Ciudad

Historia de vida y superación

Es panadera, se perfeccionó en un curso estatal y abrió su propio negocio

Pan & Cake es un emprendimiento de tendencia saludable de panificaciones hechas con harinas orgánicas y naturales. En el local de 9 de Julio 3128 se pueden leer las recetas que se transmiten de generación en generación


Cecilia Giaccone es la dueña de Pan & Cake, emprendimiento que nació hace muchos años pero que recién en 2019 logró abrir su propio local. Cecilia nació en San Jorge y llegó a Rosario para estudiar cocina con el reconocido cheff Gato Dumas.

Cecilia se crió en una familia en la que las mujeres siempre cocinaron. Es por ese motivo que en el local de 9 de Julio 3128, se pueden leer las recetas que se transmiten de generación en generación: polvorones de la abuela Ilda, galletitas de miel de la abuela Margarita, torta de limón de su mamá ‘La Tana”, y graybe la delicia árabe de su suegra Rosita y la tía Gra. Las paredes del local tienen impresas las marcas de estas mujeres inspiradoras.

Entre aromas y sabores, Cecilia creció deseando poder dedicarse a lo que ama hacer. Su verdadera pasión es amasar, por eso los mejores recuerdos de su vida son haciendo pan. El primer taller de cocina lo hizo a los cinco años y desde ese momento supo que era su lugar en el mundo.

El emprendimiento se especializa en panes de fermentación natural de masa madre utilizando harina agroecológica. Entre los productos que vende se destacan panes integrales y galletitas caseras. Y cabe destacar que la panificación es 100% artesanal y sin conservantes.

“El emprendimiento surgió más o menos en 2011. Hace muchos años que me dedico a la cocina y a la gastronomía en general. Siempre tuve mucha inquietud por la panadería, siempre me gustó mucho, desde chica”, cuenta sobre los orígenes de Pan & Cake.

Cecilia trabajó durante años en relación de dependencia y realizaba los panes integrales en su casa después de la jornada laboral.

“Este proyecto nació trabajando desde mi casa y con el correr de los años empecé a dedicarle un poco más de tiempo. Al principio, cuando uno es emprendedor es difícil poder dedicarse exclusivamente a eso. Por eso mantuve mucho tiempo el trabajo en relación de dependencia y fue así como fui subsidiando a Pan & Cake. Fue un camino difícil, de muchas incertidumbres y muchas dudas”, comenta.

En 2016, mientras Cecilia amasaba pan en su casa, escuchó en la radio sobre Rosario Emprende, el programa municipal orientado a personas con una idea de proyecto o emprendimiento ya iniciado, sea en estado incipiente, medio o consolidado. Dentro de este programa se encuentra la Escuela de Emprendedores, en el que Cecilia se capacitó.

“No conocía el espacio, por ese motivo averigüé y me anoté sin dudarlo. Sin dudas, después de cursar el programa, el emprendimiento empezó a despegar y a darle más forma al negocio en sí”, señala. Y agrega: “Las rondas de capacitaciones me sirvieron mucho, porque soy panadera de profesión pero este emprendimiento es un negocio, entonces hay que aprender de marketing, de números, aprendí que un negocio implica mucho más que cocinar. Me sirvió para tener mayores herramientas y poder direccionar el negocio a donde una quiere”.

La cocinera asegura que conocer a otros emprendedores y compartir experiencias fue muy enriquecedor. Y que las ferias también son un lugar importante porque los emprendedores suelen trabajar solos desde su casa, vendiendo en redes sociales, y no es lo mismo tener la posibilidad de ofrecer los productos en un espacio público.

Antes de realizar la capacitación municipal, Cecilia estuvo trabajando en el sector gastronómico en Francia, pero aún así le faltaban conocimientos específicos e importantes que le otorgó el espacio de formación.

Hoy el emprendimiento cuenta con dos empleados y la ayuda de la pareja de Cecilia, que a pesar de que tiene otra profesión, está presente en el local.

Desde el momento de la capacitación comenzó a buscar su propio local pero no fue fácil encontrar un espacio donde se sintiera cómoda. “Me llevó tres años reacondicionar este lugar, pero lo tomé como un tiempo para capacitarme en todo”, dice.

Pasión, amor, y ganas. Los condimentos necesarios para amasar un sueño y transformarlo en realidad.

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