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El Papa habló de desgarro y conmoción en la Iglesia por los casos de abuso sexual

Benedicto XVI dejó en claro que estos acontecimientos no deben volver a pasar y agradeció a todos los buenos sacerdotes que transmiten con humildad y fidelidad la bondad de Dios.

El papa Benedicto XVI recordó hoy, en la tradicional recepción navideña dirigida a la Curia romana, cómo el escándalo de los abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes conmocionó a la Iglesia católica y aseguró: “Debemos esforzarnos en hacer todo lo posible para que algo así no pueda volver a pasar”.

“Debemos preguntarnos qué podemos hacer para enmendar en todo lo posible esta injusticia que ha sucedido”, dijo el Papa.

Frente a la curia reunida, Joseph Ratzinger dijo que “la Iglesia es consciente de que los actos cometidos por esos sacerdotes constituyen gravísimos pecados”.

Se trata de acciones que “arrastran al sacramento hacia su opuesto: bajo el manto de lo sagrado hieren profundamente a la persona humana en su infancia y le generan un daño para toda la vida”.

El “rostro de la Iglesia está cubierto de polvo”, “su vestido está desgarrado” a causa de estos crímenes sexuales, agregó.

Benedicto XVI invitó a “recibir esta humillación como una exhortación a la verdad y un llamado a la renovación” e invitó a “agradecer de corazón a todos los que se empeñan en ayudar a las víctimas para devolverles confianza en la Iglesia, en la capacidad de creer en su mensaje”.

El Pontífice también se refirió al mercado de la pornografía, el turismo sexual y la droga como males que dañan al mundo con fuerza creciente. “La devastación psicológica de los niños, en la que personas humanas son reducidas a artículos de mercado, es un espantoso signo de los tiempos”, dijo.

El turismo sexual “amenaza a toda una generación”, subrayó el Papa, hablando a propósito del “contexto” en que los sacerdotes abusaron o violaron a niños, un pecado de “particular gravedad” y por el cual la Iglesia tiene “responsabilidad”.

Al reflexionar sobre los crímenes sexuales, el Papa opinó sobre una parte de la cultura que en los años 70, incluyendo un parte de la teología, justificó la paidofilia. “Somos conscientes -dijo- de la particular gravedad de este pecado cometido por sacerdotes y de nuestra correspondiente responsabilidad. Pero no podemos callar tampoco acerca del contexto de nuestro tiempo en el que es dado ver estos acontecimientos”.

Existe un mercado de la pornografía “concerniente a los niños, que de algún modo parece considerado cada vez más por la sociedad como algo normal. La devastación psicológica de los niños, en la que personas humanas son reducidas a un artículo de mercado, es una espantosa señal de los tiempos”.

“El Apocalipsis de San Juan incluye entre los grandes pecados de Babilonia el hecho de ejercer el comercio de cuerpos y almas y convertirlos en una mercadería. En este contexto, se plantea también el problema de la droga, que con fuerza creciente extiende sus tentáculos de pulpo en torno a todo el globo terrestre”, agregó.

“El mundo -dijo- con todas sus nuevas esperanzas y posibilidades, está al mismo tiempo angustiado por la impresión de que el consenso moral se está disolviendo, un consenso sin el cual no funcionan las estructuras jurídicas y políticas. En consecuencia, las fuerzas movilizadas para la defensa de tales estructuras parecen destinadas al fracaso”.

En un apartado de su discurso, el Papa dijo que esta ocasión también sirve “para agradecer a muchos buenos sacerdotes que transmiten con humildad y fidelidad la bondad del Señor y, en medio de las devastaciones, son testigos de la belleza no perdida del sacerdocio”.

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