Ciudad

Hay futuro

El esfuerzo de los trabajadores de Allocco tiene recompensa

Un empresario local se hará cargo de la empresa, radicada en Villa Gobernador Gálvez, con promesa de reactivación. Los 70 empleados que resistieron el vaciamiento empiezan a vislumbrar una luz al final del túnel.


Luego de una larga lucha de más de dos años en la que pusieron decididamente el cuerpo, para los trabajadores de la empresa metalúrgica Allocco, de Villa Gobernador Gálvez, comienza a amanecer una nueva oportunidad. La aparición de un inversor que ya comenzó a gerenciar la firma se presenta como el comienzo de una normalización tras una autogestión no exenta de mucha incertidumbre y desafíos difíciles. De “remarla” a pulmón todos los días, los 70 empleados que decidieron quedarse tras su vaciamiento empiezan a vislumbrar otro panorama con la aparición de puentes comerciales a diversos países y la promesa de inyección de inversiones para poner definitivamente en funcionamiento su mecanismo de producción. Paso a paso, sólo el tiempo determinará hacia dónde se terminará proyectando su potencial.

Con 30 años en la empresa y un optimismo a prueba de desafíos, Daniel Casile es uno de los referentes de los trabajadores. Ayer recordó que “la posibilidad de gerenciamiento de este nuevo empresario es algo que venimos manejando desde hace tiempo, desde mediados del año pasado”.

“Manejarnos no fue sencillo todo este tiempo para generar los ingresos. La situación hacía que tuviéramos que pagar todo al contado, pero a la hora de cobrar era con plazos. La verdad es que pusimos todo lo mejor de nosotros, la mejor voluntad, porque sabíamos que ésta es una empresa con mucho potencial”, destacó a El Ciudadano.

Luego de desmanejos varios y denuncias de vaciamiento, la empresa terminó quedando en manos de los trabajadores. El momento de quiebre fue en septiembre de 2012, cuatro años después de que Desmet-Balestra, una firma de origen belga y una de las principales competidoras, comprara la empresa y comenzara a transferir el grueso de sus ganancias a la casa matriz.

“Cuando nos quedamos solos la empezamos a conducir, siempre actuando bajo el paraguas del Poder Judicial. Nosotros poníamos la mano de obra, nos encargábamos de visitar a los clientes y desde la Justicia administraban los ingresos a través de una cuenta en el Banco Municipal, desde donde también se pagaban los sueldos. Lo que hicimos, porque los ingresos eran menores, fue trabajar menos horas con el objetivo de en el futuro volver a los horarios de siempre”, recordó Casile.

Los trabajadores pasaron por largas luchas de reclamos varios: de sueldos adeudados, de la eliminación del privilegio por antigüedad y de reiteradas denuncias por vaciamiento financiero y retiro de maquinarias a la patronal anterior.

“Tuvimos tres etapas: durante el apogeo hubo 250 personas trabajando en la planta, después con el conflicto quedaron 120 compañeros y actualmente somos 70. Ahora estamos contentos porque sabemos que tenemos muy buena proyección a nivel tanto nacional como internacional. Hay muchas empresas que compran los productos de Allocco”, continuó.

Sobre la experiencia de ser sus propios patrones, el veterano empleado dijo que fue algo que “les abrió la cabeza a todos”. “La ventaja que tuvimos fue que la columna vertebral de la empresa se quedó. Tuvimos que trabajar a pulmón para mantenerla. Nos fuimos moviendo y cuando se necesitaba a alguien en determinada sección lo hicimos. Fuimos charlando todo en asambleas, poniéndonos objetivos quincenales y mensuales, hemos puesto todo y creo que ahora comenzaremos a ver los resultados de todo ese esfuerzo”, indicó.

“El panorama es muy alentador. Estuvimos viendo los antecedentes del empresario que se hace cargo de la empresa y son muy buenos. Sabe del producto que vende Allocco. La intención de esta gente es inyectar dinero para reactivar la empresa. Siempre confiamos en que esto iba a pasar porque fue una idea de la competencia la de destruir esta empresa. Lo que querían era sacarnos del mercado pero siempre confiamos en este producto. Es más, hubo compañeros que estuvieron trabajando en otros lugares 9 horas y volvieron con nosotros porque sabían del potencial de esto”, afirmó.

Algunos de los clientes como Dreyfus, Molinos, Santa Clara, Cargill y Terminal 6 siguieron confiando en Allocco como la principal proveedora de máquinas y servicios para la industria aceitera.

Por último, cabe recordar que el pasado jueves la Justicia, a través de un dictamen firmado por la jueza Civil y Comercial Julieta Gentile, homologó un contrato de locación con opción a compra que rige hasta 2020, por el que una nueva sociedad se hace cargo de esta fábrica, única en el país que produce e instala elementos para la industria aceitera nacional e internacional.

En la homologación se establece como plazo razonable para disponer sobre la continuidad de la explotación tres años y en otras cláusulas se propicia mantener las fuentes de trabajo, el cumplimiento de los salarios, el respeto a la antigüedad, sus categorías, aportes a la seguridad social, seguros, cuota sindical, uniformes y condiciones laborales en general, todo bajo control de la Sindicatura.

“Tengo una atracción especial por los desafíos”

Hernán Falcón tiene 44 años, es contador, rosarino, titular del Sanatorio Centro desde hace diez años y es el empresario que decidió hacerse cargo de Alloco como presidente a partir de ahora de la empresa radicada en la vecnia Villa Gobernador Gálvez.

—¿Cuál es el proyecto que tienen para Alloco?

—El primer punto es el respeto por las fuentes laborales. Nuestra prioridad es conservar los 70 puestos de trabajo y la idea es, con la reactivación de la empresa, pasar de la precariedad que están atravesando a situaciones favorables y óptimas, aumentando la carga horaria y mejorando los condiciones de trabajo. Con respecto al proyecto, ya formamos un equipo profesional para ocupar los puestos altos. Yo estaré como presidente y ya hemos contratado un ingeniero mecánico, uno industrial y un contador, todos con experiencia en el rubro. Es más, hemos “repatriado” a algunos que ya estuvieron en el pasado en la empresa.

—¿Qué futuro avizora para Alloco?

—Tenemos un proyecto inicial de inyección de inversión y, fundamentalmente, confiamos mucho en la experiencia de los trabajadores. Tenemos las mejores referencias de ellos ya que están altamente capacitados. Vamos a revitalizar el mercado en el cordón aceitero local dándole eficiencia y competitividad. Ya tenemos iniciadas negociaciones para exportar al este europeo, a países como Rusia y Ucrania.

—¿Por qué se decidió a invertir en la empresa?

—Porque tengo una atracción especial por los desafíos y, básicamente, lo que más me impulsó a involucrarme es la ligazón sentimental que tienen los empleados con la empresa. Es gente que realmente tiene puesta la camiseta y ha quedado demostrado.

—¿Cómo es el tema del contrato de locación con opción a compra?

—Es un contrato hasta diciembre de 2020 mediante el cual adquirimos los derechos de uso de la marca, la comercialización de lo producido y todo lo que involucre a la marca. La opción de compra es una alternativa que tenemos como inversores y estamos muy confiados en que la vamos a ejercitar porque éste es un proyecto a largo plazo en el que confiamos plenamente.

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