Edición Impresa

El tiempo de las empresas sociales

El informe del Programa de Naciones Unidades para el Desarrollo (PNUD) revela las enormes desigualdades existentes en el mundo de hoy.

El informe del Programa de Naciones Unidades para el Desarrollo (PNUD) revela las enormes desigualdades existentes en el mundo de hoy. A raíz de ello, es insoslayable la gran necesidad de encauzar esfuerzos en pos de dar un combate serio y realista contra la pobreza. Históricamente, la respuesta estatal a la problemática social, de manera reactiva, menoscaba la dignidad de las personas y atenta contra la autosustentabilidad de los individuos, de la mano de viejas prácticas de clientelismo político.

Felizmente, son variados los caminos posibles para abordar esta problemática multidimensional, de una manera abarcativa, que integre dignidad, necesidades y herramientas para la autosuperación de los individuos.

El economista y premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus, fue el fundador del Grameen Bank, el primer “Banco de los pobres”, en cuya experiencia comenzó prestando 27 dólares a los excluidos de la ciudad de Jobra, Bangladesh, como un experimento académico de la Universidad de Chittagong.

Después de muchos años de trabajo, Grameen Bank tiene al día de hoy 8 millones de prestatarios, otorga préstamos de 200 dólares promedio, sin garantía. La tasa de cobrabilidad es del 98 por ciento. Es decir, el modelo, que a priori parecería imposible de realizar, funciona. Y ha mostrado cómo el acceso al crédito dignifica a las personas, colabora en la puesta en marcha de emprendimientos productivos como medio de vida.

En su último libro Empresas para todos, el economista bengalí nos presenta una alternativa innovadora para combatir la pobreza: las empresas sociales.

Diferente a la empresa tradicional con fin de lucro –aunque similar en la forma de gestionarla–, el objetivo de la empresa social es “resolver un problema social mediante la utilización de métodos empresariales, entre ellos la creación y venta de productos o servicios”.

“La compañía no da pérdidas pero tampoco dividendos, se dedicada a resolver un problema social, de propiedad de inversionistas que reinvierten todas las utilidades en ampliar y mejorar el negocio”, sostiene Yunus.

Los principios básicos de la empresa social son:

El objetivo de la empresa es el de superar la pobreza o enfrentar uno o más problemas (tales como educación, salud, acceso tecnológico y medioambiente) que amenacen a la gente o a la sociedad, no el de maximizar utilidades.

La compañía alcanzará sostenibilidad económica y financiera.

Los inversionistas recuperan sólo su inversión inicial. No se da ningún dividendo aparte de la devolución de la inversión original.

Cuando se devuelve la inversión, la utilidad se queda en la compañía para ampliación y mejoramiento.

La compañía será ecológicamente responsable.

Los trabajadores de la compañía reciben el salario que fija el mercado, en condiciones laborales mejores que las estándar.

Se hace con alegría.

Éstos ilustran la filosofía de la empresa social. Para demostrar que no estamos ante un ensayo de algún departamento de marketing corporativo, veamos algunos ejemplos de empresas sociales que ya están en marcha, en un esquema donde Grameen se asocia con una empresa privada que aporta el “know-how”, la inversión es conjunta, no existe fin de lucro y se devuelve sólo la inversión inicial después un plazo prefijado.

Grameen-Telecom y Grameen Phone, inaugurada en 1996, brinda soluciones de telefonía. Posee 25 millones de suscriptores y 400.000 mil emprendedoras que utilizan el servicio para vender servicios telefónicos en las aldeas.

Grameen-Shakti, empresa de sistemas solares domésticos. Vende 14.000 sistemas solares al mes. También estufas para cocinar y plantas de biogás domiciliarias desde 1995.

Grameen-Kalyan, fundada en 1997, suministra atención médica accesible y de buena calidad. Posee 54 clínicas y programas de seguro de salud por 2 dólares por familia.

Grameen Fisheries and Livestock Foundation, desde 1986, administra casi 1.000 estanques pesqueros y un programa ganadero que brinda entrenamiento, vacunas, atención veterinaria y otros servicios a granjeros.

Grameen-Shikka, desde 1997 brinda educación y becas estudiantiles mediante un fondo de financiación, con 2.500 estudiantes pobres.

Grameen-Danone, desde 2006 fabrica, comercializa y distribuye un yogur, que contiene todos los nutrientes necesarios para combatir la desnutrición infantil en Bangladesh.

El concepto de empresa social se diferencia de antiguos paradigmas debido a que:

Una fundación no es financieramente autosostenible, normalmente no genera ingresos y no tiene un “dueño”.

Las ONGs dependen de donaciones y una vez que ese dinero es aplicado, no tiene retorno. “Depender de donaciones caritativas no es una forma sostenible de manejar una organización”, sostiene Yunus.

Una cooperativa es propiedad de sus miembros. Se maneja buscando utilidades que beneficien a sus miembros accionistas.

La empresa social implica desprenderse de los viejos marcos de referencia. Pueden brindarse soluciones empresariales (la gestión), con el objetivo taxativo de combatir algún problema puntual causado por la pobreza. El fin de lucro y la utilidad no es el objetivo primordial, aunque la sustentabilidad financiera implica que la empresa se encuentre trabajando sobre el punto de equilibrio, para poder absorber mediante la venta de bienes o servicios todos los costos que implica la producción y comercialización. Si hubiera ganancia, ésta es invertida en ampliación o mejora.

El principal desafío que se nos presenta, es motorizar la puesta en marcha de empresas sociales en nuestro país, como un arma fundamental en la lucha contra la pobreza. Recordemos las palabras de Yunus, quien sostiene que un dólar gastado en donaciones, tiene un retorno del 0 por ciento, mientras que la inversión en empresas sociales, tiene un retorno del 100 por ciento y permite de manera sustentable combatir la pobreza.

Jacques Attali, nos muestra el camino cuando enfatiza que “el hombre se merece que se tengan esperanzas en él”. Llegó la hora. No hay tiempo que perder.

Comentarios

10