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Guzmán: “No le puedo fallar a su elección”

El arquero rojinegro aseguró sentir el respaldo de Gerardo Martino en su primer torneo como titular en el arco leproso.


Nahuel Guzmán disfruta de este momento. El Patón confesó ayer en Fútbol y Algo Más sentir “serenidad, confianza y tranquilidad” en su primer torneo como el arquero titular leproso. También salió al cruce de algunas críticas y aseguró sentir el respaldo de Gerardo Martino y de todos sus compañeros.

“Los resultados acompañan, ayudan a tener la tranquilidad y la confianza que hoy siento. Tengo el respaldo del técnico y no puedo fallar a su elección. Era una apuesta difícil para todos, pero sé que el respaldo está. Si llegué a ser el arquero de Newell’s es por lo que vengo haciendo. Y no traicionar esos ideales sirve. Sé que a veces lo nuevo genera expectativas e incertidumbre”, dijo.

—¿Sentís que hay especie de resistencia hacia tu estilo?

—Se siente. El partido con San Lorenzo fue un gran partido y me tocó terminarlo de esa manera. Y a veces la gente se queda con esas últimas imágenes. Pero la autocrítica la hago en casa, sé cuando fallo y cuando no. Y siento que no sirve dar explicaciones de cada error o jugada. Estoy tranquilo, es un momento de serenidad. Todo el equipo brinda seguridad y se deja todo para sacar a Newell’s de esta situación y para intentar ganar cada partido.

—¿Pero te molesta la crítica?

—Pasa en todos los clubes del mundo y en todos los puestos. Muchas veces en el fútbol argentino se critica sobre el error y no se marcan tantos los aciertos. Y la verdad es que la gente nunca estará conforme. Hay que aceptarlo, asumirlo y convivir con eso. Eso no implica que deje de ser autocrítico.

—¿Hablás mucho con Martino por estos días?

—En el momento que necesitó hablar conmigo, lo hicimos. Me dio la tranquilidad y la confianza que un arquero necesita. El Tata te marca detalles fundamentales de cada partido. Es un placer hablar con él.

—La única charla no tan placentera fue después de San Lorenzo…

—Cuando estaba yendo para el doping, me tiró: “Tenés que entender que tengo 50 años, me vas a hacer morir de un infarto”. Por suerte hoy se puede contar como un chiste eso. Me considero una persona inteligente para recibir mensajes. Y el Tata tuvo una manera sencilla de hacerme pasar ese momento en el que llegué muy nervioso al vestuario.

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