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Entre los tránsfugas y el pato de la boda

Por: Jacobo Estor

Allí están ellos, ciertos políticos, en su salsa. Una salsa tan exquisita para sus paladares, pero tan lejos del hambre del ciudadano común. Hambre de justicia social, de derechos cumplidos, hambre de panzas llenas en miles y miles de casos.

Y allí estuvieron también las tradicionales y deplorables actitudes a la hora del cierre de las listas. Para el anecdotario: Norberto Nicotra, María Alejandra Vucasovich, Darío Scataglini, hoy diputados provinciales que llegaron de la mano del Frente para la Victoria, dieron el gran salto, lamentable, y se fueron al Pro de Mauricio Macri. No son los únicos, también el intendente de la vecina ciudad de Chabás, Osvaldo Salomón, se fue con el Pro y será candidato a vicegobernador con el Midachi Miguel Del Sel. Parece todo una broma propia de “La Tota”, pero la verdad es que eso es para llorar.

Para llorar que haya tantos tránsfugas en la política más interesados en sus propios destinos que en los destinos de la gente. La ayer ultrareutemanista Vucasovich, que logró un lugar en la lista de diputados hace más de tres años por Bielsa, hoy con Del Sel. Como se ve, para llegar a destino, a algunos cualquier tranvía les queda bien. En algún lugar de la provincia de Santa Fe, en un café, por supuesto, mientras se cerraban las listas, un conocido dirigente peronista vociferó con bastante bronca: “Roma no paga a traidores”.

Después de todo en el peronismo no es lo único que se pueda cuestionar. También están los candidatos golondrinas, esos que viven en la Capital Federal, pero vienen a la provincia de Santa Fe en épocas de elecciones y con deseos de ocupar el gran sillón en la Casa Gris. Es el caso de Rafael Bielsa, que tras perder en la última elección frente a Hermes Binner, retornó hace poquito tiempo a la “invencible” para ver si puede, por fin, cumplir el sueño malogrado hace unos años. Claro que hay peronistas,  y ciudadanos santafesinos independientes que, en desacuerdo, andan diciendo a los cuatro vientos que “a Santa Fe la gobiernen los santafesinos que viven en la provincia los 365 días del año  y se hacen cargo a cada instante de los problemas del terruño”. La verdad es que al argumento razón no le falta.

Y hablando de grandes saltos, superiores al de los impalas africanos o canguros australianos, no puede dejar de sorprender el realizado por el titular del partido 100 por Ciento Santafesino, Oscar Martínez, que de cuestionador a ciertos métodos del peronismo de siempre,  pasó a ser precandidato a vicegobernador de Bielsa. Dicen algunos que enterada de los famosos saltos, la campeona olímpica de salto con garrocha, la rusa Yelena Isinbayeva, ha decidido venir a Santa Fe a tomar clases con los maestros que residen por estos lares.

A última hora del cierre de listas, además, varios intendentes de la poderosa Liga de Intendentes del peronismo, se pasaron de las filas del bielsismo a las del rosismo. Cabe destacar que en esa Liga  hay dirigentes jóvenes, inteligentes, y que han llevado adelante una prolija gestión en algunas ciudades del sur santafesino. Tal es el caso del titular del Departamento Ejecutivo de Granadero Baigorria, Alejandro Ramos, que va por la reelección en esa ciudad. También hay buenos valores ¿por qué negarlo?

Pero a no creer, señores, que los disparates se cometen sólo en el peronismo santafesino. Allí están también los muchachos socialistas gobernantes, con una interna de la que quedaría sorprendido el propio Lobo Feroz. Ironizando algunos flechazos envenenados del gobernador Hermes Binner contra Rubén Giustiniani, enviados en vivo y en directo por todos los medios de comunicación y rompiendo la tradicional disputa a puertas cerradas, no faltó quien dijera en broma (pero en serio) que la boca parlante de Hermes es para “comerse mejor” al senador nacional. Pero hay un detalle y no es menor:  se ha descubierto que Rubén Giustiniani no es Caperucita. ¡Ojo!

Y mientras todos estos muchachos andan en sus intríngulis, yo vivo en un segundo piso enrejado por temor a los robos y preocupado porque, según El Ciudadano (y por supuesto que no dudo ni un ápice de lo que dice la noticia) los alquileres aumentarán entre un 20 o un 30 por ciento ¿Sólo los alquileres? Claro que eso no es todo, también he debido soportar por horas y horas los cortes de energía eléctrica y quisiera ser canguro, como algunos políticos, para saltar en las esquinas y poder librarme de un tránsito tan desordenado y peligroso como los baches que hay en la ciudad y que se han devorado a más de uno.

De los sueldos mejor ni hablar, de lo que cuesta conseguir trabajo tampoco y de… Dígame, estimado lector, con toda  sinceridad: ¿a usted no le pasa algo por el estilo?

La verdad es que en esta boda política, signada por traiciones, desplantes, macanas y varios cuentos, yo me siento el pato. Ellos, como siempre, terminarán abrazándose y a los besos, y yo, como usted, corremos el riesgo de ser trinchados una vez más. A menos que, claro está,  hagamos buen uso de la novedosa boleta única. O, dicho de otro modo, tomemos el martillo justiciero y pongamos las cosas en su lugar.

Y para terminar, un cuento: “el señor político paseaba por la calle, cuando escucha una voz que dice: “¡Que se mande a mudar ese político!” El dirigente mira desconcertado para todos lados y  ve un loro en la ventana de una casa. Entonces decide tocar la puerta de ésta. Al abrir la dueña de la vivienda, el dirigente ofuscado le dice que  pasará al otro día y que para entonces  el loro no deberá decir eso. La señora, preocupada, se va a la casa de un cura que tenía otro lorito y le pide por favor canjear a las aves por un par de días. La mujer se lleva el loro del sacerdote y el sacerdote se queda con el loro de ella. Al día siguiente pasa el dirigente político y observa que el loro no dice nada. El hombre se planta frente al ave y le dice con aire triunfal y desafiante, seguro de que el loro había sido corregido: “¿¡Así que… que se mande a mudar ese político no?!” Y el loro responde: “¡Que Dios te oiga hijo mío, que Dios te oiga!”

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