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Irán aceptó un acuerdo con Turquía a instancias de Lula

Para Brasil fue un “éxito” la firma para el intercambio de uranio. Pero EE.UU. y Europa miran con recelo.

La diplomacia de Brasil con su presidente, Luiz Inacio Lula da Silva, a la cabeza reforzó su presencia en el escenario internacional al intermediar este fin de semana pasado en el acuerdo entre Turquía e Irán para el intercambio de material nuclear iraní. El gobierno de Teherán aceptó ayer un canje en el extranjero de parte de su uranio levemente enriquecido a cambio de combustible nuclear, de forma de blanquear que su uso es para fines pacíficos. Sin embargo, Estados Unidos, Rusia y Gran Bretaña se mostraron aún escépticos. Y la Casa Blanca adelantó que esta propuesta no detendrá su intención de endurecer las sanciones contra Teherán.

El acuerdo, fruto de una mediación brasileña y turca, fue firmado ayer por los ministros de Relaciones Exteriores de los tres países en presencia de los presidentes de Irán, Mahmud Ahmadinejad, de Brasil, Lula da Silva, y del primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan.

Este proyecto prevé fundamentalmente el envío a Turquía por Irán de 1.200 kilos de su uranio débilmente enriquecido (3,5 por ciento). Allí será cambiado, en el plazo máximo de un año, contra 120 kilos de combustible enriquecido al 20 por ciento, lo necesario para el reactor de investigación nuclear de Teherán, señaló el portavoz de la cancillería iraní, Ramin Mehmanparast.

Así, Irán cedió al pedido y se mostró determinado a seguir con su programa de enriquecimiento de uranio que asegura no tiene fines bélicos, aunque al continuar con esta actividad ya fue sancionado tres veces por el Consejo de Seguridad de la ONU.

El canciller turco consideró, luego de este acuerdo, que “ya no hay necesidad de sanciones” y el ministro de Relaciones Exteriores brasileño, Celso Amorim, sostuvo que la propuesta demuestra que “todavía priman la diplomacia y la negociación”, destacando que este acuerdo “reconoce el derecho de Irán de utilizar con fines pacíficos la tecnología nuclear y el enriquecimiento de uranio”.

Pero, por su lado, la Casa Blanca, aunque sin rechazar en forma categórica el acuerdo, afirmó que “no cambia los pasos que estamos dando para determinar las responsabilidades de Irán por sus obligaciones, que incluye las sanciones”.

El Departamento de Estado evocó “progresos importantes” en la busca de una resolución. Pero también señaló que este acuerdo no detendrá su intención de endurecer las sanciones contra Irán por su programa nuclear.

En tanto, Rusia saludó el acuerdo, pero consideró necesarias otras consultas antes de responder a las preguntas en suspenso. 

Londres consideró que Teherán seguía siendo una “fuente de preocupación”, y la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Catherine Ashton, dijo con frialdad que el acuerdo “responde en parte” a lo requerido por la Aiea (Agencia Internacional de Energía Atómica).

Brasil, Turquía e Irán ratificaron su compromiso con el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares y recordaron el derecho de todos los estados partes de desarrollar investigación, producción y uso de energía nuclear para fines pacíficos.

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