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El escenario más temido

Por: Emilio Ocampo

reflexiones

El escenario más temido parece estar a punto de ocurrir: que la crisis de Grecia contagie al resto de los PIGS (o mejor dicho los PIIGS) y ponga al euro en peligro. La velocidad con la que avanzan los eventos deja a los analistas y policymakers siempre un paso atrás. Los incidentes en Grecia, donde murieron tres personas, provocan nuevamente comparaciones con la Argentina de 2001. Y esto es sólo la punta del iceberg. Como ya hemos mencionado en otros artículos, el ajuste que debe imponer el gobierno griego es brutal y políticamente inviable. Esto significa que tarde o temprano el gobierno abandonará el ajuste o el electorado abandonará al gobierno.

Ahora el contagio llega a España y Portugal. Zapatero no se cansa de repetir que su país no es Grecia. Y tiene razón. Grecia es un país con 11 millones de habitantes y sin base industrial. España tiene 56 millones y una economía que es casi cinco veces más grande y mucho más diversificada que la griega. Pero España enfrenta un desafío igualmente complicado: cómo hacer un ajuste fiscal en el contexto de una economía anémica. El déficit fiscal ronda el 11 por ciento del PBI y el desempleo excede el 20 por ciento (y el 40 por ciento entre la gente joven). En este caso el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Previsible

Lo que estamos viviendo era previsible. Y a diferencia de 2008 muchos economistas vienen advirtiendo, entre ellos Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, autores de “This Time Different”, Nouriel Roubini (nuevamente) y Stephen Cecchetti, economista en jefe del Banco Internacional de Pagos de Basilea. Mucho más modestamente, desde esta columna ya a principios de año advertimos que se estaba gestando una crisis seria en Grecia (“¿Temor por tragedia griega para 2010?”, 4 de febrero de 2010). Semanas después observamos que una resolución desordenada de la situación griega podía complicar las posibilidades de la Argentina de acceder a los mercados internacionales de capitales (“Lo más parecido al caso argentino del año 2001”, 15 de febrero de 2010). En cuanto a la posibilidad del contagio, hace menos de dos meses comentamos: “Está pasando algo inédito en el mundo. Los países industrializados están exhibiendo índices que antes eran patrimonio de los mercados emergentes y viceversa. Grecia es sólo la punta del iceberg” (“¿Cuándo va a explotar burbuja de la deuda en el mundo industrializado?”, 16 de marzo 2010). Y más recientemente planteamos que la crisis griega se había convertido en una crisis que amenazaría la supervivencia del euro (“Friedman tenía razón respecto del euro”, 25 de marzo de 2010).

A pesar de las advertencias de las voces más ilustradas, las autoridades de la Unión Europea se han movido con cierta lentitud. Aunque la crisis era previsible nunca se imaginaron la rapidez con la que se desenvolvería. Lo que está sucediendo ahora tiene reminiscencias de septiembre de 2008. Las idas y venidas con el rescate de Grecia parecen las idas y venidas en Estados Unidos con el Tarp. El paquete de ayuda financiera llegó tarde y con demasiados signos de interrogación (¿era necesario que el parlamento alemán lo apruebe?). Trichet se parece cada vez más a Bernanke, tomando medidas sensatas, pero cuando ya es tarde y su efectividad es menor.

En picada

El euro ha caído en picada y roto la barrera de 1,29 contra el dólar. Hoy nadie sabe cuál es su piso. Las agencias calificadoras se han despertado de su letargo y no sólo han puesto a Grecia en la categoría junk sino que también le bajaron el rating a España y a Portugal. El costo de asegurar el riesgo de crédito para España, Portugal e Irlanda se ha disparado. El 4 de mayo los spreads de los CDS de los PIIGS eran: Grecia 725 puntos básicos (pb), Portugal 380 pb, España 200 pb, Irlanda 220 pb e Italia 156 pb. Estos niveles eran impensados a fines de 2009. Hoy cuesta más caro asegurarse contra el default de España e Irlanda que el de Brasil (135 pb) o México (131 pb). Una intervención más enérgica probablemente hubiera logrado evitar este estado de cosas. Como dicen los norteamericanos: “Déjà vu all over again”.

Los norteamericanos miran la crisis europea con cierta indiferencia y distancia. Parecen saborear su “se los advertimos”. Pero la realidad es que nadie saldrá indemne de la debacle griega. La crisis europea inevitablemente afectará a Estados Unidos ya que como lo demostró su predecesora en 2008, el sistema financiero está globalizado. Sin embargo, la economía norteamericana está mucho mejor posicionada para capear la crisis. Los bancos se han recapitalizado y la economía está creciendo. América latina también aparece bien posicionada como región, gracias a niveles de deuda pública relativamente bajos y una situación fiscal mucho más holgada que cualquier país de la Unión Europea. En cuanto a Europa, el default griego parece cada vez más inevitable e inminente, al igual que su salida del euro. El contagio puede ser contenido si las autoridades actúan decisiva y proactivamente. En las próximas semanas habrá que monitorear las pantallas 24 horas los 7 días de la semana.

 

  (*)Economista

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