Alexis Bordón tiene 16 años. Es un pibe introvertido, de estatura mediana, pelo corto y lo caracteriza una rasta que nace desde arriba de su nuca y cae sobre su cuello. Desde los diez años integra la Escuela Orquesta de barrio Ludueña y su preferencia por la percusión, platillos, timbales y redoblantes también se vincula con otra de sus actividades: ser uno de los integrantes de la murga La Cotorra. Este conjunto participó en el último carnaval de Montevideo. En diálogo con El Ciudadano cuenta cómo alimenta cada día su pasión: la música.
—¿Cómo nació la Orquesta del Ludueña?
—La Fundación Allegro, que promueve el desarrollo de escuelas orquestas para la inclusión social, presentó el proyecto a los vecinos. Ellos se lo presentaron a las autoridades de secretaría Cultura y Educación municipal y pudieron concretarlo en 2006. La iniciativa fue de la directora musical y fundadora, Derna Isla. Son unos 30 profesores, tres educadoras, una tutora, una directora musical, las porteras y Gloria Machado, que es la directora general.
—¿Cuándo te incorporaste?
—La escuché por primera vez en el polideportivo Garzón –ubicada en Garzón al 300– y me gustó mucho. Cuando me mudé al barrio, los profesores se acercaron a cada salón a contarnos de qué se trataba, me interesó y me enfoqué en la percusión. Hace seis años que estoy con la percusión. Dentro de ella hay muchos instrumentos. Toco de todo un poco: timbales, platillos de choque, redoblantes, xilofón. Tengo facilidad para tocar y además tuvimos la oportunidad de estar en teatros como El Círculo, la Sala Lavardén y La Comedia.
—¿Participaste de otras orquestas?
—Estuve en La Juvenil de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), y además integro La Cotorra, que es una murga estilo uruguayo. Me llamó el representante, estaban buscando músicos de apoyo. Me tuvieron una semana a prueba, la murga se formó hace 10 años y yo hace un año y medio que estoy. También hay accesorios, según el espectáculo. El año pasado se compuso con distintos ritmos y si no te alcanzan los instrumentos, hay que conseguir otros para que suene mejor. Este año se va a tocar cumbia, por lo que hay que conseguir los instrumentos para poder tocar ese ritmo.
—¿Viajaron con la orquesta?
—Fuimos a muchos pueblos: Serodino, San Jerónimo, Carcarañá. Y en el Bicentenario de la Bandera tocamos en el escenario con músicos rosarinos como Salvador Trapani. El año pasado nos sorprendieron con la noticia de poder integrar el carnaval uruguayo y nos entrenó un cantante uruguayo, Alejandro Balbis. Fuimos unas 30 personas. El primer año que viajamos estuvimos un día y el segundo año nos avisaron por Internet que podíamos participar. Estuvimos un mes, del 25 de enero al 25 de febrero.
—¿Qué hacían además de participar en la murga?
—De día recorríamos diferentes lugares, conocimos otras murgas. Los integrantes son muy simpáticos. Lo que más me gustó fue la primera vez que hicimos una competencia. Nos sorprendió la manera con la que nos aplaudieron. No lo podíamos creer.
—¿Consiguieron premios?
—Fue difícil porque hay muchas murgas conocidas. Estábamos en Uruguay y nos juntamos con el presidente del carnaval. Nos invitaron a cenar, y nos dieron una placa de agradecimiento que todavía guardo.
—¿Tu familia apoya tu elección?
—Pasamos un año difícil porque falleció mi papá. Fue un golpe muy duro pero salimos adelante. Tengo cuatro hermanos más chicos. Soy el mayor.
—¿Querés seguir estudiando música?
—Sí, estoy en 5º año. Este año termino el secundario y quiero seguir estudiando música. Empecé a estudiar en la facultad y tuve que dejar porque se me complicaba con el estudio de la escuela. Son siete años de cursado. El primer año es una sola materia y hay que empezar con la batería. Y era demasiado, te exigen mucho.
—¿Qué ves en tu futuro?
—Nunca me puse a pensar qué tengo que hacer. Las cosas me van pasando y las voy disfrutando y no me arrepiento de nada. En un futuro, me gustaría enseñarles a los chicos que recién empiezan.
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