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ADIÓS AL CABALLO

Hay otra vida después del carro

1.653 familias de recuperadores de residuos urbanos se sumaron al programa municipal de reemplazo de la tracción a sangre. A cambio reciben asistencia, capacitación y subsidios para generar emprendimientos alternativos.


“Si hay una ordenanza hay que cumplirla, aunque no es fácil comenzar con algo nuevo”, dice con una voz suave pero firme Vanesa Ramírez, ex carrera. Sabe de qué habla. Participó en piquetes creyendo que nada había más allá del carro. Hoy Vanesa y su familia son parte de los 1.653 carreros que, no sin dificultades, dejaron sus carros. Con el acompañamiento de la Municipalidad de Rosario, a través de la Secretaría de Economía Social, construyen nuevos modos de vida que se resumen en mayor inclusión.

Vanesa no proviene de una familia de tradición “carrera”. Tenía 22 años cuando conoció a Miguel, su hoy compañero y padre de sus 6 hijos. “El amor me subió al carro, aunque me daba vergüenza, al principio, ir a ahí arriba buscando basura” dice riendo, con una sonrisa plena, mientras sus ojos buscan los de Miguel sentado a su lado. Miguel, bajito, tímido, de enormes ojos verdosos, manos con heridas por la dureza del trabajo en el carro, se define como “nacido sobre el carro”. Sus padres y abuelos fueron carreros. Tuvo algunas changas temporarias como albañil, pescador y empleado en una chatarrería. Impulsado por Vanesa se bajó del carro. Su mujer y sus hijos fueron el motor para el cambio.

“Tengo 31 años y toda mi vida viví arriba del carro. Estudié sólo hasta tercer grado”, dice Miguel con una mirada triste. “Nunca me dio vergüenza andar con el carro”, y agrega: “Mi abuelo siempre decía que “vergüenza tiene que darte no llevar nada a casa con dignidad”. El consejo familiar lo sostiene y por eso comienza una nueva etapa de trabajo. Se trata de un emprendimiento al que llamaron “Los hebreos y la tierra prometida” dedicado a recuperar deshechos de los volquetes (maderas, nylon, plástico, telgopor, escombros).

Es un emprendimiento familiar que llevan adelante junto a 7 familias más. Todos tan jóvenes como él y Vanesa. La semana pasada comenzaron a limpiar un enorme terreno ubicado a la altura de Ovidio Lagos al 7200 en el que pondrán en marcha el emprendimiento con la asistencia de la Secretaría de Economía Social. “Antes era una selva”, señala Vanesa y muestra una foto del “antes”.

La de estos jóvenes es parte de tantas otras historias que encarnan las personas que se sumaron al programa Andando. Historias de andar otros caminos que conducen a la inclusión a través de la incorporación a la economía formal y a la formación y capacitación.

“Este trabajo de inclusión sociolaboral se realiza con los equipos de trabajo de la Municipalidad de Rosario a través de las Secretarías de Economía Social, Desarrollo Social, Ambiente y Espacio Público y Control y Convivencia”, detalló el secretario de Economía Social, Nicolás Gianelloni. “Todas las acciones cuentan con el acompañamiento del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Santa Fe”, agrega el funcionario para quien este trabajo interdisciplinario ha permitido avanzar en las tareas que permitieron la inclusión sociolaboral de miles de familias rosarinas. En este sentido Gianelloni destacó que “las distintas áreas trabajan para intervenir en cada uno de los casos priorizando lo social y acompañando en distintas instancias que van desde el desarrollo de emprendimientos asociativos, la capacitación a través del programa Emprende, la provisión de insumos para desarrollar las propuestas de trabajo”.

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