Dante iba en el medio. El que estaba sentado delante de él manejaba la moto. El de atrás iba abrazado a su cintura para no caerse. Sin éxito y en plena madrugada habían salido de una casa del extremo oeste de Rosario para comprar cerveza. Volvían con las manos vacías cuando fueron abordados por tres muchachos que les exigieron que entregaran la moto en la que aún hacían malabares para entrar. Se negaron y la respuesta fueron tiros. El conductor de la moto se agachó y la misma bala que esquivó fue la que se le enterró en el pecho a Dante y le quitó la vida.
En la puerta de la precaria vivienda de 27 de Febrero 7489, a escasos metros del puente de Circunvalación, Elvira, con los ojos rojos de cansancio y tristeza, se dejaba consolar por una de sus hijas. Dante Alejandro Meza tenía 30 años y de sus hermanos era el del medio. Vivía con Elvira, su madre, con su mujer y su hija de apenas tres meses. Su otra hija, de 8 años y fruto de su relación con una pareja anterior, vive con sus abuelos maternos, y Dante la visitaba los fines de semana, cuando tenía tiempo libre en su trabajo de albañil en obras de construcción.
Ayer por la madrugada, pasada las 2.30, Dante estaba con dos amigos en esa misma casa tomando algo, y decidieron salir a comprar una cerveza más. Según contaron los familiares del muchacho, el trío se amuchó arriba de una moto. A Dante le tocó ir en el medio. “No fueron lejos de acá. El quiosco estaba cerrado y cuando volvían aparecieron dos en una bicicleta y otro caminando que les quisieron robar la moto”, contó Elvira a El Ciudadano. La mujer dijo que su hijo y sus amigos se resistieron al robo y fue en ese momento cuando los ladrones abrieron fuego. El que manejaba la moto, tal vez por reflejo, se agachó y por eso el plomo impactó en el tórax de Dante, que le seguía en la fila. El muchacho cayó al suelo malherido. El amigo que viajaba detrás de él salió corriendo y alertó a otros amigos de lo ocurrido, quienes luego le llevaron el mensaje a la familia del herido. El conductor del rodado huyó y, hasta ayer, nadie había vuelto a verlo.
“Le vinieron a decir a mi hija lo que había pasado. Ella agarró el auto, lo juntó y lo llevó hasta el hospital. Ahí se murió”, recordó Elvira, quien esperaba en la puerta de su casa novedades sobre el cuerpo de su hijo, que iba a ser velado en una capilla de 27 de Febrero y Colombres.
“Esto pasó porque pasando el puente (de Circunvalación hacia el este) viven tirando basura y tierra. Es un monte y se viven escondiendo ahí atrás. Los chicos a la mañana no pueden ir solos a la escuela porque los amenazan y les roban. Y la zona no está iluminada. Hubo violaciones ahí atrás, pero no hacen nada. Siguen tirando basura y se siguen escondiendo”, se lamentó Elvira, quien reclamó una solución para los problemas de seguridad que viven en la zona.
Según la Policía, tras recolectar una serie de testimonios descubrieron que los atacantes de Dante salieron del Fonavi que está a unos 100 metros del puente de Circunvalación hacia el noreste. “Salen de ahí y se esconden atrás de las montañas de basura. Mi hijo ya no está más, pero no quiero que esto vuelva a pasar”, remarcó Elvira.
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