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Muerte en el Penal

“Estos golpes sola no me los puedo hacer”, había dicho Cantero

El 26 de diciembre la encerraron por maltratar a sus hijos. Pero a los 25 días murió y tras denunciar apremios.


Elizabet Cantero tenía 34 años. Era hija de Ariel Máximo Cantero, padre de los cabecillas de la banda de Los Monos y de Silvia Maldonado. Había nacido el 3 de abril de 1981 y era madre de dos niños pequeños con los que vivía en Mellián al 6100. Era adicta a la cocaína, y mantenía una buena relación con sus ex parejas con quienes tuvo sus hijos.

Todo se dijo sobre Cantero; que golpeó a sus hijos, que agredió a la policía el día de su detención, y que después se autolesionó de una manera tan salvaje que resulta increíble.

Malherida, con golpes en todo el cuerpo, llegó a mediados de mes a la audiencia en la que la acusaron de maltrato infantil en la vía pública a fines de diciembre. En aquella oportunidad, la mujer llegó al recinto esposada y con signos de haber transitado situaciones extremas. En el pasillo se encontraban sus niños y en el interior de la sala, cada uno de los padres. En la audiencia el juez Héctor Núñez Cartelle dispuso la prisión preventiva en su contra, por lo que fue derivada al Hospital Centenario ya que atravesaba una insuficiencia renal. Al día siguiente fue dada de alta y de allí trasladada a la Unidad Penitenciaria Nº 5ª donde el domingo pasado y luego de un incidente con un niño debió ser internada de urgencia y falleció poco después. Hay versiones encontradas de lo que pasó aquel día dentro del penal, lo cierto es que la autopsia de Cantero determinó que murió de un paro cardiorrespiratorio y su cuerpo presentaba lesiones aunque éstas no contaban con la entidad suficiente para causar la muerte por lo que se ordenaron estudios complementarios. Lo cierto es que la mujer fue detenida el 26 de diciembre y el 17 de enero falleció en un hospital público luego de pasar sus últimos días de vida tras las rejas.  Un día después, la casa de la hermana de una compañera de celda fue baleada. Y anteayer el sobrino de la reclusa fue asesinado pese a que habían dispuesto una guardia en la casa para proteger a la familia.

Elizabeth llegó a la audiencia imputativa que se realizó el 4 de enero, es decir 9 días después de su detención con su cuerpo lastimado. Tenía un importante moretón en su pómulo izquierdo, una lesión en su cabeza, varias piezas dentales rotas y moretones en sus miembros superiores e inferiores y varias lastimaduras a la altura de las muñecas y los tobillos, lo que hacía suponer que dichas lesiones estaban vinculadas a los grillos que sujetaban a la mujer y llamó la atención la inflamación de su manos.

Aquel día, Cantero fue trasladada desde el Hospital Cullen de Santa Fe a Rosario. La mujer no contaba con el alta médica y estaba internada por una deficiencia renal. Llegó esposada y se sentó junto a su defensor Marcos Cella. Escuchó la imputación en su contra, en algunos tramos hizo algunas apreciaciones en voz baja con su defensor y en otras buscaba a sus allegados en el público, donde había dos hombres que intentaban contenerla a la distancia: los padres de sus hijos. Cada tanto, Elizabeth se daba vuelta y miraba especialmente a uno de ellos, que con gestos sutiles intentaba llevarle tranquilidad. Luego, Marcos Cella refirió que los hombres allí sentados habían sido sus parejas y eran los padres de los niños de Cantero, quienes estaban allí para certificar que sus hijos no tenían lesiones, que no eran maltratados por su madre y que no instarían la acción penal, aunque el juez en su resolución sostuvo que la fiscal tenía la facultad de abrir una investigación porque se trataba de niños. Sin embargo, los pequeños no presentaban las lesiones compatibles con la escena que describió la Policía.

Testimonio

Luego de escuchar la imputación fiscal, Cantero hizo uso de su derecho y declaró: “Tengo 3 dormitorios pero no andaba el split, así que con un colchón me fui a dormir con las nenas a la cocina. Tipo 7, despierto a B. para que tome la meme, la toco y no reacciona, le hago así (señalando masajes en el pecho) y no reacciona, le meto los dedos hasta el fondo de la boca y tosió. Entró en si y le hice así (y volvió a reproducir los masajes en el pecho que le hizo a la niña de 3 años)”

“Le dije, ¿estás bien?, y agarré a la bebé y a la nena y le pedí al vecino que tiene auto que me lleve y no me quisieron ayudar. Seguí corriendo y me encontré con una amiga, Yanina, y le digo que me acompañe hasta el destacamento que está a dos cuadras”, relató la mujer ante el juez.

“Ella llamó a la Policía que vino. Ellos murmuraban «esta es la Cantero». Les pedí que me lleven. Vino un policía y me sacó a B. La llegué a manotear del pelo, me la saca y no la vi más”, sostuvo.

La mujer aseguró, “parecían que estaban en complot con mi amiga Yanina, le decían como que me siga entreteniendo, entonces agarro a mi hijo y me quedé sentada y seguían murmurando. Cuando la Policía me sacó a la nena me llevó dentro del patrullero. Me llevaron a la sub 20 (por la seccional policial), me esposaron a un fierro que estaba cerca del piso y me dieron una paliza. Estaba arrodillada y me pegaban de un costado y del otro” refirió.

Elisabet señaló que todo recrudeció cuando una oficial le quiso sacar la remera que llevaba puesta. “Cuando la policía mujer me la quiso sacar, la mordí y el policía que estaba con ella me pegó en la nuca porque la había mordido”.

Cantero dijo que en ese momento intentó colgarse de las partes íntimas del hombre, pero sólo le llegó a agarrar los pantalones y el policía dijo “a esta hija de puta dejámela un rato a mi que es re dura y no la podemos matar”, afirmó la mujer.

Cantero sostuvo que la Policía se enfureció cuando mordió a la uniformada. “Ellos decían no te dejes tocar”. La mujer mostró los golpes que llevaba en su cuerpo y dijo “ha estos golpes sola no me los puedo hacer” y detalló que al otro día llegó un uniformado que la llevó al hospital Roque Sáenz Peña para que le cocieran la cabeza.

Con la voz quebrada Elizabet relató que en el momento de la golpiza pensaba solo en su marido y en sus dos hijos. “Los golpes no me importaban”, afirmó. Cantero sostuvo que durante el encierro estuvo dos días sin tomar agua ni ir al baño. La mujer que admitió su adicción a las drogas durante la audiencia, miró al juez y le dijo “¿Sabe como sobreviví? tomaba la sangre que me salió de la cabeza, se lo juro por mis hijos”, concluyó.

Finalmente el juez Núñez Cartelle dictó la prisión preventiva en su contra hasta el 15 de marzo y ordenó que se arbitren los medios necesarios para que Cantero tenga el tratamiento que necesitaba en un nosocomio de la ciudad de Rosario. De allí la mujer fue trasladada al Hospital Centenario donde según un informe del Servicio Penitenciario al día siguiente obtuvo el alta médica y fue remitida a la Unidad de detención Nº 5 donde el pasado domingo donde protagonizó un incidente con un niño de corta edad a quien tomó del cuello. Y salió del penal en condiciones críticas luego de dos paros cardiorrespiratorios y falleció poco después en un hospital público. Lo cierto que hasta el momento nadie parece conocer de qué murió, no se investiga a la Policía, ni al Servicio Penitenciario.

Venganza

En Lejarza al 4400 vive la hermana de una de las reclusas que compartía el penal de la cárcel de mujeres con Elizabet Cantero. Esa casa fue baleada el jueves y rápidamente el hecho fue relacionado con una venganza. Si bien las reclusas aseguran que  ninguna e las presas la tocó, el mensaje no evitó una venganza peor.

Anteayer, Brian Sergio Esquivel, de 20 años, sobrino de una mujer que estaba presa con Elizabet Cantero, fue asesinado de tres balazos en la cabeza, en algo que es difícil de interpretar fuera de una venganza.

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