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Encuentran asesinada a una mujer en su casa

Era una obstetra jubilada que vivía sola. Su cuerpo tenía signos de tortura y más de 20 puñaladas.

Ana Laura Piccolo

La mataron con saña. Eso es lo único que se sabe a ciencia cierta sobre Marta Graciela Carré. Eso y que vivía sola en su casa de Arroyito, adonde fue hallada sin vida anteayer, al menos dos días después de su muerte con signos de tortura y más de 20 puñaladas. Tenía 64 años, hacía cuatro que se había jubilado como médica obstetra y las herramientas que el asesino utilizó para matarla no eran ajenas a su profesión: una pinza de cirugía descansaba sobre su cuerpo vestido, tapado con una frazada y rodeado de fósforos con los que se supone le propició varias quemaduras. Una prenda íntima en la boca como mordaza y ninguna abertura de la casa forzada.

Marta no tenía familia. Un cáncer terminal se había llevado hace casi una década a su único hermano, un odontólogo forense, que al igual que ella no había tenido hijos. Sus vecinos la describen como a una mujer muy buena, algo reservada y bastante miedosa a la hora de abrir la puerta de su casa.

Las sospechas de que algo le había pasado comenzaron el lunes pasado, cuando la empleada doméstica que trabajó para Marta durante los últimos 14 años acudió a la casa de la víctima, ubicada en Mar del Plata 581 bis y nadie le respondió, informaron fuentes de la pesquisa.

Según Sergio, un vecino de la cuadra, ese lunes la empleada doméstica golpeó su puerta para manifestarle que Marta no atendía, y que la había citado durante el fin de semana para que ese lunes vaya a limpiar. Con ese dato Sergio llamó por teléfono a un amigo íntimo de Marta que tenía copias de las llaves, que vive en la ciudad de Funes.

Una fuente judicial brindó una versión similar, y dijo que dos días después, la señora que limpiaba en la casa de Marta fue a trabajar a la vivienda de una mujer que conocía a la víctima y, tras manifestarle que el lunes no la había atendido, la comenzaron a llamar por teléfono y tampoco obtuvieron respuesta.

Fue recién alrededor de las 17.30 de anteayer que se supo que Marta estaba muerta. Su amigo, Oscar G., ingresó al domicilio y la encontró tendida en el suelo, sobre un charco de sangre y con visibles signos de haber padecido maltratos. Tanto a él como a los policías que llegaron a la vivienda les llamó la atención que la alarma estaba desconectada y ninguna puerta ni ventana estaban forzadas, indicaron fuentes de la pesquisa.

Por eso, los investigadores dijeron que en un principio descartan que el móvil del homicidio haya sido el robo, ya que tampoco había desorden en el interior de la vivienda “ni nada a simple vista que faltara”, aunque se investiga si la mujer guardaba dinero en algún lugar de la casa, agregaron voceros del caso, quienes remarcaron “la saña” con que la mataron.

Según el primer informe forense, la mujer recibió 24 puñaladas. Diecisiete de ellas en el cuello, aunque por la poca profundidad ninguna fue letal y otras tres en el pecho, que le habrían propiciado la muerte ya que una le perforó un pulmón. También presentaba heridas de arma blanca en la zona de la ingle y estaba “terriblemente” golpeada y con quemaduras en distintas partes del cuerpo.

Marta estaba tendida boca arriba, vestida, y su abdomen estaba cubierto con una frazada, sobre la que había una pinza de cirugía. También una caja de fósforos reposaba sobre su cuerpo, rodeado de cerillas con la que la habrían quemado, y dentro de la boca tenía una prenda íntima con la que fue amordazada, refirieron voceros del caso.

Además, en la pileta de la cocina los pesquisas encontraron dos elementos punzantes cubiertos de sangres: un cuchillo tipo tramontana y una tijera, que se presume fueron los usados por el asesino.

A Edith se la conoce como la curandera del barrio, tiene 80 años y se presentó como una “bruja buena”. Dijo que conocía a Marta de toda la vida, y que incluso había sido amiga de la madre de la obstetra asesinada. “Era una excelente persona, la conozco de toda la vida. Ella era una partera de las de antes, y aunque ya se había jubilado, siempre venía para poner una inyección o tomar la presión”, recordó Edith, al tiempo que pedía una hoja de tuna a una vecina.

“Nunca se recuperó de la muerte de su hermano, todos los años sacaba un recordatorio en el diario”, dijo. También contó que en esa casa, cuando ya no vivían ni su madre ni su hermano, convivió con un novio que hace unos años enfermó. “Era un empleado del Banco Nación que ahora está en un geriátrico”, recordó.

Otros vecinos coincidieron en que Marta era una mujer muy miedosa, que tomaba todo tipo de recaudos para abrir la puerta de su casa y que se cuidaba hasta para sacar la basura. Incluso uno de sus vecinos dijo que le había regalado una bebida espirituosa para las fiestas “porque era una buena mujer”, pero que nunca conoció el interior de su casa.

Dentro de la vivienda, según confiaron voceros de la investigación, había un pequeño consultorio, por lo que algunos medios deslizaron ayer que la mujer realizaba abortos. Sin embargo, esta versión no fue confirmada por ninguna de las fuentes de la pesquisa.

Otra vecina del barrio dijo que como Marta no tenía familia, las fiestas de fin de año la entristecían y que había resuelto hacer un viaje al exterior. Al parecer, la mujer había arreglado vacacionar en Panamá. Este dato fue confirmado por uno de sus amigos, a quien la mujer le rechazó una invitación navideña porque no iba a estar en Argentina, por lo que se investiga si la persona que ingresó a la vivienda de Marta sabía de ese viaje y entró en busca de dinero.

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