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El odio más allá de la muerte

Por tercera vez desde su entierro destrozaron la tumba de Elías Bravo, quien en octubre de 2011 recibió más de 30 tiros frente a un búnker de drogas de Empalme Graneros, sobre el que hicieron un santuario. El presunto autor sigue prófugo.


Pasó más de un año del asesinato de Elías Bravo en la puerta de un búnker de drogas de Empalme Graneros y la saña con la que fue acribillado –más de 30 tiros– parece no haber menguado. Esta semana, y por tercera vez desde su entierro, desconocidos causaron destrozos en la tumba que lleva su nombre, ubicada en el cementerio La Piedad. Su madre se mostró desconsolada al encontrarse una vez más con daños anónimos (esta vez rompieron la lápida de mármol a mazazos y quedó a la intemperie el cajón) y radicó la denuncia en la seccional 32ª, además de realizar reclamos ante las autoridades del cementerio y del Ministerio de Seguridad de Santa Fe.

“No entiendo por qué me hacen esto. Si ya me sacaron lo que más quería en el mundo, que era mi hijo”, dijo Analía, madre de Elías Bravo, entre sollozos tras aclarar que desconfía de “todos” porque no sabe de dónde provienen las agresiones.

“No sé si lo hacen los que lo mataron, los que dieron la orden de matarlo, la Policía, alguna mujer, o alguien que me quiere dañar a mí por todas las denuncias que hice. Porque a él (por Elías) ¿qué más le pueden hacer?”, se preguntó Analía que no cree en la posibilidad de que alguna vez se esclarezca el homicidio de su hijo por el cuál hay un muchacho conocido como Oreja que se encuentra prófugo de la Justicia.

Elías tenía 17 años cuando fue acribillado, el 15 de octubre de 2011 con más de 30 tiros, en la puerta de un concurrido búnker de drogas ubicado en calle French entre Felipe Moré y las vías, que esa misma noche fue demolido a mazazos por vecinos de Empalme Graneros. Sobre sus ruinas, amigos y familiares del muchacho construyeron un santuario que es más visitado que sus restos en La Piedad.

Todavía no habían pasado dos semanas del asesinato con tintes mafiosos cuando apareció el primer mensaje intimidatorio en la tumba de Elías, con una inscripción sobre su lápida: “Arde el infierno!!! Feliz Mami!!!”. Tres meses más tarde, su madre denunció que durante una visita se encontró con el cajón al descubierto porque habían corrido la tapa y fue entonces que decidió sellarlo. Pero el lunes pasado se llevó la peor sorpresa.

“Se ve que no pudieron correr la tapa y entonces la molieron a mazazos”, dijo Analía tras lamentar que volvió a encontrarse con el cajón de su hijo al descubierto. “Se ve que lo quisieron barretear y como no pudieron rompieron el mármol con una maza. El cajón estaba corrido”, dijo la mujer tras descartar que se haya tratado de un hecho de vandalismo. “Esta vez no hicieron inscripciones, pero es la única tumba de todo el pasillo que estaba destrozada. Los que le hicieron eso a mi hijo saben que yo sé muchas cosas. Y si son tan machos, tan hombres y tan guapos por qué no vienen y me lo hacen a mí, si todos saben donde vivo”, dijo la mujer entre bronca y lágrimas.

En relación con el joven que acusó como uno de los que dispararon a su hijo mencionó que sigue viéndolo por el barrio y que cada vez que se cruza con amigos o familiares de Elías realiza todo tipo de provocaciones, como reírse o acelerar el auto con ademanes de atropellarlos.

El joven apodado Oreja se encuentra prófugo de la Justicia y según el último informe dado a conocer por el juez de la causa “se arribó a su presunta autoría pero su localización arrojó resultados negativos”.

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