Marcos De Carlo
El consumo de energía eléctrica es un fiel reflejo de lo dificultoso que fue para los hogares argentinos transitar el 2019. La comparación interanual del último año del macrismo en el poder arroja una caída de 2,8 por ciento del consumo de electricidad en el sector residencial; es más, la contracción se dio en 19 de las 22 provincias que están conectadas al Sadi (Sistema Argentino de Interconexión). Si uno escarba en el resultado energético de la gestión de Cambiemos, los hogares argentinos consumen hoy menos electricidad que en 2015, siendo Santa Fe la provincia que más retrocedió: -7,5 por ciento.
Es decir que la política energética de Mauricio Macri fue altamente perjudicial para los hogares argentinos. La dolarización de las tarifas, que llevó a aumentos siderales, sumado a la quita de subsidios al consumo, combinado con la alta inflación, la pérdida del poder adquisitivo y la caída del empleo marcan este combo fatal: el empobrecimiento energético de los argentinos.
“Realmente lo que nos sucedió, y el tarifazo es la consecuencia, es que se convirtió la energía en un bien de lujo, en una mercancía para usufructo de unos pocos, en detrimento de las grandes mayorías, en detrimento de las provincias, de las Pyme, de los millones de hogares en la Argentina”, expresó a El Ciudadano Federico Bernal, director saliente del Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec).
La pobreza energética impacta directamente en la calidad de vida de los hogares argentinos, ya que las familias no pueden acceder a una cantidad de electricidad suficiente para la satisfacción de sus necesidades básicas o tienen que destinar una parte excesiva de sus ingresos a pagar la factura.
En base a datos de Cammesa, el Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo (Oetec) expresó que el consumo eléctrico a nivel nacional disminuyó en 2019 un 3,1 por ciento en su comparación con 2018, convirtiéndose en la peor caída interanual desde 2013. En lo que a hogares residenciales se refiere, esa contracción fue de 2,8 por ciento.
El 2019 cerró con 19 de las 22 provincias conectadas al Sadi con menor consumo eléctrico. Las excepciones fueron Santa Cruz (0,2%), Río Negro (0,9%) y San Juan (1,9%). Mientras que las provincias más afectadas fueron Entre Ríos (-8,6%), La Pampa (-7,7%), Chaco (-7,3%), Formosa (-7,1%) y Tucumán (-6,4%).
En términos de caída del consumo medida en MWh (megavatio-hora), las cinco provincias que más retrocedieron fueron Buenos Aires (-510 MWh), Santa Fe (-229 MWh), Chaco (-150), Entre Ríos (-134) y Córdoba (-122).
2019 versus 2015
Pero la provincia que más pierde en la comparación 2015-2019, justamente el período gobernado por Macri y la alianza Cambiemos, es Santa Fe. A diciembre de 2019 los santafesinos consumieron un 7,5 por ciento menos que en diciembre de 2015.
Esta significativa merma condujo a que los hogares santafesinos culminen 2019 utilizando menos energía eléctrica que cuatro años atrás. Incluso el nivel de 2019 es similar al de 2013 (un 0,6% menor), según datos de la secretaría de Energía nacional analizados por el Oetec.
Los hogares de la provincia de Santa Fe consumieron en 2019 menos electricidad que en 2013 (-0,6%), que en 2014 (-2%) y que en 2015 (-7,5%).
“En suma, es una radiografía del masivo empobrecimiento energético del pueblo argentino y que, para el caso de la provincia de Santa Fe y en materia eléctrica, implicó un retroceso de siete años en el consumo del sector residencial”, remarcó el Observatorio de la Energía, Tecnología e Infraestructura para el Desarrollo.
“La debacle en el consumo eléctrico residencial es perfecto reflejo de la «crisis energética» padecida por el pueblo argentino. Dicha debacle, como se sabe, ha sido deliberado objetivo de la política económica de la gestión neoliberal”, concluyó el Oetec.
“Estafa energética”
“La caída es producto de la política tarifaria de Cambiemos, que para mí fue además una verdadera estafa energética. Esa es la consecuencia de haber convertido la energía y a los servicios públicos en una mercancía”, consideró Bernal y agregó: “Los servicios públicos deben ser universales, esenciales para el desarrollo de un país, para la dignificación del ser humano, yo los considero derechos humanos. Los servicios públicos durante el macrismo se transformaron en bienes de lujo y la energía pasó de ser un derecho humano, una herramienta fundamental de industrialización, de modernización del aparato productivo y de igualdad social, a convertirse en una mercancía”.
El investigador remarcó: “Estos son todos datos oficiales, la caída de los consumos son drásticas. Cuando uno analiza la magnitud de la caída del consumo de electricidad, lo mismo que el gas, la retracción de la utilización de los servicios públicos, la degradación en el uso de fuentes energéticas… cómo se explica que a pesar de que las empresas cobraron las tarifas que se les antojó, después de los subsidios que les dieron, de los beneficios fiscales, de las cuotas, de todo lo que estas empresas recibieron, cómo puede ser que se utilicen cada vez menos servicios públicos. Recordemos que Macri decía que llegaban al gobierno para que la energía inunde las casas y las fábricas”.
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