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La desigualdad está en el debate mundial

La titular del FMI advirtió sobre desempleo y desigualdad en los ingresos.

Hubo un tiempo en el que la creciente desigualdad registrada en distintas partes del mundo en las décadas del 80 y del 90 era un tema condenado a no ser debatido en los principales foros internacionales, pero en lo que va de 2014 las cosas parecen haber comenzado a cambiar.

Por un lado, está la publicación en inglés del libro del que todos los economistas hablan: El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty.

El economista francés llama la atención sobre los crecientes niveles de desigualdad en los países desarrollados, similares a los de la primera etapa del siglo XX.

En ese contexto, de desigualdad creciente, Piketty advierte que las herencias de los grandes magnates tendrán un peso cada vez mayor en la economía mundial, con lo que la economía podría entrar en un círculo vicioso en el que una de las consecuencias serían bajos niveles de crecimiento.

El otro que sacudió el avispero fue el papa Francisco: primero con un simple mensaje en Twitter, enviado el 28 de abril pasado: “La desigualdad es la raíz de los males sociales”.

Anteayer, el pontífice le reclamó a la ONU que haga más para ayudar a los pobres y alentar una “legítima redistribución” de la riqueza.

Lo hizo en una audiencia con el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, donde exigió: “Restituir con generosidad y abundancia lo que injustamente podemos haber antes negado a los demás”.

En marzo pasado, el mismísimo FMI admitió en un informe que la creciente desigualdad de ingresos está haciendo caer el nivel de crecimiento económico mundial y aumentando la inestabilidad política.

El Fondo Monetario abogó incluso por subir ciertos impuestos y redistribuir la riqueza, entre otras medidas, para “reducir la brecha entre ricos y pobres”.

En el paper Fiscal Policy and Income Inequality, el número 2 del FMI, el norteamericano David Lipton, admitió que “algunos deben estar sorprendidos de que el Fondo se involucre en este debate sobre el diseño de políticas redistributivas”.

El economista advirtió que “la desigualdad del ingreso ha estado creciendo en muchas partes del mundo en décadas recientes” y advirtió que eso genera impactos negativos en la economía global.

Esta semana hubo otro llamado de atención al respecto: la número uno de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, habló del tema en un informe ante el Senado de ese país.

Señaló que hay dos tendencias a las que considera “muy disruptivas”: la cantidad de norteamericanos que han permanecido desempleados por largo tiempo y la desigualdad del ingreso.

“Hemos visto una tendencia hacia una creciente desigualdad en el ingreso y también en la riqueza. Personalmente visualizo esto como una tendencia muy disruptiva que los hacedores de política pública deberían estar mirando para considerar cuáles serían las respuestas adecuadas”, afirmó Yellen ante un comité del Senado norteamericano.

Por fin parecen haber llegado al centro de las decisiones mundiales ciertos debates que en América atina, el continente que sigue siendo el más desigual del planeta, se vienen dando ya hace bastante tiempo.

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