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Entre pedidos de diálogo, el revalúo y las aceitunas

La inflación preocupa y algunos analistas agropecuarios advierten la llegada de una recesión a la economía, distintos representantes del agro reclaman diálogo con el gobierno nacional.

En un contexto donde la inflación preocupa y algunos analistas agropecuarios advierten la llegada de una recesión a la economía, distintos representantes del agro reclaman diálogo con el gobierno nacional y desde la provincia de Buenos Aires piden hablar con su gobernador, Daniel Scioli.

Sin embargo, los gobiernos eligen sus interlocutores y no son los integrantes de las mesas de enlace, ni la nacional ni la bonaerense: una cuestión de ejercicio del poder, donde el descontento es moneda corriente por estos días.

Así el titular de Uatre, Gerónimo Venegas, que lidera la obra social de Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores, también reclamó una mesa de diálogo luego del paro impulsado por el líder de la CGT, Hugo Moyano.

La Comisión de Enlace de entidades agropecuarias pidió al ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, una entrevista para tratar 21 puntos sobre los grandes temas y el funcionario prefirió reunirse con sectores dispersos.

En tanto, la Mesa Agropecuaria bonaerense insiste en ser recibida por Scioli para explicarle el impacto del “impuestazo”, en el agro, como lo llaman, mientras que los productores se lamentan que fueron sacrificados con el decreto de revalúo fiscal de tierras. Pero igual la provincia depende de la Nación para pagar sueldos y repartirá el aguinaldo en cuatro partes.

Esto es en un mes. ¿Qué pasará el próximo?, se preguntan los bonaerenses, que mientras tanto realizan asambleas y sostienen el estado de “alerta y movilización”.

El resultado de la estrategia oficial no conforma y, en tanto, estallan los grandes temas con emblemas como el cierre del frigorífico Carnes Pampeanas por no poder exportar y por el mismo problema atraviesa enormes dificultades la inmovilizada aceitunera Nucete, en La Rioja.

Por otra parte, las maquinarias agrícolas no son ajenas ya que embargaron la fábrica de cosechadoras que iban a venderse a Angola, a raíz de la denuncia de uno de los proveedores que fueron abonados con cheques sin fondos.

El anuncio de las bondades de esta cosechadora, que en la práctica no funcionaría, había sido realizado por la propia presidenta Cristina de Kirchner.

De repente pareciera que los desentendimientos supuraran en la Argentina.

Rescatamos una visión positiva: proviene del analista económico Carlos Seggiaro, quien brindó un seminario para Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Crea). Durante su transcurso dijo que a pesar de todo venían tiempos mejores para el sector ganadero. El razonamiento tiene sus complejidades: detalló que en la Argentina se consumen 55 kilos de carne vacuna por año y por habitante, 40 kilos de pollo y 10 de carne porcina.

“Creo que estamos ante una pérdida progresiva del peso político de la carne vacuna; su gravitación en la dieta de la sociedad argentina empieza a perder importancia como consecuencia de este proceso de diversificación”, dijo.

Sin embargo opina que, cuando el stock vacuno comience a recuperarse, irá a parar inevitablemente a la exportación hoy alicaída y que así aumentará, si se lo permiten.

Esta semana, en Mendoza habrá un encuentro de productores ante la situación de “extrema gravedad económica para el sector agrícola, que se traslada al resto de la sociedad”, que se padece en la región cuyana.

Según advirtieron los dirigentes de la Federación Agraria Argentina (FAA), “hay una firme posibilidad en este contexto de que en los predios agrícolas queden sin realizar los laboreos esenciales para permanecer en el circuito productivo, lo que propiciará de este modo la desaparición acelerada de más productores”.

¿Cuál fue la decisión de las bases mendocinas de FAA? “Mantener” los canales de “diálogo” para acceder a las soluciones más adecuadas. A estas alturas, otro deseo dialoguista casi utópico.

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