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La Policía Comunitaria apunta ahora a entraderas y arrebatos

Tras el anuncio de Fein, autoridades explicaron que ya no sólo se tienen en cuenta los índices de violencia y homicidios.


El jueves de esta semana la intendenta de la ciudad, Mónica Fein, anunció que la Policía Comunitaria se extenderá en abril a ocho nuevos barrios de la ciudad; Tablada, Tiro Suizo, Abasto, Pichincha, Echesortu, Belgrano, Fisherton y Arroyito. Desde el Ejecutivo local y el provincial explicaron ayer en contacto con este medio que esas zonas se eligieron en base ya no sólo a los índices de hechos violentos y homicidios (como sucedió con los primeros efectivos de esa fuerza que ya están en la calle), sino también a delitos tales como arrebatos, entraderas y robos de vehículos. Los arquitectos de la idea entienden que el desembarco de la fuerza de proximidad será clave para la disuación de este tipo de hechos, considerados “menores”, en un contexto en el que, por vez primera, disminuyen: según datos de la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana local en base a información del Ministerio de Seguridad de la provincia, los homicidios bajaron en el primer bimestre del año un 20 por ciento en relación al mismo período de 2014 en Rosario.

El anuncio de la mandataria local se dio hace tres días, en la apertura de sesiones ordinarias del Concejo Municipal. Fein dijo allí que la Policía Comunitaria, que funciona desde 2014 en Las Flores Este, 17 de Agosto y La Granada, y en un más reciente despliegue en Ludueña Sur, llegará en pocas semanas a otros ocho barrios, entre ellos antiguas zonas de trabajadores y también de clase media acomodada. La idea es que desembarquen 400 agentes, unos 50 por cada uno de esos sectores.

Puntos sobre el mapa

La elección de las zonas marca un cambio en relación a lo que fue la idea original de la Policía Comunitaria, antes de la creación de la Policía de Acción Táctica. Por entonces se planteó llevar la fuerza que identifica a sus efectivos con hombreras naranja a los barrios con mayores índices de violencia y homicidios. De hecho, el desembarco inicial en Las Flores Este, 17 de Agosto y La Granada, y Ludueña Sur respondió a esa lógica.

Ahora, los 400 nuevos policías comunitarios irán mayoritariamente a zonas con mayor densidad poblacional, tránsito peatonal y vehicular, comerciales y habitadas en muchos casos por sectores medios.

El secretario de Control y Convivencia local, Pablo Seghezzo, explicó (si bien la iniciativa es provincial, el municipio estuvo en la mesa donde se diagramó la movida) que la decisión se tomó en base a un “mapa delictivo” más amplio y que incluye no sólo homicidios y hechos violentos (como, por ejemplo, los heridos de arma de fuego o blanca), sino también arrebatos, entraderas y robos de vehículos.

“También se tuvo en cuento el flujo de circulación. Algunas de las zonas son de un perfil comercial y tienen mucho tránsito. Por ejemplo, delitos como el arrebato tienen mucho que ver con eso”, señaló Seghezzo.

En tanto, y en le mismo marco, en diálogo con este medio el secretario de Seguridad provincial, Gerardo Chaumont, dijo que también se hizo un acabado análisis del corrimiento geográfico que ha experimentado el delito en el último tiempo. “Igual, sabemos que cuando uno va hacia un lado es probable que el delito vaya hacia otro. Y vamos a seguir estando atentos a eso”, sostuvo.

Los dos funcionarios mencionaron que las zonas más violentas y conflictivas quedarán bajó control de la Policía de Acción Táctica, la cual tiene un perfil más de represión que de prevención del delito. En ese marco, Seghezzo recordó que hoy esa fuerza está trabajando con intensidad en sectores como Villa Moreno, Fuerte Apache y La Cerámica, entre otros.

La guerra y la paz

El secretario Seghezzo mencionó ayer que los homicidios bajaron en Rosario el primer bimestre del año un 20 por ciento en relación al mismo período de 2014. El guarismo, dijo, también está levemente por debajo de lo que ocurrió en enero y febrero de 2013.

“Es un descenso importante. Además, Rosario es uno de los pocos lugares del país donde ese índice está bajando. Esto se da por el trabajo serio que se está realizando y esperemos poder sostener la tendencia”, sostuvo el funcionario.

En rigor, el dato fue entregado sin la precisión de la cantidad de crímenes exactos que se dieron. Pero en las últimas horas trascendieron algunas cifras que dan cuenta de ese fenómeno.

Según un informe publicado por el sitio web informativo rosarioplus.com, en la ciudad se cometieron 41 homicidios desde el 1º de enero hasta el 3 de marzo de este año. Esa cifra se eleva a 49 si se contemplan las localidades que conforman el Gran Rosario (tres ocurrieron en Pérez, dos en Villa Gobernador Gálvez, uno en Arroyo Seco, uno en Alvear y el restante en Granadero Baigorria). Las zonas más golpeadas por los crímenes fueron (con doce muertes) los barrios Triángulo, Santa Lucía, Moderno, Villa Banana, Godoy y San Francisquito.

En tanto, entre enero y febrero de 2014 se habían cometido 62 asesinatos en el departamento Rosario. Ese arranque de año fue el más violento de la historia.

El perfil de los comunitarios

Los 400 policías comunitarios que llegarán a la ciudad en abril acaban de egresar del Instituto de Seguridad Pública Provincial (Isep) dentro de una camada de 880, la más numerosa en la historia policial local.

Los jóvenes agentes están habilitados a salir a la calle con sólo la mitad de su período de formación (cursaron un año, pero la carrera es de dos) a partir de la ley de Emergencia en Seguridad, aprobada con el número 13.297 en noviembre de 2012 por un lapso de seis meses, al que sucesivas prórrogas prolongaron hasta hoy.

Lo que distingue a los comunitarios es que visten de azul y se los identifica por sus hombreras anaranjadas.

Además, sólo tienen asignadas un par de cuadras para caminar a diario, de manera de familiarizarse a fondo con los residentes y éstos con quienes los deben proteger.

Como ocurrió en el barrio Las Flores, cuando lleguen a su zona los efectivos entregarán a cada uno de los vecinos una tarjeta con todos sus datos: foto, nombre y apellido, número de identificación policial y teléfono celular y correo electrónico. La idea es que haya un fuerte vínculo con los vecinos del barrio.

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