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Panorama político

Bonfatti suma a la UCR en Seguridad

Por David Narciso


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“¿Sabés lo que está pasando ahora en Hipócrates y Uriburu?”. El periodista en la redacción tiembla. Mira hacia la ventana y ya está oscuro. Pensaba cerrar temprano para disfrutar de la otoñal noche de viernes. Ojea la raleada sección Policiales, preparado para escuchar otra historia de tiros, muertos, un nuevo megaoperativo. Lo que sea obligaría a sacar cronista y reportero gráfico a la calle. ¿Qué otra cosa puede estar pasando a esa hora en el corazón del castigado cordón sudeste de la Rosario de 2014?

Finalmente llega el alivio: “¡Hay una función de Cine a la Reposera!¿Quién iba a pensar que podíamos hacer Cine a la Reposera de noche en ese lugar?”. El periodista no puede dejar de pensar que pecó de prejuicioso, que no sólo desde afuera, sino también desde esta ciudad se estigmatizan barrios, zonas, vecinos.

La reposera en Hipócrates y Uriburu tiene más peso simbólico que real. La realidad no cambia en un mes de estadía de fuerzas federales ni por más cooperación ejemplar entre Nación-provincia-ciudad que haya. En todo caso el funcionario municipal del otro lado de la línea no hacía más que celebrar lo que considera un quiebre de tendencia y un camino a seguir: las fuerzas de seguridad pacifican, retoman autoridad sobre el territorio y detrás viene el resto de las áreas del Estado, desde alumbrado público y la ambulancia hasta la función de cine de Cultura.

La depuración

Policías que revistan en la santafesina -y en algunos casos brigadas enteras de la fuerza- están bajo investigación de juzgados federales y provinciales.

Las diligencias libradas por el juez Carlos Vera Barros sobre diez dependencias policiales no dejan dudas de que se trabaja sobre la pista de la complicidad con bandas que trafican droga. Además existen otras instancias de investigación (no necesariamente judiciales) que buscan cerrar el cerco sobre ex jefes policiales sospechados de acumular bienes mal habidos.

Una novedad es que el juez Vera Barros comisionó a la Secretaría de Delitos Complejos de la provincia para ir a buscar las pruebas a esas dependencias policiales. ¿Una señal de confianza a la Policía santafesina? ¿Una puesta a prueba? ¿Un mensaje que pretende mostrar que no todo es lo mismo? ¿Un mimo al ego de una fuerza golpeada por el desprestigio y la sospecha? La respuesta puede ser cualquiera, o todas a la vez. Por las dudas, Vera Barros los hizo acompañar por gendarmes que garanticen que la diligencia se convierta en allanamiento ante la mínima resistencia. No hizo falta.

Depuración y castigo ejemplar son pasos imprescindibles sin los cuales se diluirán los transitorios logros conseguidos con el desembarco de fuerzas federales o las reformas que el Ministerio de Gobierno prepara para dar a conocer esta semana.

El pie en el acelerador

El mérito de las reformas que vienen es ensayar un camino diferente a lo que ya se probó y fracasó.

Hacía tiempo que la mesa de conducción del Frente Progresista venía conversando la necesidad de ampliar la representación de los socios en la cartera de Seguridad.

En ese contexto se acordó sumar un coordinador político de seguridad por cada uno de los cinco nodos de la provincia (en febrero fueron nombrados radicales en Rafaela y Venado Tuerto; en Rosario será un­­ funcionario de CC-ARI), estructura que encastra con la reorganización de la fuerza policial cuyos alcances son más profundos y se conocerán en los próximos días.

El viernes se terminaron de cocinar detalles de la designación del ex presidente del Colegio de Abogados, Ignacio del Vecchio, al frente de la Secretaría de Control de Fuerzas de Seguridad.

Este organismo administrativo, con injerencia sobre la Policía y el Servicio Penitenciario, arrastra desde 2007 un profundo déficit de gestión. Fue blanco de fuego opositor porque durante mucho tiempo incumplió su tarea básica. Reflotarlo es imprescindible para poner un dique al clima de impune corrupción que dinamitó el vínculo entre Policía y ciudadanos.

El nombre de Ignacio Del Vecchio es una propuesta del MAR, sector interno de la UCR santafesina que tiene a los diputados Santiago Mascheroni, Julián Galdeano y a los intendentes de Reconquista y San Lorenzo como referentes más visibles. La designación entonces implica sumar radicalismo a la gestión, no ya en un apacible ministerio sino en el ojo mismo del huracán, donde hace tiempo el socialista Raúl Lamberto corre con el gasto de tan ingrata faena.

El peronismo incómodo

El acuerdo que lograron los sectores internos de la UCR santafesina para evitar una contienda partidaria alivia la toma de decisiones en la Casa Gris, clarifica el reparto de espacios de poder en el gobierno y ordena a uno de los grandes accionistas del Frente Progresista.

Pero si la convivencia es tensa para los que son gobierno, qué decir del justicialismo y su prolífera vida interna, condenado a inimaginables equilibrios a medida que se aproxima 2015.

La semana que pasó fue todo un desafío en ese sentido: mientras en Santa Fe se pregonaba la construcción de una oferta electoral de unidad, a nivel nacional el justicialismo transitaba el camino inverso.

El congreso nacional del PJ en Parque Norte incomodó especialmente al peronismo santafesino, porque es inevitable que la división entre kirchneristas y disidentes derrame sobre las provincias. Además, en Parque Norte surgió un dato de enorme relevancia para el peronismo santafesino: la inclusión del kirchnerista Agustín Rossi en el lote de presidenciables.

Aspirantes a la Casa Rosada ya están caminando Santa Fe en busca de sumar fragmentos del PJ.

Pepe Scioli, hermano del gobernador bonaerense, se presentó en la Legislatura provincial junto a Eduardo Camaño y el ministro bonaerense Oscar Cuartango. Se asegura que el motonauta tiene el respaldo de cinco senadores (los seis restantes ficharon con Massa).

En tanto, Sergio Massa viene a la conquista de peronistas, en principio el 19 de mayo; y el entrerriano Sergio Urribarri, se dice, quiere empezar por Rafaela.

Atentos al panorama local, se espera que todos los forasteros repitan el libreto de José Scioli, quien dijo que llegaba portando expresas instrucciones de su hermano de no meterse en temas locales.

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