Ciudad

Bronca, indignación y temor

Condena por violencia de género dejó sabor a nada

Tras cumplir ocho meses de una sentencia a prisión de tres años, Néstor Fabián Anchaval, quien fuera denunciado más de 30 veces por su ex pareja, recuperó la libertad.


Tal como había anticipado este diario, Néstor Fabián Anchaval, condenado a tres años de prisión efectiva en el primer juicio oral por violencia de género que se dirimió en los tribunales provinciales, fue dejado en libertad tras solicitar el beneficio que el Código Penal estipula luego de cumplidos 8 meses en prisión.

Anchával había sido condenado a principios de mayo de este año por los delitos de amenazas y violación domiciliaria con daños. En el mediodía de ayer, el juez Carlos Leiva hizo lugar al pedido de la defensa de otorgar la libertad al acusado, bajo la obligación de acercarse a la Oficina de Gestión Judicial a firmar semanalmente y a una estricta prohibición de acercamiento a Jesica B., la víctima, y a su grupo familiar.

“Ahora tengo 3 años para irme a buscar un lugar con mis hijos”, decía entre lágrimas Jesica B., luego de escuchar la condena de tres años de prisión efectiva para su ex pareja, a quien denunció más de 30 veces por delitos de violencia de género. La condena tenía sabor a poco. “Llegó a juicio con menos de todo lo que viví”, lamentaba Jesica en las puertas de Tribunales, el mediodía del 5 mayo de este año.

Dos meses después, esa condena sabe a nada. Tal como lo habilita el Código Penal, para condenas de hasta tres años, el acusado puede solicitar el beneficio de la libertad (bajo ciertas condiciones) una vez que haya cumplido los 8 meses de prisión. Anchaval fue apresado en noviembre del año pasado, por lo que este mes alcanzó el plazo estipulado. La defensa pública, a cargo de los abogados Juan Pablo Nardin y Darío Pangrazi, solicitó la libertad condicional para el acusado, apelando al Código Penal y a un informe de buena conducta.

Pese a la oposición del Ministerio Público de la Acusación, representado por los doctores Raquel Almada y Álvaro Campos, el juez Carlos Leiva resolvió hacer lugar al pedido de la defensa y dejar en libertad al imputado. En tanto Anchaval deberá acercarse a la Oficina de Gestión Judicial a firmar semanalmente y cuenta con una estricta prohibición de acercamiento a Jesica B., la víctima, y al grupo familiar.

“Jesica está cansada de escapar de él. Pretendemos que él quede preso y no ella del terror, del desamparo, de la inseguridad”, expresó Nora Giacometto, de la organización Ampliando Derechos Diversidad y Género, quien acompañó a la víctima en todo el proceso.

Giacometto hizo responsable al juez y a los fiscales, y cuestionó la decisión de la Fiscalía de no apelar el fallo en el período establecido. “En el fallo el juez lo absuelve por dos denuncias que hicimos por hostigamiento telefónico, porque considera que no es un amenaza cuando ésta figura en el artículo 5 de la ley como violencia psicológica”, señaló, al tiempo que sentenció: “Los jueces de la provincia no saben de qué se trata la violencia de género”.

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