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Historias relatadas al oído

La ciudad, la provincia y el país se pueden conocer a través de los registros auditivos en “Sonidos de Rosario”, un proyecto innovador que reúne archivos sonoros y los comparte gratuitamente en su web.

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Se vive en la ciudad, se trabaja en la ciudad, se camina por la ciudad, se ve la ciudad… pero ¿se escucha la ciudad? El rescate del valor que tiene el sonido cotidiano de la vida de cada rosarino se volcó en un proyecto tan atractivo como útil: Sonidos de Rosario. La iniciativa también incluye registros sonoros de localidades vecinas, de gran parte del interior de la provincia y del país. El archivo se puede disfrutar y descargar gratuitamente del sitio web (www.sonidosderosario.com.ar).

Adolfo “Corcho” Corts es sonidista desde hace años y su constante búsqueda para enriquecer su labor radial lo llevó a realizar este gran banco de sonido para que todos puedan oír aquellas resonancias que conforman el espectro auditivo de la ciudad.

“El objetivo central de todo este trabajo es documentar lo que sucede en Rosario, pero abrimos el ámbito y mostramos registros de la provincia y el resto del país. Afortunadamente hemos sumado muchos adeptos a esta idea: era necesario un banco de sonido de este tipo”, sostuvo Corts, director del proyecto.

“Todos los sonidos, incluso los ruidos molestos, hacen sociedad entre sí y constituyen un verdadero desafío para los escuchas urbanos que se interrogan por el modo de hacerlos audibles y situables en una determinada jerarquía sonora. Justamente allí se despliega lo más interesante de nuestra tarea: tratar de componer el código con el que los habitantes urbanos damos sentido a esta sociedad sonora”, expresó.

Día tras día, con cada nueva búsqueda y registro, se hace más evidente la generalizada insensibilidad para captar los mensajes humanos, animales o maquinales, como así también la dificultad para dotarlos de un sentido. “Es por ello que este sitio se propone registrar y preservar, en el aspecto sonoro, lo que de un modo siempre inestable y fluyente hace el hombre en la historia”, expresó Corts sobre el proyecto.

“Soy sonidista y he trabajado mucho tiempo en radio y también trabajé mucho con las grabaciones radiales en cinta, pero eso ya quedó en la historia”, comentó. “Cada trabajo radial se enriquecía con sonidos de otro tipo, como el cafeteo en un bar o el ruido de la calle en su hora pico, con el tránsito y la gente de un lado al otro. O bien, un buen grito de gol; son herramientas que se usan mucho, tanto en radio como en televisión, y siempre costó mucho tiempo la búsqueda de estas herramientas; entonces, la mayoría de los sonidistas han creado una especie de archivo propios para utilizarlos en sus ediciones. Ahora existe un banco gratuito”, explicó.

Es por eso que, si bien el uso de este material es totalmente gratuito, Corts y compañía piden respeto por el trabajo realizado y que éste no se use con fines comerciales.

“Lo único que pedimos es que los sonidos que publicamos no sean usados en un comercial, porque sería un robo que otros estén ganando por algo que hicimos nosotros y difundimos abiertamente”, señaló.

Sonidos importados

En el proyecto hay un grupo de personas que se encarga de actualizar el material o bien de intercambiarlo. “Hemos logrado tener el sonido de los vendedores de garrafas de Barcelona, y se escucha a la perfección cómo, en vez de gritar por la calle, golpean las garrafas para anunciar su llegada y captar a los potenciales clientes”, detalló Corts. Hechos como éste se suceden continuamente en cuanto al intercambio de archivos sonoros; es por eso que el sitio digital incluye piezas de colección de distintas provincias del país y del mundo.

Asimismo, en la sección “Salón de lectura”, se publicó la grabación de unos treinta escritores rosarinos y se promete en breve el registro de otros santafesinos, además de autores del resto del país. Allí, como explicó Corts, se puede escuchar al escritor o escritora leyendo parte de sus propias producciones y en medio de un espacio que caracterice al autor, como su propia casa, el recorrido diario por un supermercado, o bien en su lugar de trabajo, como un centro cultural o la redacción del diario de la que forma parte, como la de los tres periodistas del diario El Litoral, de Santa Fe, que se conocerá en los próximos meses.

La actualización del sitio es mensual, dado el tiempo que lleva este proceso y por la demanda de la grabación y selección de cada pieza a publicar.

El sitio web surgió de la publicación de un disco de sonidos de Rosario, que fue editado en 2005 por Corts, y si bien tuvo muy buena aceptación, se buscó darle “una vuelta” al próximo. “Si hacíamos un disco como el anterior, la gente no lo iba a escuchar. Había que hacer algo nuevo al respecto y de ahí surgió la idea de publicar todo en internet. Con el paso del tiempo vimos que esta vía nos ayudaba con el intercambio de sonidos y eso fue espectacular”, dijo.

“Es más –comentó–, del primer disco habíamos vendido unas cien copias, pero con la página hoy tenemos un promedio de 250 visitas diarias, así que el resultado fue mucho más enriquecedor para nosotros”.

Actualmente, el equipo de trabajadores de Sonidos de Rosario está integrado por Diego Colomba (encargado de la producción de textos), Luciano Ominetti (diseño y animación del sitio), Alejandro Crespo (web) y un grupo de colaboradores integrado por Griselda Cardozo, Eduardo Maino, Víctor Zapata, Aurora Peña, Gustavo Ricordi, Javier Prieto, Guillermo Peñalves, Nicolás Vazzano, Romina Pereyra, Nicolás Gamboa, Romina Martínez, Marcelo Castro, Delfina Arias, Emir Taborda, José Barragán, Patricio Carroggio, Marysol Oño, María Amadei, Elvira Rigatuso, Maricel Andreatta, Graciela Juárez y Celeste García Esponda.

Desde un comienzo Sonidos de Rosario se autogestiona y no deja de buscar posibilidades de financiamiento. Es un proyecto pensado a largo plazo, que intenta constituirse como una audioteca no sólo rosarina sino de toda la región. Hoy por hoy los integrantes del equipo graban por su cuenta y bajan el material (lo digitalizan) en su casa, con los recursos que tienen.

Corts señaló que si bien recibieron un subsidio municipal que les permitió adquirir algunas herramientas, insumos y pagar gastos para la creación del sitio web, les resulta muy difícil obtener un apoyo económico que permita el desarrollo de un proyecto de esta índole. “Aún tenemos que explicar de qué estamos hablando, de la importancia de este patrimonio cultural para las generaciones futuras. Por ejemplo, en México existe la Audioteca Sonora, donde hay alrededor de 250 mil archivos. Entre otros materiales tienen patrimonio de comunidades indígenas con sus cantos. A ese proyecto lo sustenta el Estado y privados. En España también están trabajando de esa forma. Hay lugares en donde incluso reconstruyen audios”, comentó.

Pese a todo, por el trabajo de los colaboradores (mejor dicho, entusiastas) que se suman a este proyecto, la idea sigue adelante para fortalecer un espacio histórico hasta ahora casi desconocido: los sonidos de la ciudad.

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