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La diosa Yemanjá ve crecer el número de fieles

Yemanjá fue agasajada anteayer en Uruguay por decenas de miles de personas congregadas para rendir culto a la diosa del mar, en una tradición sincrética que nació hace menos de 30 años en ese país, oriunda de Brasil, y que Cuba, Argentina y Venezuela también celebran.

Yemanjá fue agasajada anteayer en Uruguay por decenas de miles de personas congregadas para rendir culto a la diosa del mar, en una tradición sincrética que nació hace menos de 30 años en ese país, oriunda de Brasil, y que Cuba, Argentina y Venezuela también celebran.

Decenas de miles de creyentes y curiosos acudieron, desde primeras horas de anteayer hasta altas horas de la noche, a las riberas del país para rendir homenaje a Yemanjá, diosa del mar según el credo afroumbandista, a quien realizan ofrendas a cambio de protección, salud, amor, trabajo, o cualquier objetivo que se anhele.

En los templos umbandistas “uno encuentra mucha preocupación por asuntos absolutamente básicos para cualquier ser humano que uno no encuentra en instituciones eclesiásticas grandes”, dijo el sociólogo Néstor da Costa.

Las ofrendas, que son arrojadas al agua, depositadas o incluso enterradas en la arena, van desde frutos –con la sandía como predilecto–, hasta alhajas, pasando por perfumes, espejos o flores.

“Umbanda es una religión en evolución, hay cosas que van cambiando”, afirma mae (sacerdotisa) Susana Andrade, afrodescendiente y presidenta de la Asociación Afroumbandista del Uruguay, quien tras haber recibido una educación evangélica fue iniciada al culto a través de su esposo, Julio Kronberg, de origen alemán.

Un censo del Instituto Nacional de Estadística de Uruguay reveló en 2006 que un 0,6 por ciento de los 3,4 millones de habitantes que tiene el país practicaba el umbandismo, y se estima que menos de un 10 por ciento de ese grupo son afrodescendientes.

Si la mayoría son blancos, afirma el antropólogo uruguayo Renzo Pi Hugarte, “se debe a que los negros son una minoría y cada vez son menos por el fenómeno del mestizaje”.

“Algunos lo reivindican (el umbandismo) como propio de los negros, pero no es verdad. Los negros de allá no trajeron ninguna religión, eso vino de Brasil en un tiempo relativamente reciente”, observa Pi Hugarte, quien señala que “en toda la época colonial o republicana no hay ninguna referencia” a este culto.

Yemanjá, diosa del río Ogún (Nigeria), nació como diosa de las aguas saladas en la mitología Yoruba, pueblo oriundo de África occidental, antes de ser retomada por los bantúes (grupos étnicos de África subsahariana), que la trajeron a América con la esclavitud.

Su figura es hoy producto “de un sincretismo a lo largo del tiempo por efecto de la religión oficialmente impuesta en distintos lados de América: hubo una identificación con el personaje mítico de la sirena europea y con distintas advocaciones de la virgen”, señala Pi Hugarte.

“En Bahía es la Virgen de la Concepción; en Río de Janeiro, la Virgen de Gloria; en Porto Alegre, la de los navegantes; en Cuba es la Virgen de Regla, y aquí no se identifica con ninguna”, detalla el catedrático de la Universidad de la República.

Uruguay, uno de los primeros países laicos que tuvo América latina, con un 47 por ciento de sus habitantes declarados católicos, vio llegar en 1968 y desde Brasil el afroumbandismo, que desde el final de la dictadura militar (1973-1985) no dejó de ganar adeptos, según Pi Hugarte.

 Este año fue declarado por la ONU Año Internacional de los Afrodescendientes y esta celebración fue una vez más reconocida de interés municipal, turístico y cultural por las autoridades uruguayas.

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