Ciudad

La lucha de una mujer

Por Paola Cándido. Gisela La Menza sigue buscando explicaciones de por qué se llevaron a su marido de Rosario sin su autorización para internarlo en un instituto de Córdoba.


La esposa de un hombre que quedó discapacitado tras sufrir un accidente en un partido de polo, en diciembre de 2010, sigue peleando legalmente para que sus suegros le “devuelvan” a su marido, quien fue retirado de Rosario sin su autorización e internado en un geriátrico. La mujer puede verlo, pero como una visita, y sigue peleando para que su marido regrese a Rosario. Sin embargo se manifestó preocupada por el deterioro de la salud de su esposo y espera que la Corte Suprema resuelva en su caso, ya que interviene tanto la Justicia de Córdoba como la de Rosario, y será el máximo tribunal quien arbitre en el complejo caso.

Gisela La Menza denunció que es víctima de un avasallamiento de derechos por parte de su suegro, quien se llevó a su marido sin su autorización a la ciudad de Córdoba al centro de rehabilitación “Vida Plena”, cuando el hombre estaba recibiendo un tratamiento médico en su hogar conyugal. El suegro de la denunciante comenzó la batalla legal a poco de ocurrido el accidente, pero sólo logró que los jueces rosarinos lo excluyeran del hogar familiar y le fijaran un régimen de visitas.

Sin embargo, el hombre realizó una denuncia en la Justicia federal de Córdoba y logró el traslado de su hijo sin la autorización de su nuera. La batalla legal recién empieza.

Gisela La Menza, de 29 años, e Ignacio José Ballesteros, 33, se casaron el 31 de marzo de 2010. El 11 de diciembre de ese año, Ignacio tuvo un accidente en el que sufrió un severo traumatismo que lo dejó en situación de discapacidad, por lo que no puede bastarse a sí mismo y su diagnóstico es cuadrispesia espástica.

“Lo preocupante es el deterioro de la salud de mi marido, entró al centro de rehabilitación de Córdoba sin ninguna lesión cutánea y a los tres días le aparecieron escaras. Además, tiene dos cuadros de infección respiratoria, en menos de un mes y nunca tuvo ese tipo de infección. Todo esto consta en la historia clínica, le cambiaron la medicación sin consultar a los médicos de Rosario, nunca se pusieron en contacto con ellos, actuaron sin preguntar. En definitiva, la salud de Ignacio está cada vez peor”, manifestó la esposa de Ballesteros. La Menza aclaró que solamente enviaron el expediente de Córdoba a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. “En el de Córdoba contestaron las cuestiones por la que ellos dicen que Ignacio no estaba bien cuidado en Rosario. El dictamen de la procuración reconoce que faltan elementos, eso significa que falta el expediente de Rosario”.

“El juez de Rosario, Manuel Rosas, mandó un oficio al geriátrico pidiendo que me dejen estar todos los días una hora y media a solas con mi marido, pero no me lo están concediendo. El dueño del centro de rehabilitación me explicó que su abogado le dijo que el juez cordobés Bustos Fierro dictó un status quo y no se puede hacer ninguna modificación en la visita, el clima es hostil”, destacó La Menza.

Polémica en la web

El 29 de junio pasado El Ciudadano publicó por primera vez la historia de Gisela La Menza e Ignacio Ballesteros. La nota no pasó desapercibida. Unos 140 comentarios abrieron un debate entre los allegados a los padres de Ignacio y los de Gisela. Los amigos y familiares expusieron razones de ambas partes, pero nadie puede explicar cómo se desencadenó una cuestión judicial cada vez más confusa que determinó que Ignacio sea trasladado desde Rosario sin la autorización de su esposa. Un tema polémico que la Justicia deberá dilucidar y que aún no lo ha hecho.

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