Cine

Viernes 17, a las 20,30

El thriller político “Tres cosas básicas”, de Francisco Matiozzi Molinas, se verá en Cine El Cairo

El realizador y productor rosarino estrena hoy un nuevo largometraje basado en la impactante historia de un militante montonero que en aras de su compromiso con la causa por la que luchaba sacrifica la vida de lo que más amaba. Fue filmada en Argentina, México y Cuba, donde ocurrieron los hechos


Tres cosas básicas es una película del realizador rosarino Francisco Matiozzi Molinas que se estrena este viernes 17 de marzo, a las 20,30, en el cine El Cairo (Santa Fe 1120). El film está planteado como un thriller político de amor y venganza y tiene producción creativa del también realizador porteño Andrés Habegger (El (im) posible olvido, Imagen final), además de haber participado en el guion junto a Matiozzi Molinas.

La sinopsis de Tres cosas básicas describe lo siguiente: “En 1978 el militante Tulio Valenzuela es secuestrado en Argentina, junto a su compañera Raquel –embarazada– y su pequeño hijo. En ese momento, el General Galtieri le propone salvar sus vidas a cambio de viajar a México y entregar a la cúpula de Montoneros. En la ciudad de México, Tulio se fuga y denuncia a los militares argentinos. Sabe que con ese hecho, Raquel tendrá un final trágico. Tres cosas básicas es un thriller político de amor y venganza.

Matiozzi, quien tiene en su haber los largos Pochormiga, sobre el militante popular asesinado por la policía Claudio Pocho Leprati; Murales. El principio de las cosas, y Las Fronteras del Cuerpo (en realización colectiva); el corto Carnaval; la digiserie Cien Estados Creativos armó su propia productora AVI FILMS, con la que produce, junto a Jesica Arán, contenidos para países latinoamericanos y europeos.

Proyecto largamente amasado, con idas y vueltas en su producción y realización, finalmente Tres cosas básicas se hizo realidad y fue grabado en Argentina, México y Cuba. Su director resume de esta manera alguna de las motivaciones que tuvo para no abandonar pese a las adversidades la realización de un proyecto íntimamente ligado a sus vínculos parentales: “Una de las cosas que leí cuando era muy chico, fue un texto que me dio mi vieja. Tenía una frase que había dicho uno de sus hermanos: «Ustedes no nos matan, nosotros elegimos morir» (Alberto Molinas 1976).

En los 90, ya más grande, me juntaba con mi abuelo, el Beto Molinas, en una esquina de la ciudad de Santa Fe, más precisamente en el bar de la ochava. Tomábamos lisos, charlábamos y yo intentaba armar el rompecabezas familiar: un puzzle setentista con muchas piezas ocultas y cinco tíos militantes montoneros asesinados. Sus cinco hijos. Esos que pudieron exiliarse o salvarse y, sin embargo, como Alberto, decidieron seguir luchando.

En esos días empieza a rondar en mí la pregunta con la que comienza esta película: “¿Es posible que el sacrificio más grande por una causa sea el de dar la vida?”

A partir de esa pregunta, y muchos años después, le doy forma a Tres Cosas Básicas. Intento contar una historia del pasado reciente de la vida política argentina, pero con un relato en tiempo presente y una mirada hacia el futuro.

Elijo armar una suerte de policial político en el que el hilo conductor es la conferencia de prensa que protagoniza Tucho Valenzuela, un integrante de la organización Montoneros, que tiene que decidir entre la causa o su familia, entre su vida o lo que cree; y fragmentos de la carta que le escribe a su hijo mientras todo eso pasa.

Hoy Tres Cosas Básicas llega a su público. Y me hace pensar en el camino que me trajo hasta acá. El guion y la realización fueron por etapas. En sus intervalos, estrené mi primer largometraje, dirigí tres series y algunos cortos. Estos trabajos sumaron conocimientos, experiencias y compañeros como Andrés Habegger, co-director y productor creativo, y un amigo hermano. Todo eso enriqueció la película que hoy van a ver y sostuvieron el deseo de filmarla. Deseo, que en este tipo de obras, es un desafío mantener.

No sé si la pregunta con la que comienza la película tiene respuesta. Quizás sí, y seguramente haya más de una. Al final, ensayo un indicio, algo de toda esta búsqueda queda expuesto sin pretensión de conclusiones.

El bar de la esquina hoy es un edificio alto y moderno. Mi abuelo ya no está. Pero sí queda esta película para mantener viva su memoria, nuestra memoria, para dejar una huella que podamos volver a pisar en tiempos de incertidumbre y caos. Y en tiempos de deseos permanentes”.

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