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“En las piletas se carece de toda clase de prevención”

Por Santiago Baraldi.- Un instructor, rescatista y guardavidas analiza el comportamiento de bañistas y navegantes en el río y las piscinas.


Ocho jóvenes rosarinos participaron el mes pasado del Campeonato Mundial de Salvamento y Socorrismo Acuático, disputado en Adelaida, Australia, con la presencia de más de 140 guardavidas de 42 países. Abel Bertolé, uno de los competidores e instructor rescatista en la pileta municipal del Complejo Belgrano Centro, relató la experiencia del grupo que pertenece al Equipo Profesional de Salvamento Acuático (EPSA). La entidad se dedica a la prevención del ahogamiento mediante capacitación y entrenamiento de los guardavidas hace más de 15 años, y desde 1997, es miembro de la Internacional Life Saving, entidad que agrupa a las asociaciones de guardavidas del mundo. “Sólo en Sydney hay más de cien clubes que se ocupan del salvamento y socorrismo, en nuestro país hay cuatro lugares y en Rosario, solo en la pileta de avenida Belgrano donde enseñamos y practicamos”, explicó Bertolé, quien compartió la experiencia con sus pares Damian Roth, David Flogna, Florencia Esponda, Evangelina Garay, Alfonsina Gómez, Olivia Berri y Natalia Bruno

— ¿Cómo se entiende que sea deporte el salvataje cuando de lo que se trata es de salvar a una persona que está pasando por una situación extrema como ahogarse?

—  En las década del 80 había muchas asociaciones que agrupaban a los guardavidas hasta que finalmente se crea la Internacional Life Saving con la idea de fusionar a todos y el objetivo inicialmente fue evitar el ahogamiento. Se comenzó a compartir estadísticas, a conocer métodos de rescate en cada país, métodos de reanimación —algo que evolucionó mucho en los últimos años— y Australia es una de las pioneras en el tema. Comenzamos a saber temas técnicos, se comenzó a clasificar víctimas, cada vez se hizo más científico y más profesional. El deporte fue una extensión que tiene como objetivo mantener motivado y entrenado al guardavidas y también hacerlo popular, porque por medio del deporte se puede mostrar la actividad del guardavidas y la gente comienza a tener patrones preventivos. En estas competencias a los asistentes se les entrega folletería donde se la invita a participar de cursos de reanimación o primeros auxilios, lo fácil que un chico se puede ahogar y cómo prevenirlo.

— ¿Qué tipo de competencia realizaron en Australia?

— El primer día comenzaron las pruebas en piscina. Un grupo de cuatro guardavidas (dos hombres y dos mujeres) tuvo que solucionar un caso de salvamento en la piscina rescatando un maniquí. Luego el programa continuó en la pileta olímpica del Marion Aquatic Centre donde se realizaron diez pruebas durante todo el día, como ser 100 metros con obstáculos, 100 metros de arrastre de maniquí, 100 metros de arrastre maniquí con aletas , postas combinadas de rescate, rescate con soga y 100 metros socorrista y super-socorrista. El maniquí es un muñeco de plástico al que se lo llena de agua y tiene un peso de 70 kilos y queda sumergido a tres metros de profundidad. Después tuvieron lugar las pruebas de playa y océano como el sprint de 90 metros de playa y la beach flags como así también las pruebas de Oceanman y Oceanwoman , tabla de rescate y el surf-race una prueba de correr, nadar, correr.

— ¿Cómo estamos en el tema salvataje en comparación con los países desarrollados?

— El deporte se llama salvamento y socorrismo deportivo, en algunos países hace décadas que se practica; en argentina se practica solo en cuatro clubes y uno de ellos en Rosario, la pileta municipal de Belgrano Centro. Yo me formé como guardavidas en 2004 y en el 2008 me formé como instructor internacional de salvamento acuático. Muchas veces la gente nos ve como bañeros pero el nombre técnico es guardavidas. Desde hace algunas décadas se hizo un trabajo cada vez más profesional, pero aún estamos muy lejos de cómo se trabaja en el primer mundo.

— La muerte del periodista Marcelo Abram, desnudó las cuestiones mínimas con las que no contamos en nuestro río en casos de emergencias…

— Cuando llegamos nos enteramos del caso. Me tocó trabajar en su momento en La Florida, tenemos un río muy caudaloso y todos los veranos hacemos hincapié en lo preventivo. Ante traumas graves, se necesita gente especializada para inmovilizarlo desde el agua y retirarlo, cuidando la columna.  Se trata de que los sistemas operativos estén aceitados, nos haría falta una ambulancia náutica para tener atención en pocos minutos, hasta que llegue la emergencia. La mayoría de los rescates que se hacen aquí son de embarcaciones que no respetan las indicaciones de Prefectura, la sudestada siempre juega una mala pasada, se forman olas fuertes, kayak o piraguas son candidatos a darse vuelta en el canal donde el río es más rápido. También faltan controles de quienes alquilan estas embarcaciones, muchas veces ni siquiera entregan chalecos salvavidas y no preguntan al que alquila si alguna vez salió al río. Remar en el Paraná no es como en el laguito del Parque.

— ¿Qué otros accidentes son comunes en el río?

— Cuando pasan embarcaciones de gran porte llegan olas a la orilla que muchas veces tumban a un niño que está sentado jugando con su balde, no mantuvo el equilibrio y es común ver cómo los tapa el agua. Hay que estar muy atentos y no confiarse, ahí deben estar atentos los padres o adultos que acompañen a la criatura. Otro de los casos que hace años los guardavidas venimos denunciando es la falta de apoyo de la GUM o la Policía con aquellos que llegan alcoholizados, y se tiran al río igual o generan grescas, es algo que cada verano no podemos controlar.  En las piletas  se carece de toda clase de prevención, el ahogamiento es la principal causa de muerte en los niños menores de cino años, el patrón siempre es el mismo, en horas de la siesta, si al pequeño le cae un juguete en la pileta intenta recuperarlo y se produce la desgracia, incluso en fuentones o baldes.

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