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Kirchner puso a girar las dos ruletas

Por: Pablo Ibáñez

El tucumano Alperovich es uno de los posibles candidatos a vice de Kirchner.
El tucumano Alperovich es uno de los posibles candidatos a vice de Kirchner.

Por desacuerdo o de puro descreído, el auditorio desoyó la frase de Néstor Kirchner de “no vivir con una urna en la cabeza”. Jamás tan inoportuno: un rato antes, el planeta K –de Kunkel a Moyano– había vociferado su frenética pasión electoral al proclamar, ad hoc, al patagónico su candidato para 2011.

Obvio e inevitable, el clamor apenas pudo ser domado –como recomendó, el miércoles, en Olivos– por 24 horas tras los festejos del Bicentenario que el kirchnerismo se apresura a traducir como una bendición al gobierno. El jueves, al final, brotó y se propagó entre las gargantas K.

El jefe de la CGT, el metalúrgico Antonio Caló, los diputados Carlos Kunkel y Agustín Rossi, y Beatriz Rojkés, senadora por Tucumán y esposa de José Alperovich gritaron, como por generación espontánea, que Kirchner es el “candidato natural” del PJ para disputar la presidencia en 2011.

Nada que no se haya dicho antes o no se haya garabateado en paredones (casi plaga, la consigna Kirchner 2011 estuvo hasta en la murga del desfile del Bicentenario. Como ocurrencia, empapelaron Tucumán con una remake del Perón Vuelve pero con K dentro de una V que integraba, más chica, la palabra bienvenido), pero que en la fiebre posfiesta del 25 adquirió categoría de “política de Estado” para la comandancia kirchnerista.

Sobreactuación

Por eso, desde Tucumán, para cumplir el ritual del aclamado y apaciguar las euforias, Kirchner sobreactuó con el comentario de que no se puede estar todo el tiempo pensando en elecciones. Una simulación, claro: el propio ex presidente no pestañea sin cuantificar dones y daños electorales.

Pero el juego del ocultamiento, de los amagues, ha sido su táctica constante: jugueteó hasta el final, en 2005 para senadora y en 2007 para presidenta, con la postulación de su esposa; lo hizo, en 2009, con su propia candidatura –a diferencia de anteriores, perdidosa– para diputado por Buenos Aires.

Quedó, hasta el instante último, la intriga de un volantazo que nunca apareció. Con esos antecedentes, nadie en el oficialismo se permite imaginar que lo que venga será algo distinto a lo que fue; Kirchner, se apuesta todo, será el candidato del peronismo.

Asoma, sin embargo, una hipótesis que tira en las mesas amigas un funcionario K y despierta furias. Dice así: si Kirchner mide ganador, será candidato; si Kirchner da perdedor y ningún delfín K gana, el patagónico jugará para tratar de retener, como jefe opositor, algo del poder.

El dilema es si Kirchner no tiene chances de ganar mientras otro peronista cercano (Scioli, Capitanich o Gioja, por enumerar algunos) asoma con la posibilidad de hacer ganar al PJ. ¿Cedería Kirchner una candidatura para salvar al peronismo o preferiría perder a acompañar el triunfo de otro?

Sobre ese imaginario aparece la sospecha de que antes de fin de año, el patagónico abrirá la grilla de competidores del PJ a algunos gobernadores entre los que, con cierta insistencia –quizá porque sería el más asimilable para el PJ–, se menciona a José Luis Gioja a quien el gobierno le regalará la tribuna de la Cumbre del Mercosur en julio próximo.

Pero Gioja aparece, además, en otra grilla. Así como Kirchner puso a girar la ruleta de la candidatura presidencial, donde él es el favorito, también activó otra lotería: la que tiene que ver con el segundo escalón en la fórmula presidencial del año próximo y que ayer tuvo un protagonismo puntual.

Alperovich –que estrenó la nueva sede del PJ sobre un edificio derruido, quizá como metáfora de renovación partidaria– hizo un despliegue inusitado de recursos y show que, para el mercado interno, se vinculó con su pretensión de convertirse en el futuro vice de un hipotético Kirchner reelecto.

El tucumano, ex radical que descubrió el peronismo de la mano de Eduardo Duhalde, sueña con treparse a una fórmula que el PJ cree no permitirá, esta vez, se conceda a un transversal como ocurrió en 2007 con Julio Cobos, así como pretenderán que el sello electoral se limite al Partido Justicialista.

Además de Alperovich –que desplegó 15 mil personas para la visita K–, a Gioja se incluye en el pelotón de potenciales vices como algunos, con malicia, juguetean con que la fórmula de 2011 será como la de 2003: Kirchner-Scioli. Una manera nada sutil, ni elegante, de “expulsarlo” de Buenos Aires.

La vice tiene otro aspirante poderoso: Moyano animó una semana atrás a un grupo de diputados gremiales y dirigentes con que el “movimiento obrero debe aspirar a estar en la fórmula presidencial del PJ”. Parece, a priori, una bravuconada para animar a la tropa, pero el camionero avanza hasta que alguien le diga que no. Y Kirchner, hasta ahora, evitó hacerlo.

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