Cuesta pensar que a la muerte de un hijo se le pueda sobreponer algo peor. Pero a veces ocurre. Y a los padres de Carlos Godoy, el joven asesinado por policías en un oscuro episodio denunciado como gatillo fácil, les pasó. Porque lo que siguió a la inexplicable pérdida de su hijo fue el rechazo de un juez a aceptarlos como querellantes en la causa que investiga el fiscal de Homicidios Miguel Moreno, quien se acopló a la versión de los uniformados en detrimento de la hipótesis de ejecución sumaria. En febrero, un magistrado argumentó que como Vicente y Deolinda no son herederos forzosos no pueden seguir la pesquisa sobre el crimen de su hijo. Ayer, la Cámara de Apelaciones revocó esa decisión y los aceptó como querellantes.
“Es la primera noticia buena. Teníamos esperanzas. Porque estamos confiando en la mejor justicia, que es la de Dios. La causa está nula y estos tipos sueltos. Lo que significa que pueden seguir matando y haciendo de las suyas. Ahora vamos a poder luchar para que los citen a declarar”. Así celebró ayer Vicente Godoy el fallo del juez de la Cámara Penal Carlos Carbone, quien revocó la resolución de su par de primera instancia, Hernán Postma, dictada en febrero pasado. La misma rechazaba la solicitud de constitución de querellantes de los padres de Carlos y también denegaba la postulación del defensor público de Santa Fe, Gabriel Ganón, como patrocinante en la causa. Este último punto fue confirmado por el juez Carbone, que rechazó a Ganón con los mismos argumentos: si la familia no tiene recursos económicos puede buscar representación legal en el Centro de Asistencia a la Víctima (CAJ).
El juez Carbone resaltó que el nuevo Código Civil y Comercial “no es tan limitativo recogiendo los criterios judiciales que tildaban de irrazonable cepo más allá de los herederos forzosos. Incluso reconoce a los convivientes de la víctima con legitimación para reclamar daños por su muerte, no obstante mantener el orden de prelación hereditaria para los ascendientes”. Y agregó que “cuesta pensar en el caso concreto, que los padres del muerto no estén embargados por un sentimiento de dolo de parecido tenor al hijo menor (Carlitos tuvo un hijo que hoy tiene cuatro años), aunque no sean herederos con vocación hereditaria al ser desplazados por éste, al punto de no permitirles el ingreso en el carácter denegado”.
Godoy fue asesinado el 24 de mayo pasado a metros de su casa de Garzón al 1200 bis, de Empalme Graneros. Tenía 25 años y dos trabajos para darle mejor vida a su mujer y a su hijo. Su familia aún no sabe cuántos balazos policiales recibió ni en qué partes del cuerpo. La versión que brindó la Fiscalía fue la recabada a los efectivos de la fuerza que dispararon, quienes adujeron que el joven había intentado robarles y que lo abatieron cuando intentaba huir por las escalinatas que elevan calle Garzón a la avenida Sorrento en medio de un enfrentamiento.
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