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Sociedad

Esquinas con historia, otra mirada sobre la ciudad

Los edificios que rodean a la plaza 25 de Mayo describen un pasado de gloria y definen al casco histórico rosarino.


Rosario es como una metáfora de uno mismo. Cada cosa que le ocurre a nuestra ciudad le afecta a uno mismo y hondamente. La ciudad es un organismo vivo con sentimientos profundos y también los ladrillos conservan historia.

Alrededor de la actual plaza 25 de Mayo, anteriormente llamada plaza Pública, Mayor, Principal, existían diferentes dependencias públicas y en una de sus esquinas se ubicaba la casa del acaudalado comerciante Martín Santa Coloma, activo partidario rosista.

Cuando Urquiza avanza con el Ejército Grande hacia Caseros y acampa a dos leguas de Rosario, el general enemigo recibe la orden de replegarse a Buenos Aires. En diciembre de 1851, fue tomada por Domingo Faustino Sarmiento y en enero de 1852 se ubicó la primera imprenta de Rosario, en la que se editaron varios números del Boletín del Ejército Grande, cuerpo militar que respondía al mando de Justo José de Urquiza.

Sarmiento, en ese entonces era boletinero del general entrerriano e imprimió la primera hoja en Rosario saludando a los habitantes y augurando un futuro próspero a la ciudad.

Era un antiguo caserón que ocupaba una superficie importante. Junto al maestro sanjuanino también colaboraban el futuro autor del “Martín Fierro”, José Hernández, que vivía en la actual calle Buenos Aires 80, antigua numeración, y llamado Camino Real; también hacía sus primeros pasos en el periodismo Ovidio Lagos.

El 28 de noviembre de 1854 nacía en esa casa Gabriel Carrasco, pedagogo, estadístico, periodista, historiador, geógrafo, intendente municipal (1890-1891), ministro, diputado y convencional argentino. Participó como estadístico en todos los censos de su época.

Además era hijo de Eutemia Benítez y Eudoro Carrasco, creador del escudo de Rosario.
Años más tarde, en 1860, se ubicó el Juzgado de Primera Instancia que había reemplazado al Tribunal de Comercio.

La demolición de la casa de Martín Santa Coloma fue iniciada en 1869 y finalizada en 1886.

En el mismo solar se construyó en 1898 el Palacio Arijón, de un valor arquitectónico indiscutible, cuyo propietario original fue José Arijón. Era un importante hacendado y empresario que había llegado a la ciudad junto a su hermano Manuel, que luego construiría los recordados Baños del Saladillo y José lo ayudaría con una línea de tramway (tranvía tirado por caballos) para trasladar a la gente durante la época estival y que partía de la Plaza López. En la Mansión Arijón también vivió un tiempo Allan Campbell, que trazó los planos del Ferrocarril Rosario-Córdoba que estaba ejecutando Guillermo Wheelright.

La Mansión Arijón fue diseñada por arquitectos y artesanos españoles y construida por Felipe Censi. Tenía 22 habitaciones, 3 terrazas, 2 patios, garaje, sótano y caballerizas y una cúpula donde se guardaba una especie de catalejo para observar el río y tener una vista panorámica de la ciudad desde el punto más alto posible.

Esta mansión después de permanecer muchos años en estado de abandono fue finalmente demolida hacia 1982, a pesar de que las crónicas locales ya hablaban de tomar conciencia sobre el patrimonio arquitectónico de la ciudad. En la actualidad se erige un edificio horizontal en la esquina de Santa Fe y Laprida.

En diagonal, en la ochava sudoeste, se ubica otra esquina con historia. Es el edificio donde actualmente funciona el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria.

Es considerado por la municipalidad un sitio de gran valor patrimonial por su arquitectura. Su período arquitectónico es eclecticismo-academicismo y fue construido en las primeras décadas del siglo pasado. Sus arquitectos fueron José Gerbino y Leopoldo Schwartz.

En la esquina de Laprida y Córdoba se ubica el primer edificio más alto de la ciudad y data de 1907. Conocida como Bola de Nieve fue dada gracias a dos factores: el primero es que el comitente de la obra fue la Sociedad de Ahorro Mutuo La Bola de Nieve. Por otra parte este nombre se plasmó gracias al definido cilindro que remata en una especie de templete, cuyo culminante es una esfera que representa, justamente, una bola de nieve.

Posee una cúpula de medio punto y también se puede leer el nombre de la compañía en un friso, realizado con pequeños mosaicos de colores. Alessandro Máspoli fue la empresa que ejecutó la obra del edificio.

El autor de este edificio fue el arquitecto francés Eduardo Le Monnier y la esquina es resuelta con un importante tambor bordeado de columnatas a modo de “templete”, con claras reminiscencias a San Pietro de Bramante en Roma. Este edificio es una réplica exacta de la sede que la compañía de seguros que lo mandó a construir poseía en Buenos Aires. En esta etapa es donde sobresale la obra de Le Monnier, un parisino nacido en 1873, que se radicó en Buenos Aires y que en Rosario pondría su sello también en el edificio del Jockey Club, en la esquina sudeste de Maipú y Córdoba, entre otras.

La última década del siglo XIX será testigo del crecimiento arquitectónico de la ciudad. Esto se dio por dos factores: la radicación de profesionales especializados y la notoria prosperidad económica de la burguesía rosarina, que originó un proceso de mimetización con las pautas de vida de las clases altas tradicionales de Buenos Aires.

En la planta baja del mismo (La Bola de Nieve) funcionó, a comienzos del 1900, una cigarrería propiedad de los hermanos Flo. Ellos organizaban proyecciones de cine desde lo alto de la torre hacia una pantalla en la plaza. Entonces al atardecer se convertía en un apretujado conjunto de hombres y mujeres llegados en algunos casos como pasajeros de los tramways desde lo que se consideraba los arrabales de Rosario, atraídos por esa magia de la que muchos hablaban pero pocos habían podido contemplar: el cine.

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