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Conmoción nacional por la muerte de Néstor Kirchner

Murió sorpresivamente ayer a las 9.15 en su casa de El Calafate, a los 60 años. Lo velan en la Casa Rosada. Cobos: "Fue un gran Presidente" Reutemann: “Fue un luchador” Binner: “Tenemos que pensar en la defensa institucional y de nuestra Presidenta”

El inicio del Censo 2010 era el tema excluyente del día ayer hasta que, a poco de andar, un rumor que en pocos minutos fue noticia lo desplazó todo: “Murió Néstor Kirchner”, decían los zócalos de los canales de televisión. A las 9.15 el ex presidente había fallecido en el hospital municipal de El Calafate, donde había sido trasladado por una descompostura. El parte médico indicó más tarde que se trató, otra vez, de su corazón: “Un paro cardiorrespiratorio no traumático que no respondió a las maniobras de resucitación básicas y avanzadas”. La Argentina del censo quedó sacudida por la novedad. Un país se sorprendió, millones lloraron al ex presidente que hoy será velado desde las 12 en la Casa Rosada, para ser inhumado mañana en Santa Cruz.

Néstor Kirchner nació en 1950 y su vida se apagó ayer a los 60 años. Fue intendente de Río Gallegos, gobernador de Santa Cruz y presidente de los argentinos entre 2003 y 2007. Su impronta hizo que no pasara desapercibido por la Casa Rosada, desde donde despertó amores y odios como hace años no se vivían en la Argentina democrática.

La conmoción por la sorpresa abarcó a todo el arco político, que de modo unánime manifestó su pesar por la muerte de quien era diputado nacional y titular de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur). En rigor, la única que guardo silencio fue la diputada de la Coalición Cívica Elisa Carrió. El estupor alcanzó a oficialistas y opositores, que sorprendidos dieron su pésame a la presidenta Cristina Fernández por la muerte de su marido.

Eduardo Duhalde, Mauricio Macri, Francisco de Narváez, Ricardo Alfonsín, el conjunto de los gobernadores de las provincias argentinas manifestaron su pesar y, en algunos casos, destacaron la figura de Néstor Kirchner a pesar de las refriegas políticas que lo envolvían en la coyuntura.

La noticia de su sorpresivo deceso corrió rápidamente y los principales medios de comunicación de Latinoamérica y el mundo le dieron un espacio, a veces preferencial, otros marginales, en sus sitios de internet.

En los medios locales y en las redes sociales la noticia también fue el tema excluyente a lo largo de todo el día.

Los presidentes de la región también reaccionaron rápidamente y dieron sus condolencias a Cristina Fernández. Cinco presidentes de Latinoamérica anunciaron que participarán hoy de los funerales de Néstor Kirchner, mientras que mañana llegará a Buenos Aires desde Brasil Luiz Inacio Lula da Silva. El presidente de Estados Unidos, Barak Hussein Obama, envió su pésame pero no participará del velatorio, que se extenderá hasta mañana en el Salón de los Patriotas de la Casa Rosada.

Uno de los más expresivos fue el venezolano Hugo Chávez. En su cuenta de Twitter escribió: “¡Ay mi querida Cristina… Cuánto dolor! ¡Qué gran pérdida sufre la Argentina y Nuestra América!”. Y remató: “¡Viva Kirchner para siempre!”.

En el plano local, el primero en reaccionar en términos políticos fue el titular de la CGT, Hugo Moyano. Durante una conferencia de prensa, ayer a la tarde en la sede de la central obrera, destacó la figura de Kirchner –lo ubicó después de Perón y Evita en orden de trascendencia para el movimiento obrero organizado– y respaldó a la presidenta Cristina Fernández.

“Hoy es un día de recogimiento, en el que la inmensa mayoría del pueblo y, en particular, los trabajadores y quienes acompañan la gestión del gobierno nacional que presidió Néstor y que ahora conduce Cristina Fernández sienten un golpe durísimo por la  pérdida de un hombre que será reconocido a partir de que ha trascendido la política argentina”, remarcó Moyano.

La CGT también convocó a sus afiliados a participar desde hoy al mediodía de los funerales del ex presidente que reanudó las paritarias tras años de somnolencia y permitió recuperar el poder adquisitivo de los asalariados.

La muerte de Kirchner deja un vacío en el poder. Era el jefe del partido del gobierno y se encargaba de la relación política con propios y ajenos, además de articular los vínculos de integración con los países de la región, desde su cargo en la Unasur.

Conformaba con Cristina Fernández una férrea sociedad política de más de 30 años. Desde hoy el presidente del PJ es el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, a quien la oposición tironea para que dé el salto al Peronismo Federal y abandone las filas del kirchnerismo. Un abanico de hipótesis políticas flamea sobre el cuerpo del ex presidente en relación al futuro político del oficialismo, que el año próximo quiere revalidar sus títulos en las elecciones de octubre. Cientos de incógnitas e interrogantes buscan respuesta en medio de la sorpresa y la consternación, pero sólo el tiempo las traerá.

Pero no todo se jugó ayer en los medios. Las manifestaciones de dolor por la inesperada muerte de Kirchner ganaron las calles de la Capital Federal, donde desde temprano muchos vecinos colocaron carteles y flores en el vallado de la Casa Rosada, en la plaza de Mayo, exhibiendo su tristeza por la muerte del ex presidente y confirmando su respaldo a la actual mandataria.

Por la noche, miles se reunieron en la Plaza de Mayo como previa a los funerales que comenzarán este mediodía. Además de militantes participaron funcionarios del gobierno y legisladores. Hubo muchas muestras de cariño hacia el presidente desaparecido, también los medios reflejaron cientos de rostros de tristeza por la noticia. Rosario  no estuvo ajena y hubo una manifestación popular, de unas cinco mil personas, en el Monumento Nacional a la Bandera (ver página 4).

El corazón le dio dos avisos este año a Néstor Kirchner. Pero tras someterse a una angioplastia en septiembre pasado volvió al ruedo a los pocos días con un acto en el Luna Park que encabezó su compañera de toda la vida. Y siguió recorriendo el país, armando la candidatura oficialista para 2011, haciendo política que era lo que lo obsesionaba.

Pero ayer a la mañana, a los 60 años y mientras descansaba en su casa de El Calafate, el corazón le puso un límite a su pasión militante.

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