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La moda como visión social

La diseñadora Adriana Costantini dialogó sobre la importancia de trabajar para las “mujeres reales” y la aceptación del propio cuerpo. También dijo que la fantasía que se muestra en la pasarla es divertida.

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Por: Luciana Sosa

La moda suele ser vista como una especie de prisión del cuerpo, de las telas y de las ideas plasmadas en ellas por parte de los diseñadores. Sin embargo al hablar de moda también se habla de integración, o de discriminación, y de un estilo social que revela la situación de cada parte del planeta.

La diseñadora Adriana Costantini pasó por Rosario para mostrar sus nuevos trabajos en una gala a beneficio del Hogar del Huérfano (una muestra más de que la moda es una vía social) y dialogó con El Ciudadano sobre la importancia de que la moda esté al servicio de las mujeres y no ellas al servicio de la moda.

Sobre el tema, la Real Academia Española indica que moda significa uso, modo o costumbre que está en boga durante algún tiempo, o en determinado país, con especialidad en los trajes, telas y adornos, principalmente los recién introducidos.

Es decir, al ver una prenda uno puede comenzar a descifrarla y así saber, comprender o, aunque sea, intuir cómo es o fue una determinada sociedad. La ropa manifiesta sus costumbres, su crecimiento o las crisis económicas, la arquitectura, el linaje o la clase social de quien la lleva, las tradiciones, la censura o la libertad de la época; asimismo la creatividad en el arte.

“Como forma de expresión y como fenómeno social la moda es muy importante; hay gente que usa la moda y gente que fabrica la moda, de ahí viene el fenómeno social: cómo es tomada y las huellas que deja en la historia, en este caso, de la mujer”, apuntó Costantini.

La diseñadora agregó: “Aun cuando las tendencias en el mundo están mostradas en los medios, la globalización también pone su parte y, de acuerdo a los estilos y a la situación que atraviesa cada parte del mundo, se ve reflejada en sus creaciones”.

Con ya 25 años de carrera, Costantini advirtió sobre la posibilidad de que la gente dependa de la moda y ésta se transforme en algo sumamente negativo, cuando en realidad debería ser una vía de aceptación, mejora estética y anímica, no sólo una pasarela que muestre modelos y diseños inalcanzables. “Lo que espero es que la moda no nos tiranice, que la moda sea algo, inclusive, lúdico, una forma de expresión y que se elija de la moda lo que mejor le quede, lo que más guste a la persona que se anime a la moda. Hay que aceptarse como somos, ver qué nos queda bien, cómo nos gustaría lucir y buscar, dentro de las posibilidades que presentan los diseñadores, un estilo propio, que nos muestre tal cual somos”, recomendó.

Ley de talles

Una de las controversiales noticias de los últimos años fue la no implementación de la ley de talles. Muchas de las marcas de ropa más famosas poseen sus prendas en talles menores casi irreales. Es por eso que se sancionó la ley a fines de 2007 pero no es cumplida.

Durante el año pasado, en la Legislatura, recibió una modificación en su cuarto artículo, el cual promueve que las empresas industriales radicadas en el ámbito de la provincia de Santa fe (en el caso de la región), cuya actividad sea la fabricación de indumentaria femenina, deben confeccionar las prendas “en todos los talles necesarios para cubrir las medidas antropométricas de la mujer adolescente”. Claro que estas medidas deberán haber sido aprobadas mediante las normas Iram.

Asimismo, la ley 12.841 dice ahora qué multas deben aplicarse a quienes no cumplan con la norma: “Los fabricantes o comerciantes que incumplieran lo dispuesto en los artículos 1, 2 y 3 o en las normas reglamentarias que en su consecuencia se dicten, podrán ser sancionados con multa de pesos cien ($ 100) a pesos quinientos mil ($ 500.000) y clausura de hasta treinta (30) días”. Además, el Poder Ejecutivo queda facultado para “actualizar el monto de las multas”.

“El tema de los talles es una discriminación, pero si bien es importante la estética, y al parecer las mujeres tenemos casi la obligación de vernos bien, de arreglarnos, hay que remarcar que se habla de la ley de talles porque no se cumple con las nomenclaturas que deben tener los distintos tamaños como las tazas de busto, las caderas y largos. Es cierto que deben tener una medida real. De hecho, yo trabajo para la mujer real; sin embargo no estoy a favor de que de cada modelo diseñado haya varios talles, porque no en todos se mantiene la forma pensada”, explicó. 

Asimismo, agregó: “Todos tenemos derecho a vernos bien y a sentirnos cómodos y seguros con la prenda que nos cubre el cuerpo, y es terrible que aquellos que estén excedidos de peso tengan que usar prendas gigantes para taparse, no para vestir y lucir”.

Y concluyó la idea: “Juguemos con accesorios, con colores, con texturas, ocultando algunas partes de nuestro cuerpo pero mostrando otras. La moda debe estar a nuestro servicio y no nosotras al servicio de la moda”.

Ilusión en la pasarela

Frente a la nueva modalidad de subir a la pasarela a modelos mayores de 30 años, con el fin de dedicar gran parte de las colecciones a quienes, según datos comprobados por estudios de mercado internacionales, son las que más invierten en su vestuario y cuidados del cuerpo en sí, Adriana Costantini señaló que “esto también es una moda y pasará pronto”. “Siempre se busca mostrar algo distinto sobre esa vidriera al mundo (por la pasarela); de todas formas, si bien son las que más invierten en la moda, integran otra parte del público y en breve serán desplazadas de las pasarelas por otro tipo de modelos”, señaló.

En tanto sobre aquellas mujeres anoréxicas que también ponen su cuerpo al servicio de la moda, la diseñadora fue contundente: “Hay que aclarar algo muy importante: lo que se ve en la pasarela es una ilusión, es pura fantasía, no es real, pero está bien que a veces nos permitamos estar dentro de esa fantasía. Uno ama la perfección, la admira y no tiene nada de malo sentir que lo protagonizamos. Eso sí, lo importante es que después no esperes verte tal cual en el probador. La moda dentro de la moda cambia mucho. En cuanto a las mujeres súper flacas ni me fijo en el tema. Trabajo para mujeres reales y el mundo tiene esa tendencia de trabajar para las mujeres reales. Es algo irreal ver a las chicas tan flaquitas”.

Y agregó: “El ser humano tiene que nutrirse, alimentarse, en su debida forma y momento y está bueno comer sano, lo justo y necesario, pero cuando estas modas atentan contra nuestra salud es una locura continuarlas. Es más, cuando hago el casting para mis colecciones trato de buscar chicas no tan delgadas porque aparte no lucen bien”.

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