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Interna en el PS

Horas decisivas en puja por conducción del socialismo

Bonfatti aspira a la unidad para reemplazar a Binner, aunque se anotan Cortina y Giustiniani.


El alejamiento de Hermes Binner de la conducción nacional del Partido Socialista (PS) abre la discusión para la sucesión partidaria. A horas del cierre de listas, dispuesto para el martes a la medianoche, las negociaciones se realizan contrarreloj para lograr un candidato de unidad o bien dirimirlo en las urnas.

Por un lado, la candidatura más consolidada es la de Antonio Bonfatti. El ex gobernador de Santa Fe es el heredero natural del binnerismo y es quien seguramente ocupe la conducción nacional. Lo que resta definir es si llegará a la cúpula del socialismo con una lista de unidad o imponiéndose en las urnas.

Los magros resultados electorales del año pasado, que marcaron un retroceso en la presencia nacional del Partido Socialista, visibilizaron el descontento de otras líneas internas que se cristalizaron en el último congreso partidario. Es por ello que dos sectores se anotan, a priori, para darle pelea al binnerismo: el legislador porteño Roy Cortina encabeza “Evolución y cambio”, y el sector liderado por Rubén Giustiniani, que podría impulsar a Héctor Polino en esta disputa, denominado “Igualdad y participación”.

Si bien el oficialismo socialista asegura que “existe ánimo de sellar una lista de unidad”, como ocurrió en los últimos años, el partido tiene fijadas elecciones internas para el 19 de junio próximo, con cierre de listas el 19 de este mes.

Bonfatti, en diálogo con Télam, aseguró: “Todos los partidos estamos en crisis; tenemos que hacer un debate hacia adentro, tenemos que aggiornarnos y abrirnos no sólo a los afiliados, sino a los independientes y a las sociedades civiles; debe haber más flexibilidad y amplitud”.

La postura del ex gobernador es que el próximo esquema de autoridades debe tener correlato con la “representatividad” que cada línea tenga en el partido.

En la vereda de enfrente, el ex diputado nacional Roy Cortina evaluó que el socialismo “tiene una crisis de identidad” que “preocupa y genera malestar en todos los afiliados del país” y consideró que la solución pasa por “iniciar un proceso de cambio, evolución y renovación”. “El PS se quedó amesetado, retrocedió electoralmente y está perdiendo la batalla de las ideas”, reflexionó Cortina, en diálogo con Télam.

De cara a una eventual interna, los oficialistas agitan la idea de que “no puede haber más listas que votantes” y los detractores de la cúpula Binner-Bonfatti-Lifschitz alertan que la impronta “santafesina” del partido puede dejar al socialismo atrapado en los límites de una fuerza provincial.

El PS, que cuenta con 120.000 mil afiliados en todo el país, renovará en junio el comité ejecutivo compuesto por 25 miembros titulares y 10 suplentes, un tribunal de ética y la comisión revisora de cuentas, todos con mandatos por dos años, además de su presidente.

Santa Fe está atada a lo que suceda a nivel nacional

Fuentes del Partido Socialista consultadas ayer por este diario se mostraron confiadas en que finalmente haya lista única y se evite una elección interna tanto en Santa Fe como a nivel nacional para renovar las autoridades partidarias, donde la presidencia de Antonio Bonfatti no parece estar en riesgo. De todos modos, aún debe definirse si el presidente de la Cámara de Diputados de la provincia llega a la conducción del socialismo encabezando una lista única o si será a través de las urnas. “A nivel provincial está muy avanzado un acuerdo de lista única, pero la verdad es que si no se logra lo mismo a nivel nacional se va a complicar lo de Santa Fe”, explicó la fuente. A diferencia del resto del país, donde existen tres corrientes de opinión interna (los referentes son el ex gobernador de Santa Fe Bonfatti, el diputado provincial Rubén Giustiniani y el legislador porteño Roy Cortina), en Santa Fe sólo están las dos primeras. Los nombres para ocupar la presidencia partidaria a nivel provincial se debaten entre un legislador que tuvo distintas responsabilidades de gobierno y un dirigente de mucha menor experiencia como señal de recambio generacional.

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