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Festejo en Arroyito

Historia repetida: el Canalla, otra vez dueño del clásico rosarino

Central fue muy superior a un Newell’s desdibujado y se despachó con un 3-0 contundente. El equipo del Kily desnudó las carencias de la Lepra y le propinó una goleada con Ferreyra y Ruben como figuras

Fotos: Franco Trovato Fuoco

Como pasa desde hace un tiempo a esta parte, Central se volvió a quedar con el Clásico y esta vez fue por goleada. El equipo del Kily fue un justo ganador y ratificó el gran momento que tiene cada vez que se mide ante Newell´s. La Lepra lo perdió porque volvió a demostrar lo mismo que le viene pasando en los últimos partidos: un técnico que planifica los partidos para no perder y que casi renuncia siempre a cualquier ataque posible.

 

Como una mueca del destino pasó otra vez hubo un gol de taco, esta vez de Nicolás Ferreyra y la presencia siempre goleadora en los clásicos de Marco Ruben, que se anotó el quinto grito ante Newell’s.

Párrafo aparte para Cristian González, el entrenador estuvo hace poco a un tiempo de dejar el cargo. Y el triunfazo de anoche lo revitalizó y le abrió la puerta para una posible continuidad en su puesto más allá de fin de mes.

La Lepra se paró bien en el comienzo. Le hizo ancha la cancha a Central, algo que parecía como lo aconsejable en la previa considerando el buen antecedente que tenía el equipo del Kily con los volantes por afuera. Al Canalla se le dificultaba la salida y gracias a una muy buena reacción de Fatura ante remate de Negri no sufrió en el marcador. Pero de a poco Central se acomodó en el partido y comenzó a ganar los duelos individuales. Principalmente el de Pupi Ferreyra contra Cacciabue y Nadalín. Y en la primera que se asociaron de los encargados de generar fútbol llegó el golazo de Ruben, que definió con una tranquilidad digna de un jugador de su jerarquía.

A partir de ahí el equipo de Burgos entró en un nerviosismo colectivo del cual estuvo varios minutos para poder salir. Y al DT se le quemaron los papeles, ya que su equipo estaba preparado para aguantar más el cero que sólo 16 minutos.

El equipo del Kily hizo una buena lectura de lo que sucedía en cancha, aunque sin puntería. En la única que fue al arco Aguerre, respondió de buena forma. Pero antes a pesar de no su carencia de juego, Newell’s encontró mal parado a Blanco y Cingolani fusiló a Fatura que otra vez respondió sin fisuras.

Central se fue al entretiempo mejor parrado, con mejor perspectiva de partido. Newell’s, confundido, con la pelota parada y las subidas de Negri como únicas armas ofensivas. Demasiado poco para un clásico.

Obligado por el marcador adverso Newell’s se paró unos metros más adelante. Y Central empezó a encontrar espacios para liquidar el partido. El Mono movió mucho el banco, pero sus cambios no modificaron nada. Entró Nacho pero ya no estaban en cancha Maxi ni Pablo Pérez, todo un síntoma de la realidad de que atraviesa hoy el equipo leproso.

Minutos más tarde, el laboratorio del Kily dio sus frutos y de una jugada preparada llegó el gol de taco de Fosa Ferreyra.

El nerviosismo de Newell’s se hizo más evidente y Central comenzó a manejar la pelota con tranquilidad. Es que en la cancha dio la sensación, y así se rubricó en los minutos que quedaron para el final, que el gol del bueno de Nicolás había liquidado el pleito. Pero hubo más y llegó la goleada gracias al mexicano Martínez Dupuy que cada vez que ingresa casi siempre convierte.

Central fue un justo ganador. Golpeó en los momentos justos, tuvo muchas más armas para lograr quedarse con el partido y las utilizó. El Kily ganó su primer clásico como entrenador. A Newell’s le quedó todo lo malo. Y profundizó una crisis futbolística que lleva desde hace rato, amagó con acomodarse con la llegada de Burgos, pero volvió a caer en el pozo tras esta dura goleada.

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