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Hemingway, una pieza en el juego de la Guerra Fría

El escritor estadounidense Ernest Hemingway no abandonó Cuba por el triunfo de la revolución de 1959.

El escritor estadounidense Ernest Hemingway no abandonó Cuba por el triunfo de la revolución de 1959, a la que apoyaba, sino presionado por el gobierno de Estados Unidos. “El embajador le dijo que si no se iba, sería considerado un traidor y que si no cambiaba sus declaraciones y hacía declaraciones contra Cuba, la revolución y contra Fidel Castro, tendría consecuencias”, afirmó Ada Alfonso, directora del museo consagrado a la memoria del autor en la isla, quien reveló: “Esto lo dijo Valery Hemingway, última secretaria del escritor y posteriormente esposa de su hijo menor”.

Alfonso dirige el Museo Ernest Hemingway Finca Vigía, la casa donde el escritor vivió durante veinte años, y sus declaraciones se conocieron en vísperas de la celebración del quincuagésimo aniversario del encuentro público entre Hemingway y Castro, el 15 de mayo de 1960.

Castro había logrado aquel día el primer premio en la categoría individual del torneo de pesca auspiciado por Hemingway desde 1950 en Cojímar, en las afueras de La Habana, tras lo cual ambos posaron sonrientes y hablando animadamente ante los fotógrafos.

Fue la publicación de la imagen del encuentro “la gota que colmó la copa” para que el entonces embajador estadounidense en Cuba, Phil Bonsal, presionara para que el escritor dejara Cuba, según Alfonso.

Un mes después de la advertencia de Bonsal, de quien Hemingway afirmó en una carta que tuvo relaciones con Fulgencio Batista, el presidente apartado del poder por Castro, el escritor se fue de Cuba dejando libros a medio escribir, “molesto e indignado”, el 25 de julio de 1960.

“Viajó a Nueva York y yo creo que para mostrar su disgusto, en lugar de quedarse a vivir en Estados Unidos, el 4 de agosto se fue a España”, dijo Alfonso. El escritor se suicidó en Estados Unidos el 2 de julio de 1961.

“Fidel Castro siempre manifestó una simpatía personal por Hemingway, como Hemingway por Fidel; no eran amigos, no eran íntimos, no tenían grandes encuentros, pero se admiraban mutuamente”, afirmó.

Alfonso agregó que “Hemingway no era un político, no participó en asuntos políticos de Cuba, pero dio dinero a la revolución cubana, no se sabe cuánto, y en esta casa se hablaba de política”.

Hemingway manifestó a la prensa estadounidense su “beneplácito” por el triunfo de la revolución y los “juicios sumarísimos contra los tiranos de Batista, que consideró una necesidad porque habían sido terroríficos asesinos”, señaló.

“Nosotros los cubanos vamos a ganar; I’m not yankee, you know?”, dijo Hemingway en noviembre de 1959 al periodista argentino Rodolfo Walsh. Luego de eso, el FBI lo calificó en un informe como “peligrosamente cubano”.

En enero de 1960, Hemingway manifestó en una carta al general estadounidense Charles Lanham: “Yo soy un buen americano y he estado batallando por mi país todo lo posible, sin pago y sin ambición. Pero yo creo completamente en la necesidad histórica de la revolución cubana”.

Hemingway vivió desde 1940 a julio de 1960 en Finca Vigía, donde escribió El viejo y el mar y recibió visitantes ilustres como Ava Gardner, Gary Cooper, Spencer Tracy y Jean Paul Sartre.

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