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Soberanía

“Es una nueva provocación”

Ante la ausencia del embajador del Reino Unido, el gobierno entregó en mano al encargado de negocios, Richard Barlow, la protesta por los nuevos ejercicios militares que se están desarrollando en las islas Malvinas desde el lunes pasado.


El gobierno convocó ayer al encargado de negocios de la Embajada del Reino Unido, Richard Barlow, y le hizo entrega de una nota de protesta por los nuevos ejercicios militares en las islas Malvinas, a los que calificó como “una nueva provocación” mediante “una pretendida demostración del poder de fuego de un buque británico”.

“La República Argentina rechaza en los términos más contundentes la realización de estas maniobras navales y militares en territorio argentino ilegítimamente ocupado por el Reino Unido, que constituyen una injustificada demostración de fuerza y un deliberado apartamiento de los llamamientos de las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales, que instan a reanudar las negociaciones, a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva”, indicó la Cancillería en un comunicado.

El gobierno reaccionó de esta forma luego de que una fragata de la Marina Real británica, el HMS Iron Duke, realizara el lunes pasado un nuevo ejercicio militar en la zona de las islas Malvinas y disparara 136 proyectiles en la Bahía y el Estrecho de San Carlos, lugares donde se llevó a cabo el desembarco de las tropas británicas en la guerra de las Malvinas en 1982.

Según indicó la Cancillería, en el referido ejercicio intervino además “una compañía de infantería británica que forma parte del despliegue militar permanente de ocupación ilegal del Reino Unido en las islas Malvinas”, esto es “la Compañía de Infantería de las islas y la 148 Batería Real de Artillería”.

La carta le fue entregada en mano al encargado de negocios de la Embajada Británica en Buenos Aires, Richard Barlow, ya que el embajador John Freeman se encuentra en el Reino Unido.

La cartera que conduce Héctor Timerman recordó que en la sesión especial sobre la cuestión de las Islas Malvinas celebrada el lunes pasado, el Parlamento del Mercosur “rechazó una vez más la presencia militar británica en el Atlántico Sur, ya que consideró que ésta resultaba contraria a la política de la región de apego a la búsqueda de una solución pacífica de la disputa de soberanía”.

De esta manera, enfatizó la Cancillería, el Parlasur “se suma a las manifestaciones de preocupación ante el despliegue militar británico formuladas por la región toda, así como por la Cumbre Iberoamericana, la Cumbre de Países Sudamericanos y Países Árabes (Aspa) y la Reunión Ministerial de la Zona de Paz y Cooperación del Atlántico Sur”.

“La persistencia del Reino Unido en la realización de ejercicios militares en el Atlántico Sur, declarado zona de paz por los Estados ribereños de esta región atlántica, que han, asimismo, prohibido la introducción de armas nucleares, constituye una nueva demostración de una política sistemática de total apartamiento de las resoluciones de las Naciones Unidas”, cuestionó el gobierno argentino.

Se refirió, en particular, al “desconocimiento de la resolución 31/49 de la Asamblea General, que llama a ambas partes a abstenerse de introducir modificaciones unilaterales en la situación mientras esté pendiente el proceso negociador por ella recomendado”, y también advirtió que “se opone al principio de solución pacífica de las controversias sustentado de forma unánime por los países de la región, en especial aquellos representados en Unasur y en el Parlasur”.

Tras la difusión de los nuevos ejercicios armamentísticos, el gobierno británico había afirmado este miércoles que formaban parte “del calendario rutinario de entrenamiento, que había sido planificado con gran anticipación”.

“Los barcos de guerra de la Marina Real llevan adelante entrenamiento regular con el uso de todos sus sistemas de armamentos”, señaló un vocero del Ministerio de Defensa del Reino Unido en diálogo con la agencia NA.

El HMS Iron Duke, cuyo modelo fue diseñado para “lidiar con la amenaza de los submarinos soviéticos”, partió de la base naval de Portsmouth el pasado 20 de junio y se encuentra próximo a concluir con la Tarea de Patrullaje del Atlántico Sur.

Esa misión tiene como objetivo “proporcionar una protección continua y tranquilidad a los intereses británicos en el Atlántico Sur” y “el mantenimiento de la presencia continua de la Marina Real en el Atlántico”, indica la página oficial de la Marina Británica.

De acuerdo a la descripción que brinda esa fuerza, el HMS Iron Duke puede disparar misiles hacia blancos ubicados a “más de 80 millas”, es decir, casi 130 kilómetros; cuenta con un cañón capaz de lanzar “hasta dos docenas de proyectiles altamente explosivos por minutos”; así como también misiles Seawolf “capaces de rastrear y destruir un objetivo del tamaño de una pelota de cricket”.

Esta no es la primera vez que las tropas británicas realizan movimientos armamentísticos en la región, siendo el antecedente más inmediato el de mayo de este año, cuando dispararon misiles Rapier como parte de “ejercicios de rutina”, lo que también fue duramente repudiado por el gobierno argentino.

Premier Oil da marcha atrás

La empresa británica Premier Oil anunció ayer la reducción de sus proyectos de explotación petrolera en torno a las islas Malvinas, en un contexto signado por la caída del precio del crudo y la presión internacional para que ninguna compañía avance en actividades de exploración y explotación en esa zona sin autorización argentina.

“El nuevo clima de precios más bajos y nuestro compromiso de mantener una fuerte posición financiera han llevado a Premier Oil a reexaminar el plan” en el norte de las Malvinas, fue la excusa presentada por la empresa en un comunicado. Más allá de las excusas ofrecidas por la empresa petrolera británica, la diplomacia argentina relacionó la noticia con el fuerte apoyo internacional que recibió en torno a la disputa de soberanía por las islas Malvinas con Gran Bretaña.

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