El papa Francisco reconoció ayer en Bolivia “los pasos importantes” del gobierno de Evo Morales en materia de “diálogo” e “inclusión” en la vida económica y social del país, y prometió la labor de la Iglesia en la defensa de los “últimos”, en su llegada a la nación andina, tras su paso por Ecuador.
“Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del país y sus leyes reconocen los derechos de las minorías”, dijo el pontífice tras ser recibido por Morales en El Alto, a 4 mil metros de altura, en la segunda escala de su gira sudamericana. Además, Francisco agregó: “Me alegro de estar en este país de singular belleza”. El papa argentino ya conocía el país andino por haberlo visitado en su juventud.
“Es una tierra bendecida en sus gentes, con su variada realidad cultural y étnica, que constituye una gran riqueza y un llamado permanente al respeto mutuo y al diálogo”, afirmó tras abogar por una política “sin excluir ni rechazar a nadie”, tema central de su viaje pastoral a Sudamérica, que concluirá en Paraguay.
Al pisar tierra boliviana, el primer pontífice latinoamericano quiso rendir un homenaje personal a los inmigrantes bolivianos, muchos de los cuales trabajan en difíciles condiciones en diferentes países de Sudamérica y en particular en Argentina. “Llevo en el corazón especialmente a los hijos de esta tierra, que por múltiples razones han tenido que buscar otra tierra que los cobije”, confesó el Santo Padre, de 78 años.
El frío invernal en El Alto, a 4 mil metros de altitud, desde donde Francisco saludó a los bolivianos, no amainó el fervor de los católicos, que masivamente llegaron desde temprano.
Por su parte, el presidente Morales dijo que en la ceremonia de bienvenida que “quien traiciona a un pobre traiciona a Cristo. En tiempos de cambio, quien traiciona a un pobre traiciona al papa Francisco”, de quien destacó su “consecuencia” con uno de los postulados fundamentales del cristianismo: la lucha a favor e los pobres.
La visita papal concitó gran expectativa en Bolivia, especialmente porque desde que fue elegido monarca de la Iglesia católica, en 2013, Francisco inauguró una era de acercamiento a lo que él llama la periferia.
En sintonía con las tendencias de las naciones emergentes, Francisco preconiza también el respeto al medio ambiente en su encíclica Laudato si, una cerrada defensa de la naturaleza.
En la misma línea dijo estar el presidente Morales, el primero en llevar a las Naciones Unidas en 2006 el discurso del respeto a la madre tierra (la Pachamama andina). Sin embargo, ahora está enfrentado con pueblos originarios de su país por una reciente decisión de autorizar la explotación petrolera en las reservas forestales.
Una frase del Papa en pleno vuelo a tierras sudamericanas levantó mayor expectativa en el país: “No pasa nada, mascaré (la hoja de) coca” para atenuar la fatiga que produce la altitud paceña, les dijo a los periodistas, que le recordaron lo duro de su travesía (ver recuadro).
Este es un tema crucial para el gobierno encabezado por Morales, un ex productor cocalero, quien intenta demostrar al mundo que “coca no es cocaína”.
Bolivia recibe a un pontífice después de 27 años. El primero en visitar el país fue Juan Pablo II en 1988. Bolivia, de mayoría católica, es un Estado laico por Constitución desde 2009.
Coca para la altura
Aunque tiene un tubo de oxígeno a mano y cuenta con un equipo médico a su llegada a La Paz (3.600 metros), Francisco, quien vive desde joven con un solo pulmón, podría apelar a la sabiduría popular para combatir la altura mascando coca.
Los indígenas bolivianos, y también sus clases medias, suelen masticarla para mitigar el hambre o el cansancio. Además, la coca es el principal insumo para la elaboración de cocaína y, consecuentemente, satanizada en algunos países.
Luego de permanecer unas tres horas en La Paz, Francisco partía al cierre de esta edición a Santa Cruz de la Sierras, donde cumplirá una nutrida agenda hasta mañana.
Francisco visitará la cárcel de Palmasola, que alberga a 4.800 personas, entre ellas 120 niños que viven con sus padres.
De Santa Cruz de la Sierra partirá a Paraguay mañana, en su tercera y última parada en su gira por la región, que comenzó el domingo pasado en Ecuador.
“Preservar la humildad”
Como parte de sus últimas actividades antes de dejar Ecuador, donde permaneció cuatro días, Francisco visitó ayer por la mañana un asilo de ancianos en Quito y cumplió su última actividad en el santuario de La Virgen de El Quinche, a 30 kilómetros de la capital.
Allí pidió a sacerdotes y obispos volcarse al servicio de los fieles y cuidarse del “alzhéimer espiritual”, para “preservar la humildad”. El Papa habló sobre la “gratuidad” con la que la Iglesia debe servir en su misión evangelizadora y del riesgo que la ronda al olvidar sus raíces. Durante su paso por Ecuador, Francisco lanzó advertencias a los gobernantes y a la sociedad política, en un mensaje que calzó con el convulso presente político de Ecuador.