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Gigante cerrado … por ahora

Por Rodrigo Arévalo.- El juez Javier Beltramone dispuso la clausura por 60 días, que se levantará si se cumplen ciertos requisitos.


El complicado clima que se vive en Rosario Central excede lo futbolístico. El juez de Instrucción Penal Javier Beltramone ordenó la clausura del Gigante de Arroyito por 60 días, debido a los incidentes que se desataron el lunes por la noche, lo que derivó en una denuncia contra el ex mánager de la entidad Gonzalo Belloso.

El magistrado Beltramone explicó ayer en conferencia de prensa que “no están dadas las condiciones de seguridad necesarias para que se lleven a cabo eventos deportivos”, por lo que, con el aval de la Policía y del Ministerio de Seguridad de la provincia, decidió clausurar el estadio del equipo canalla “hasta que la dirigencia lleve a cabo las medidas solicitadas”.

“Creo que los dirigentes entenderán que lo que se pidió es absolutamente razonable. Es la colocación de dos cámaras que puedan advertir quiénes son las personas que circulan en ese ámbito tres horas antes y tres horas después del partido”, explicó Javier Beltramone. Y aclaró que “el costo de colocación es extremadamente bajo”.

El comienzo de los incidentes del lunes fue cuando hinchas de Central quisieron ingresar al vestuario donde se encontraban los jugadores y el cuerpo técnico de Independiente Rivadavia. El magistrado indicó que la puerta del vestuario tenía signos de haber sido pateada y golpeada, por lo que, “de no haber actuado la Policía, pudo ocurrir algo peor”.

“Considero que falló la seguridad interna del estadio, ya que el operativo externo funcionó correctamente”, analizó el juez Beltramone.

Luego de los incidentes, un jugador del conjunto mendocino, el preparador físico y el gerente deportivo realizaron una denuncia contra Belloso, quien fue citado ayer a Jefatura para ponerlo en conocimiento de la denuncia penal que pesa en su contra por lesiones leves con dolo, por lo cual deberá presentarse a declarar mañana.

Beltramone aclaró que el ex mánager canalla nunca estuvo detenido y quienes lo denunciaron expresaron su voluntad de que sea apercibido penalmente. La pena que se aplica a este tipo de delitos es de “un mes a un año”, pero con el agravante de la “ley De la Rúa”, por contextualizarse en un evento deportivo, se estiraría a 45 días de mínima y 3 años de máxima.

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