Ciudad

Ya no lo cambian por nada cuando empieza a cabalgar

Los propios carreros se oponen a la idea de reemplazar los caballos que usan por motos del Corralón.

Nos les queda otro recurso. Preferirían realizar otra tarea, pero es la que les permite juntar cada día algunos pesos para poder sobrevivir. Son los recolectores informales, cirujas, o como ellos se denominaron “carreros”.

Días pasados su tarea volvió a instalarse en el marco del debate a partir del proyecto del concejal Oscar Greppi, de Coalición Cívica-ARI, que plantea que la Municipalidad les entregue motos –usando las que están depositadas en los corralones municipales y que no tienen otro destino que chatarra– y que a las mismas se les adose un carro hecho de metal para reemplazar a los carros tirados por caballos. En 2009 el edil Jorge Boasso, de Intransigencia y Renovación Radical, había presentado una propuesta parecida para que de manera progresiva quienes hoy hacen la recolección con carros lo hicieran en vehículos “especiales” denominados zootropos, similares a los entregados a los cartoneros por la Municipalidad de Córdoba.

Ante tales proyectos los “carreros” fueron al Concejo Municipal, a la comisión de Ecología a explicar su situación. “Nosotros somos carreros, y la verdad es que quisiéramos tener otro trabajo y no juntar basura, sin embargo en la única que nos queda”, se sinceraron.

Entre otros estuvieron representantes de los asentamientos Vía Honda, Fuerte Apache y Villa Banana, quienes destacaron que su único ingreso proviene de la venta de los materiales que obtienen a través de la recolección informal.

Por ello insistieron en la necesidad de mantener su tarea, tal como la realizan en la actualidad: “Lo decimos con el máximo respeto del mundo, porque entre nosotros hay gasistas matriculados que tuvieron que comprarse un carro para salir a cirujear”, afirmó un vecino de Vía Honda.

“No queremos que se deje a más gente sin laburo y a más chicos en la calle”, dijo por su parte una de las mujeres –son muchas– que realizan la tarea de recolección informal.

Los recolectores informales explicaron que entre otros elementos trabajan con botellas, plástico, latas y cartón. Y que de la venta de lo que juntan logran ingresos de entre 15 y 30 pesos por día. Y que ello –aclararon por si hiciera falta– no les alcanza para cargar combustible a ningún vehículo: “Los caballos comen pasto”, concluyeron con obviedad.

En esa línea, frente a los reiterados reclamos de organizaciones proteccionistas respecto que los “carreros” maltratan a los caballos, replicaron no sólo que no es así, sino que el trato es exactamente el contrario. “Los necesitamos para trabajar”, dijeron. Y remarcaron además que “nadie” va a sacar los carros de la calle, “porque generan muchas fuentes de trabajo”.

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