una causa que provoca un sentimiento que nos aúna a todos los argentinos en la búsqueda de un camino sin condicionamientos ideológicos. Se trata de un valor que proviene de varias generaciones en la recuperación de estas tierras arrebatadas a la América”, disparó Atanasof.

El presidente de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados aseveró que “en el imaginario social las Malvinas están asociadas con el Reino Unido, pero va más allá”.

“A lo largo de los años –especificó– Argentina ha tenido distintos enfoques para encarar este asunto pero no ha habido una política coherente a lo largo del tiempo”, por lo que esta situación “provocó avances y retrocesos”. “No hubo una estrategia consensuada y elaborada por los actores y a veces esta política se mostró como imprecisa o incongruente”, remarcó Atanasof.

La llegada de la plataforma Ocean Guardian en febrero a las islas “aumentó la tensión y el debate sobre el tema en Diputados y hubo una decisión unánime de todos en rechazar la actitud del Reino Unido en la exploración de hidrocarburos en la zona”, además de reafirmar el derecho soberano de la Argentina en Malvinas.

Al mismo tiempo, Atanasof subrayó la importancia del respaldo diplomático recibido por el país en relación a este tema por parte de 32 países latinoamericanos y del Caribe de rechazo a la exploración en la plataforma continental del Atlántico Sur en la reunión de Cancún en febrero de este año.

“Malvinas nos convoca siempre a la reflexión, autocrítica y unidad –señaló–, debemos encarar la cuestión de las islas a través de una propuesta transgubernamental donde se puedan inscribir todos los argentinos para proyectar una Nación a la altura de los próceres que la soñaron hace 200 años”.

Por su parte, la diputada Mariel Calchaquí puso de relieve cómo el tema de las Malvinas atraviesa toda su provincia y resaltó: “Después de 19 años de la provincialización de nuestro territorio podemos contar a Malvinas bajo su jurisdicción. Y reivindicar también el territorio insular y de la Antártida”.

El diputado Federico Pinedo expresó su convicción de que las relaciones exteriores han adoptado “un convencimiento revolucionario: la necesidad de sentirnos parte de la región americana. Malvinas es territorio argentino pero también es un territorio americano”. 

Y apostó a los pasos que la Argentina “pueda desarrollar en la mesa de negociaciones para acortarlos”.

Sobre la pregunta acerca del modo en que se transmite un sentimiento, al hablar de la generación “de una cultura de valores en torno a este tema”, el ministro de Educación Alberto Sileoni aseguró que el tema comienza en la casa, en la familia y en la escuela, “el escenario privilegiado para desarrollar un hecho cultural y político”.

El ministro recalcó la importancia de educar “para la identidad nacional. Construir un nosotros que nos identifique, por lo que el tema de Malvinas se convierte en una decisión política”.

Sin embargo, el funcionario manifestó que el asunto tiene una “gran complejidad” ya que la guerra fue “una causa justa en manos injustas”. Al respecto recordó las palabras de un combatiente: “No fui a Malvinas por Galtieri sino por San Martín”.

“Hay que luchar contra el olvido y por la necesidad de la memoria. Pero hay que seleccionar qué recordar y cómo recordar. No es la memoria del resentimiento, la repetición o la nostalgia. La memoria –enfatizó Sileoni– debe ser viva, constante después de tantos años de desmalvinización”.

“No se trata de una memoria circular o como un péndulo, sino de una cierta espiral de crecimiento. Malvinas nos hunde en el pasado pero nos compromete con el futuro. Hay que construir soberanía desde las aulas, hay que malvinizar”, instó el ministro en la presentación del libro.

A su vez, el vicecanciller Victorio historió el proceso de usurpación de las Malvinas y cómo los derechos argentinos se remontan al 3 de enero de 1833 con el desembarco británico. Argentina de inmediato inició un reclamo que continúa hasta el día de hoy.

Taccetti mencionó una serie de medidas normativas y legislativas encaminadas a fortalecer la soberanía argentina en las Malvinas y reiteró lo dicho por Atanasof en el sentido de la importancia de la decisión adoptada por 32 países en la reunión de Cancún. “Uno de los puntos centrales de nuestra estrategia internacional es una política activa de clarificación en cada foro, en cada país. Hay que insistir en la memoria y mirar al futuro”, remató.

El embajador ante la ONU Jorge Argüello, por su parte,  hizo hincapié en la necesidad de “crecer en el consenso para que se reduzcan los espacios de resistencia”, ya que en estos días “se antepone la voz el poder a la voz del derecho”.

Asimismo, reclamó: “En las Naciones Unidas hay que demostrar el doble estándar: 192 países teóricamente iguales, pero algunos son más iguales que la inmensa mayoría”, aludió. Paralelamente, advirtió que en el siglo XXI va a haber una  disputa por los recursos naturales: “Lo que pasó hace poco en Malvinas con la plataforma es una muestra de lo que se espera”.

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