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El relato de un crimen

Rengo, el pibe que está detenido por el homicidio del heladero, dijo que ingresó con fines de robo, pero que disparó accidentalmente porque tuvo miedo. El otro implicado en el hecho se presentó en Tribunales.

El adolescente de 15 años conocido como Rengo reconoció ayer en sede judicial haber sido el autor del disparo que terminó con la vida de Diego Gurruchaga, aunque aclaró que el mismo “se le escapó”. Luego de dar un pormenorizado relato de lo sucedido la noche del jueves 4 de marzo en la heladería de bulevar 27 de Febrero y Dorrego, el pibe volvió al Ho.Pro.Me., donde quedó bajo resguardo de la Dirección de la Subsecretaría de la Niñez. En tanto, ayer se presentó en forma espontánea ante el juzgado de Instrucción 7ª Huesito, el joven de 23 años que manejaba la moto en la que escaparon luego del hecho.

El muchacho, que se había entregado el miércoles de la semana pasada ante el juez de menores Edgardo Fertita, habló ayer por algo más de dos horas con el magistrado y en presencia de una asesora de menores.

Fuentes del caso indicaron que Rengo dio detalles de lo ocurrido la noche del jueves 4 de marzo pasado. El adolescente contó que esa noche fue a la heladería La Gata Alegría junto a Huesito, un amigo del barrio, de 23 años, en una moto que no es la que está secuestrada. Según el chico el rodado que está en poder de la Justicia también tenía pedido de captura, pero la que usaron para moverse esa noche es otra, aunque aclaró que no sabe dónde está.

Los voceros indicaron también que Rengo aseguró que cuando llegaron a la puerta de la heladería, Huesito le dio un arma y que ambos entraron al comercio. En el interior, y en un episodio que no pudo explicar, su compañero pegó un grito y él se asustó, por lo que se le escapó un tiro. Como ambos se asustaron, salieron rápido, subieron a la moto y se fueron. Huesito lo llevó a su casa y, cuando se bajó, Rengo  le dio el arma y “se guardó”.

Además comentó que recién al día siguiente se enteró por intermedio de un amigo que Diego Gurruchaga estaba internado en grave estado. Estuvo varios días sin saber qué hacer, a Huesito no lo volvió a ver y la semana pasada decidió entregarse.

El juez Fertita, luego de charlar brevemente con Rengo (quien por su edad es considerado ininmputable), dispuso su traslado al hogar de protección de la infancia (Ho.Pro.Me.) del padre Tomás Santidrián, ubicado en Castellanos al 1200, donde quedó a disposición de la secretaría de la Niñez.

 

Se entregó Huesito

En tanto, en la mañana de ayer se presentó en el juzgado de Instrucción 7ª, a cargo de Juan Andrés Donnola, Daniel Alejandro A., conocido como Huesito, de 23 años, quien se presume manejaba la moto en la que huyeron junto a Rengo, tras balear a Diego Gurruchaga.

Tras tres anuncios frustrados, finalmente ingresó en la mañana de ayer junto a su abogado en el despacho de Donnola, ante quien dio su versión sobre los hechos.

Según fuentes del caso, el joven dijo que llevó a Rengo hasta la puerta de la heladería, pero que no vio lo que pasó en su interior, ya que se quedó arriba de la moto, esperando y que cuando el adolescente salió corriendo, ambos se fueron en el rodado.

Tras escuchar su relato, Donnola dispuso que Huesito quede detenido en la alcaidía, confiaron fuentes del caso. Todavía falta encontrar el arma homicida y, según los dichos del adolescente que se adjudicó el homicidio, el rodado en el que huyeron, agregaron los voceros.

  

La noche fatal

 Diego Gurruchaga fue herido en la cabeza la noche del jueves 4 de marzo pasado, cuando estaba atendiendo la heladería de su familia, llamada La Gata Alegría, de bulevar 27 de Febrero 1925. Según fuentes policiales, cerca de las 20 de esa noche, dos personas ingresaron con intenciones de robo y, durante un confuso episodio, le dispararon en la cabeza a Diego Gurruchaga, y se dieron a la fuga en la moto.

Momentos más tarde, personal del Sies, que había sido alertado por policías de la seccional 5ª, con jurisdicción en la zona, trasladaron a Diego al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez, donde fue internado en grave estado, ya que la bala se había alojado debajo de la oreja derecha y no era operable, por lo que el joven permaneció en coma farmacológico y falleció once días después.

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