Ciudad

Sensibles al dolor

El desafío de ser médico y prescribir cannabis en Santa Fe

Solo 22 de los 18 mil profesionales de la salud matriculados en Santa Fe lo indicaron al menos una vez como parte de un tratamiento en Iapos. Dos de ellos cuentan cómo y qué fantasmas alejan al resto de una práctica demandada cada vez más por la sociedad


Después de colgar el título de medicina en la pared ni Sofía Maiorana ni Rodrigo Ortiz estaban convencidos de seguir el camino de la mayoría de los graduados. Ella hizo el posgrado Plantas para la Salud y Fitoterapia en la UNR. Él asistió a las víctimas de un terremoto en Hatí y volvió a Santa Fe para trabajar en los pueblos. Hoy ambos son de los pocos médicos que prescriben cannabis medicinal a sus pacientes. Según el Ministerio de Salud, solo 22 de los 18 mil profesionales matriculados lo hicieron recetaron al menos una vez a través de la obra social Iapos. Maiorana y Ortiz dialogaron con El Ciudadano sobre su práctica en un contexto donde si bien hubo avances en la legislación para el uso de los extractos de la planta todavía hay resistencias a garantizar el acceso. Incluso de los mismos profesionales de la salud.

Garantes

Maiorana forma parte de la primera asociación civil santafesina en llevar la palabra cannabis en su nombre: la Asociación de Usuarios y Profesionales para el Abordaje del Cannabis, más conocida por la sigla Aupac. Como otros médicos, los testimonios de quienes habían mejorado usando el aceite de cannabis le llegaron cada vez más fuerte. No sólo de quienes sufrían epilepsia refractaria, la única enfermedad que admite la Nación como causal para traer el preparado desde el exterior. Empezó a tratar pacientes con el aceite por distintas patologías –síndrome de Asperger, parálisis cerebral discinética, hipoacusia y síndrome de Tourette– y estudió los efectos ya validados por investigaciones internacionales. Eran buenos.

Maiorana es la médica de los chicos y chicas de Rosario y Villa Gobernador Gálvez cuyas madres lograron en 2018 un amparo colectivo para que el Estado les garantice el acceso al aceite. Este año Aupac giró a las oficinas de la jueza de la causa, Sylvia Aramberri, los primeros resultados del tratamiento. Lo deben hacer cada tres meses, según la resolución apelada por la Nación, pero aún no revocada. “La evolución es favorable. Generó mejoría en toda la familia. Las madres pasaron de estar dedicadas a la enfermedad a encontrar un motivo para militar. Los chicos saben que la planta los ayuda. La salud está no sólo en un médico sino en las manos de cada familia”, explicó Maiorana. Ella valoró que el fallo de la Justicia haya dejado la puerta abierta a que las madres puedan plantar y producir aceite cuanto necesiten para la salud de sus hijos. De hecho, la jueza escribió en el fallo que fueron los preparados artesanales los que superaron los beneficios del único producto importado que circula de forma legal por Argentina, el Charlotte´s Web.

Como otros médicos, Mairoana trata a adultos mayores que desde hace años se acercan al cannabis para mejorar la calidad de vida y lidiar con los dolores crónicos. En su ecuación a la tercera edad se llega con poca plata, achaques, insomnio y depresión. Significa unas 10 pastillas por día más una dieta saludable cada vez más lejos del bolsillo de un jubilado. “Con el cannabis dejan de necesitar el antidepresivo y la pastilla para dormir. El cannabis es de media o baja intensidad como analgésico, pero brinda un bienestar general que les permite dormir bien, tener menos dolor y hasta percibir las molestias diarias de otra manera”, contó la médica.

Para Maiorana, la planta viene a romper con muchas ideas en la medicina. “Sabemos cómo dar un medicamento (dosificación por kilo según la patología), pero el cannabis propone un abordaje personal. Cada individuo es un universo distinto y las reglas son distintas. Más aún cuando no todos los preparados son los mismos”, dijo y destacó el trabajo de la UNR por testear los valores de los preparados desde 2016.  “Nos ayuda a saber cómo seguir. De la mano del cannabis podemos replantear la salud y cómo vivimos. No todo depende del médico y el sistema de salud”, aclaró.

La médica de Aupac entiende que para muchos colegas les sea difícil empezar a recetarlo. Más cuando la Policía y la Justicia sigue persiguiendo a consumidores y usuarios medicinales. Incluso a quienes enseñan en talleres de cultivo como el caso Malajovich en Entre Ríos.

“El uso terapéutico es distinto al recreativo (fumar un porro). Muchos médicos me felicitan por mi trabajo, pero nadie viene a trabajar a la par. Es porque nunca nos enseñaron qué es el sistema cannabinoide y hay poco en el plan de estudio sobre el cannabis como una herramienta más para mejorar la salud de las personas”, opinó Maiorana. Recién en febrero, y después de seis décadas de ser declarada dañina por la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejó sacar al cannabis de la lista de estupefacientes más peligrosos.

Maiorana con integrantes de Aupac

Una práctica más humana

Rodrigo Ortiz trabaja en el Hospital de Santa Clara de Saguier, un pueblo del departamento Castellanos, a dos horas de la capital provincial. Atiende a usuarios, usuarias y pacientes de Macamé (MAMAS Cannabis Medicinal-Santa Fe). A los 19 años fue a Cuba para estudiar medicina y en 2005 conoció por primera vez el uso terapéutico del cannabis. Era parte de las herramientas de una chamana de una de las tribus de Haití, donde él asistía a víctimas del terremoto. Cuando volvió se contactó con médicos que estaban en el posgrado de cannabis medicinal de la Universidad Nacional de La Plata. “Sabía de la efectividad para mejorar cuadros de personas con epilepsia y autismo, pero me interesó poder ampliar el uso a otras dolencias. Empecé a darlo a quienes tienen artrosis, reuma y fibromialgia. El resultado fue muy bueno. También lo sumé para pacientes con cáncer y dolores crónicos. Hice las historias clínicas y puedo mostrar cómo mejoraron”, explicó a El Ciudadano. Más allá de comprobar la mejoría el documento que actualiza el médico sirve para que los usuarios y usuarias si son detenidos por tener cannabis medicinal.

Para Ortiz, el cannabis medicinal está investigado a nivel internacional, pero en Argentina el conocimiento público y el avance en las academias es reciente. “Soy un médico con un master en dolor de la UNR y entiendo que la medicina tradicional deja un vacío. Es la medicina complementaria la que ayuda. De todas las técnicas complementarias, el cannabis es de las que mejor rendimiento he visto”, agregó y brindó datos de los resultados: El 80 por ciento de sus pacientes mejoró un 50 por ciento al seguir el tratamiento. Dentro de ese número un 30 por ciento mejora un 80 por ciento. Y quien no mejoró no dejó de tomarlo por los beneficios en su vida. En adultos mayores tiene mejor resultado para dolor y no lo quieren dejar.

El cannabis gana el respeto por los resultados. Veo que hay cada vez más aceptación en los profesionales más jóvenes. Quienes tienen más de 50 años no terminan de entender el potencial terapéutico que es igual o mejor al de una pastilla de laboratorio”, opinó Ortiz sobre su relación con sus colegas. Para el médico, los especialistas cada vez tienen menos problemas para aceptarlo por los resultados.

“Hay que unir el conocimiento de los cultivadores y los médicos. Los profesionales tienen que utilizarla con libertad y sacar sus propias conclusiones. Por fuera de los pacientes con encefalopatías y problemas crónicos, la mayoría responde muy bien a los tratamientos. En particular, quienes sufren de artrosis y cáncer”, sumó Ortiz y aclaró que solo un 5 por ciento de sus pacientes están en el Registro Nacional de Pacientes en Tratamiento con Cannabis (Recann). La mayoría lo usa contra el cáncer, algo que no está contemplado por la ley. Al menos por ahora.

Pocos, muy

Según confirmaron desde el Ministerio de Salud, existen 18 mil médicos matriculados que potencialmente pueden prescribir cannabis. En la obra social de los trabajadores del Estado, Iapos, 22 tramitaron el permiso de la Comisión Provincial del Medicamento para hacerlo. También fue dado en hospitales públicos de la capital y de Granadero Baigorria a quienes no tenían obra social. No hay información de las prepagas u otras obras sociales sobre lo que puede pasar en la práctica privada. Desde el Colegio de Médicos con asiento en Rosario se limitaron a recordar que participaron de la elaboración de la ley de cannabis santafesina (N°13.062) y brindaron su opinión formal en puntos:

  1. Indicación sólo para uso compasivo
  2. Definición de entidades clínicas para el uso compasivo
  3. Indicado por especialistas reconocidos en neuropediatría y cuidados paliativos
  4. La prescripción será evaluada por la Comisión de Medicamentos del Ministerio de Salud de la Provincia de Santa Fe
  5. Cada paciente que reciba tratamiento con derivado de cannabis, ingresará a un Protocolo de Seguimiento Observacional
  6. Sólo se autoriza el aceite de Charlotte por el momento, y se desestima el cultivo y la producción casera del aceite.

“Los canales de dialogo y avance científico, en cuanto corresponda para adaptar a los nuevos estudios, dinámicas y desarrollo existentes, siguen siendo parte del compromiso de todos los actores involucrados en establecer una utilización racional y adecuada de las terapéuticas existentes en marcos establecidos”, sumaron desde una comunicación oficial.

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