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Galassi: “Nos queda un desfavorable saldo con el gobierno nacional”

Por David Narciso.- El ministro de Gobierno criticó la “falta de voluntad de la Nación”. Dijo que los temas que pide Santa Fe siguen pendientes.


El viernes, a horas de cerrar el año, Rubén Galassi, ministro de Gobierno y en la práctica jefe de gabinete del gobernador Antonio Bonfatti, repasó el primer año de gestión, la experiencia de gobernar con minoría parlamentaria, y  la relación con la Nación y con los referentes legislativos y jefes comunales de la oposición.

—¿Qué cosas rescata como positivas y negativas del inicio de la gestión Bonfatti, teniendo en cuenta que es la primera con minoría en la Legislatura?

—Fue un año positivo porque a pesar de gobernar en esa realidad logramos acordar proyectos que no logramos años antes, como la reforma tributaria. También se consiguió que las reformas, que no fueron pocas, que introdujo el Ejecutivo en la ley de Emergencia de Seguridad fueran avalada. En estos logros, y el gobernador lo dijo, rescatamos el rol que tuvo Luis Rubeo como presidente de la Cámara de Diputados y el de los dos presidentes de los bloques del justicialismo en el Senado. Hay además un compromiso de todos los bloques del Senado para que en febrero se apruebe el endeudamiento para obras de infraestructura. Además, a pesar de las dificultades, pudimos reacomodar las finanzas. Terminamos 2011 con 1.600 millones de déficit, y 2012 va a ser con poco más de 600 millones, a pesar de la inflación y los incrementos salariales. Es una cifra manejable en un presupuesto de 33 mil millones.

—¿Y un saldo negativo?

—Creo que nos queda un saldo desfavorable con el gobierno nacional. Bonfatti desde el primer día hizo todos los esfuerzos para tener una relación diferente. Si bien no tuvimos grandes conflictos, todas las cosas que Santa Fe tiene pendientes con la Nación siguen pendientes, como la Zona Franca de Villa Constitución, las acreencias vinculadas a Vivienda y presos federales, ni hablar de la deuda por la Caja de Jubilaciones. Por ejemplo, en la reciente emergencia climática, con la mitad del territorio bajo agua, ni siquiera mandaron un funcionario de tercera categoría para ver si se necesitaba algo.

—¿Es una cuestión de decisión política de la Nación?

—No hubo vocación de trabajar en Santa Fe como con gobiernos del mismo signo político, como Entre Ríos, Chaco o Santiago.

—¿Entonces es discriminación?

—Nosotros dimos todas las señales de madurez y convivencia, como lo hacemos con los intendentes del justicialismo acá. Obviamente desde el gobierno nacional nos van a decir todo lo que ellos invierten, pero los reclamos de Santa Fe no se atendieron.

—¿Y no es cierto que la Nación vuelca recursos en Santa Fe?

—¡…pero esa es su responsabilidad! Es como que si dijéramos que mantenemos un Samco o una escuela en cualquier pueblo, ésa es una responsabilidad de la provincia. Es inconcebible que tengamos que estar todos pendientes del crédito internacional para la cuenca cañera sin saber cuándo el gobierno nacional lo va a autorizar. Cuando a nosotros una comuna nos pide el aval para sacar un crédito con un banco, por ejemplo nos lo pidió Venado Tuerto, en 24 horas se lo dimos.

—¿Esto tiene que ver con el rol nacional de Hermes Binner?

—No lo sé. Pero sería lamentable que alguien confunda entre Binner, que habla como dirigente político, y el gobierno que representa a 3,7 millones de santafesinos. No diferenciar esto es lamentable y esconde una visión antidemocrática. Por ejemplo, Omar Perotti es un diputado muy crítico de nuestra gestión, pero no por eso dejamos de dialogar y dar respuestas al intendente de Rafaela.

—Es evidente que el gobierno nacional no considera esta cuestión de la misma manera. Entonces la pregunta es si las posiciones críticas de Binner dificultan la estrategia de Bonfatti y si eso genera roces entre ambos.

—No hay roces, porque entendemos cuál es el rol de  Binner.

—Ahora, diputados de la oposición dicen en que hay discriminación a intendencias del PJ.

—Más que atajarme por esas acusaciones infundadas, mejor es que le pregunten a intendentes como Pedro González, Gustavo Deheza de Rufino, el presidente comunal de Gobernador Crespo, por decir tres referencias de distintos puntos de la provincia. Siempre tuvieron respuesta, y aún cuando tuvimos que decir que no, lo hicimos de frente y fueron atendidos.

—Rescató el rol de Rubeo y los jefes de las bancadas de senadores del PJ, ¿qué puede decir de las posiciones de María Eugenia Bielsa?

—La ciudadanía le dio el Ejecutivo al Frente Progresista y la mayoría legislativa al justicialismo, pero estoy convencido de que su voluntad no era llevar la provincia a una situación de ingobernabilidad en la que un poder frena todo lo que quiere hacer el otro. Entiendo que el bloque de Bielsa sólo quiere oponerse. Esa forma de construcción política no conduce a nada.

—¿El hecho de que el Ejecutivo haya admitido la emergencia es explicitar que hasta el caso Tognoli equivocó rumbo?

—Queda mucho por hacer en seguridad en el corto y mediano plazo, pero para encarar esta nueva etapa no estamos partiendo de cero, hubo que dar pasos primero, como cuando Binner y su ministro Daniel Cuenca crearon un Ministerio de Seguridad. Si me pregunta si lo que se hizo alcanzó, es evidente que no, y hay que tener en cuenta que al mismo tiempo se profundizó y extendió un fenómeno como el narcotráfico.

—¿Y eso de quién es responsabilidad?

—Nos hacemos cargo de lo que nos toca, de los errores que puedieron cometerse, pero sin una articulación de la Nación en el tema seguridad y narcotráfico es difícil tener éxito. Hay una mirada mezquina de la Nación, porque desde ahí deberían articular el combate al narcotráfico.

—¿Dentro de esos errores que reconoce, está la confianza dada al exjefe Hugo Tognoli?

—Es que Tognoli no tuvo más confianza que otros jefes de la Policía. Ahora dará respuesta a la Justicia por su situación. La diferencia es que nosotros no condenamos a nadie de antemano, pero mucho menos protegemos a nadie. Quiero decir que acá hay una mirada bastante estricta cuando se trata de alguien de la fuerza policial y mucho más laxa cuando se trata de alguien de lo que la gente identifica como el poder político. Nuestro gobierno no tolera (ni nunca tuvo) ni un minuto en el cargo a un policía o funcionario político procesado.

Saqueos, policía y medios

—¿Está satisfecho con la intervención durante los saqueos?

—Lamentablemente no se pudo evitar el vandalismo y el robo a muchos comercios, pero cuando ponemos en la balanza todo el dispositivo desplegado, se evitó que esto tuviera consecuencias mayores. Estamos muy conformes con el rol de la Justicia, y el del procurador de la Corte, Jorge Barraguirre, en particular. Vemos cómo, si hay decisión política, pueden actuar en conjunto los dos poderes.

—¿Sólo participaron sectores vandálicos y delincuentes?

—Las organizaciones sociales con las que históricamente trabajamos no participaron. No sé si hubo interés de algún político en motorizarlo. Sí es evidente que la sobreexposición que hizo un medio nacional de la situación de Bariloche generó un clima propicio para que algunas bandas de delincuentes sacaran provecho; no tengo las pruebas, pero probablemente algún interés político que aún no identificamos haya incidido; y después un sector de la población que a lo mejor arrastrado por estos grupos se pudo sumar.

—¿Con qué instrucciones salió la Policía a la calle?

—El gobernador fue claro con la Policía. Le pidió firmeza para contener y frenar, se le dio claras instrucciones de que la contención y represión debía hacerse con elementos antitumulto.

—Usted habló de un canal nacional, entiendo que TN, por lo de Bariloche. ¿Qué opina de la cobertura de los medios locales?

-En Rosario vimos una actitud de prudencia. Pero creo que nos debemos un debate sobre cuál debe ser la visibilidad que le damos a cosas que son claramente delictivas y lo que puede ser una protesta social legítima. Sin negar la realidad de los hechos, el tiempo de difusión y el encuadre a veces ayuda a que esto se profundice, generalice o se contenga. En Estados Unidos nadie puede decir que no existe libertad de expresión, pero también hay un protocolo de acción que impide que estos hechos sean estimulados, aunque sea indirectamente, por un medio de comunicación. Lo de Bariloche, la forma que un cable lo expuso, fue un elemento que ayudó a que esto se replicara en otras ciudades. La prudencia no es censura.

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