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La sangre y el río

Por David Narciso


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La sangre derramada que retrata la foto se fugó por el agujero que un sicario le hizo en el cráneo al Quemadito Rodríguez. Las señoras que miran sin detener el paso caminaban la tarde del martes por avenida Pellegrini y entre vidriera y vidriera se toparon con el rojo carmín esparcido a su paso.

Allí fueron los sicarios, a Pellegrini y Corrientes, a matar al Hijo del Quemado, en un sector acomodado de la ciudad. El muchacho pagaba más de 7 mil pesos al mes en gastos y alquiler por un departamento equipado con muebles y tecnología de primer nivel que llamó la atención de policías y funcionarios judiciales que lo allanaron.

Un cuadro similar observó la comitiva que entró al departamento de Wheelwriglit y Dorrego, en este caso alquilado por uno de los sospechosos de matar al policía en 3 de Febrero al 1000 ese mismo martes que ejecutaron al Quemadito. Calcularon que por lo menos pagaba entre 4 y 5 mil pesos de alquiler y gastos.

En ambos asesinatos, el trasfondo son los negocios fuera de la ley. En el caso del Quemadito es la comercialización de droga, según explicitó el juez Carlos Beltramone. El policía, en cambio, pagó con su vida creyendo que estaba deteniendo a un par de ladrones, cuando en realidad se estaba hundiendo en la trama de turbios negocios en torno de farmacias, medicamentos o drogas legales, motivo por el cual sus victimarios habían ido a “visitar” al profesional oftalmólogo al que agredieron a golpes.

La economía delictiva provee de riqueza rápida y espectacular no sólo a muchachitos desquiciados, quemados por la droga, que nunca tuvieron empleo y que de la noche a la mañana pasan de barrios muy humildes a ostentar departamentos en las zonas más acomodadas de la ciudad, o se mueven en autos de alta gama y llevan un tren de vida fabuloso. Es mucho más que eso. El fenómeno arraiga también en clases medias y altas, en profesionales y empresarios que directa o indirectamente, pero siempre concientes, obtienen ganancias de una gama de negocios ilegales que van desde la compra de celulares y repuestos sin importar el origen hasta el lavado de dinero.

Se escapó de las manos

Es inocultable que Rosario padece una estadística de homicidios que la pone al tope del país. Hay un abanico de razones posibles: la central es el fracaso de las políticas de seguridad. Pero no están exentas la Policía, donde jefes y estructuras enteras defeccionaron y abrieron las puertas para asociarse al crimen organizado; la Justicia federal, que está en la mira de todos, en el mejor de los casos por ineficiente; y la Justicia penal provincial, en plena transformación pero que aún es la más retrógrada del país en términos de procedimientos.

Y en el medio, la guerra

La guerra entre el socialismo y el kirchnerismo continuará. Aquella estrategia de Antonio Bonfatti de reencauzar la relación con la Casa Rosada tras las heridas de la relación Binner-Cristina, fue demolida por la realidad. Binner ya asumió que no hay marcha atrás y avisó a todos los suyos que al ring los subieron sin preguntarles, y que por lo tanto sólo queda pelear.

El kirchnerismo, en sus distintas versiones, avanza como una topadora sobre los flancos débiles del gobierno. La seguridad pública es uno de los principales. El objetivo es limar todo lo que se pueda al socialismo, que tiene en Binner a un candidato que arranca muy arriba en las encuestas y al que nunca le van a perdonar aquella juntada de firmas contra la reelección en la 9 de Julio.

Mensajes

La Casa Gris cambió cúpula policial esta semana. El jefe saliente, Cristian Sola, había asumido desgastado por el caso Tognoli y sólo resultados espectaculares en su gestión hubieran permitido al gobernador sostenerlo en el cargo para el que se preparó toda su vida profesional, pero en el que apenas estuvo cuatro meses.

En ese lapso el gobierno estudiaba qué hacer con la Policía de Rosario. No parece un dato más que haya optado por un jefe y subjefe de la capital provincial. Odriozola estuvo a cargo de la Tropa de Operaciones Especiales, de la protección de testigos, y el año pasado, cuando desembarcó en la Unidad Regional I, desarticuló una sonada trama de corrupción policial.

Los pergaminos de Odriozola encajaron para que Bonfatti y Lamberto resuelvan ponerlo al frente del aquí y ahora de la crisis. A cambio le exigen resultados: Odriozola llegará a fin de año con 1.200 policías más, la demorada Policía de Seguridad Vial lista para salir a rutas y accesos, un renovado parque de motos y autos, ascensos por concurso y el presupuesto para Seguridad más alto en muchos años. Tiene instrucciones de meter mano donde sea necesario y acompañar la reforma policial que el gobierno anunció, pero que sólo podrá hacer con firme decisión política y cuadros para llevarla adelante.

Las urgencias de Mónica

Además de la seguridad pública, Rosario acumuló un déficit de obra pública y mantenimiento urbano que está a la vista. Quizás ese déficit no sea muy superior al del resto de las grandes ciudades, también golpeadas por la economía, pero el nivel de demanda para un partido que gobierna hace 24 años corresponde que sea más alto.

La intendenta Mónica Fein es muy conciente de esa situación. Por eso apuró la aprobación del Presupuesto 2013 en noviembre, licitó obras en diciembre y los primeros días del año se fue con su plan de intervenciones urbanas y obras públicas distrito por distrito. Desde bicicleteros y poda, hasta bacheo, contenedores, pavimento y cloacas. A veces parece poco en relación a la proyección que tuvo en su momento la ciudad, pero volver a lo básico es lo que manda la realidad.

Fein ordenó imprimir todo ese plan en folletos, para que el compromiso quedase por escrito, a modo de un contrato que deberá cumplir o le será reprochado sin atenuantes.

La convocatoria al Consejo Económico y Social y a todos los bloques del Concejo Municipal lleva solapada una autocrítica en sí misma. Ningún gobierno está dispuesto a ceder espacio si no es por necesidad.

Organizados en banda

Fein ordenó que el Consejo Económico y Social sea el paraguas de presentación de todas las iniciativas que surjan en el actual contexto de crisis. Sabe que es la condición básica para no herir ningún ego y que todos tengan su lugar.

Otro tanto con el espacio generado con los concejales, cuyo principal enlace con el Ejecutivo es el secretario de Gobierno Fernando Asegurado. La convocatoria fue un éxito en el sentido de que todos concurrieron y hasta los más críticos parecieran haber comprendido el mensaje del más experimentado de los concejales que se sentaron a esa mesa: “En esto nadie se salva solo, pensar en eso es un grave error”.

En la Intendencia valoran mucho el espacio conformado y están dispuestos a cuidarlo como a un recién nacido, aun cuando intuyen que alguno de los concurrentes está a la espera de la oportunidad para dar un portazo. Pero no serán ellos, aseguran, los que les darán la excusa, aunque para eso tengan que tragarse algún sapo.

La hoja de trabajo conjunta no sólo transita los cambios en seguridad pública que se le reclaman a la provincia. La oposición sugirió cambios o ajustes en las áreas de inspección y control al municipio, obras e intervención en toda la geografía de la ciudad, reajustes en políticas sociales y, un aspecto clave: un memorandum de temas económicos a tratar con Nación y provincia.

Fein y su gabinete tienen claro que no es viable que el gobernador o la Nación analicen disponer recursos extra para Rosario si ese requerimiento no es visto y presentado como la necesidad de toda una ciudad. Ese escenario es el que la representación política de la ciudad está construyendo. Se supone que nadie quiere que la sangre siga avanzando hacia el río.

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