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Explicaciones al extraño socio mexicano del gobierno

Martínez, el mexicano dueño del ex fondo buitre Fintech Advisory, socio y enemigo del Grupo Clarín en Cablevisión.

Un alto funcionario del gobierno argentino dedicó el martes media hora a explicarle a un empresario las implicancias económicas y financieras del fallo de la Corte Suprema sobre la constitucionalidad de la ley de Medios. Del otro lado de la línea, en Nueva York, escuchaba atentamente David Martínez, el mexicano dueño del ahora amigo y ex fondo buitre Fintech Advisory, socio y enemigo del grupo Clarín en Cablevisión. Mantener informado al financista es hoy clave para el gobierno: Martínez no sólo es la pata oficial más sólida del gobierno dentro del grupo de medios, sino que actualmente es, junto con el fondo Gramercy, el delegado extraoficial para sondear una salida negociada con los fondos buitre que están litigando contra el país en los tribunales de Estados Unidos.

La conversación duró una media hora, y el delegado oficial tuvo la autorización explícita de Olivos para realizar las explicaciones que el mexicano pedía. Su preocupación eran las consecuencias económicas del fallo en la valuación de sus acciones en Cablevisión, un negocio más que fructífero en todos estos años pero de futuro incierto desde el martes.

Ex buitre, mediático y amigo

Fintech Advisory ostenta el 40 por ciento de las acciones de Cablevisión, mientras Clarín maneja el 60 por ciento restante, y con esto, su conducción global. Desde el primer momento del conflicto entre el gobierno y el grupo de medios, Martínez personalmente intervino en la compulsa a favor de la posición oficial. Incluso se recuerda una reunión personal entre el empresario y el propio Néstor Kirchner en 2010, cuando además anunció que aceptaría incorporarse al segundo canje de deuda que estaba por encarar el gobierno para los holdouts y fondos buitre.

Martínez le anunció al gobierno que ingresaría al canje y que aportaría unos 1.000 millones de dólares de su pertenencia y de otros bonistas que no habían ingresado en el canje de 2005. Desde ese día, Fintech dejó de ser considerado un fondo buitre para el gobierno y pasó a convertirse en un inversionista amigo.

Acciones, ley y control

La última prueba de amor que dio Martínez al gobierno sobre su fidelidad ocurrió el 5 de diciembre del año pasado, cuando presentó un escrito ante la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) donde apoyaba la posición oficial para una desinversión del grupo Clarín que incluyera Cablevisión. En el documento, firmado por la apoderada Lucía Rojo Vivot, Fintech Advisory aclaraba que apoyaba el planteo de incompatibilidad en el manejo de una canal de aire y una operadora de cable, asegurando que de no adecuarse a la ley se podría “incurrir en irregularidades y actos no ajustados a derecho”. Obviamente, el fondo acusó a Clarín de tener el problema de incompatibilidad y, como tal, la obligación de desprenderse de las acciones, y se mostró preocupado por las consecuencias de los actos de Clarín al no adoptar el proceso ya que “la ley es la ley”.

Igualmente, si Fintech se quedara con el total de la compañía, la ley incluye una restricción para la participación de los grupos extranjeros en las licenciatarias locales. Respecto de esto, el titular de la Afsca, Martín Sabbatella, dijo en diciembre pasado que “habría que analizarlo”, porque al ser el fondo una empresa de capitales norteamericanos rige con ellos un “tratado de reciprocidad”.

Un socio en Nueva York

Fintech hoy cumple un rol clave para el gobierno, pero en Nueva York. Junto con el también ex fondo buitre Gramercy, de Robert Koenigsberger, intentan en estos días acercamientos con parte de los bonistas que litigan en la justicia norteamericana contra la Argentina para que les vendan los bonos que reclaman, para que ellos luego ingresen al tercer canje que está proponiendo el gobierno.

Chocan Martínez y Koenigsberger con una enemistad mutua e histórica con el principal fondo buitre que litiga contra el país, el Elliott de Paul Singer; enfrentado a muerte con ambos por varios negocios cruzados en el mundo.

Gramercy y Fintech, además, fueron clave para cerrar el acuerdo entre Argentina y dos de cinco empresas que litigaban contra el país ante el Ciadi, a las que les compraron la deuda, para luego cerrar con el gobierno un canje del pasivo por bonos y una quita de 45 por ciento de intereses y 25 por ciento de capital. El mismo esquema que ahora están intentando Martínez y Koenigsberger con los buitres en Nueva York.

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